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Retos de la seguridad social

En Costa Rica vivimos más, pero no mejor

Especialistas alertan sobre el envejecimiento acelerado y las crecientes listas de espera que amenazan la calidad de vida de la población
28 abr 2025Salud
Sistema en crisis

Imagen elaborada con IA.

Imagine que a usted se le diagnostica una enfermedad cardiaca que requiere de una operación. Cuando llega a la seguridad social, a fin de solicitar la cita para su intervención quirúrgica, le indican que deberá esperar cerca de 640 días; es decir, casi dos años.

Si considera esa cifra un poco exagerada, lamentablemente, no lo es. El sitio web de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) expone que ese es el tiempo aproximado que las y los pacientes deben esperar en el Hospital México para recibir una cirugía cardiovascular.

Si tan solo ese escenario ya marca un verdadero desafío, añada el hecho de que la población adulta mayor está aumentando.

Dentro de 25 años, el grupo mayor a los 65 años podría alcanzar las 1 262 311 costarricenses, lo que equivaldría al 20,7 % de seres humanos que vivan en el país, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).

En otras palabras, para mediados de siglo, una de cada cinco personas en el territorio nacional será adulta mayor, más del doble porcentual y numérico actual que enfrenta Costa Rica.

Ahora, imagine el escenario completo: más personas adultas mayores y un sistema de salud con altas dificultades para atender, incluso, la demanda actual. ¿Qué se puede esperar de esto? Cuatro especialistas afirman que, de no tomarse medidas, podríamos esperar un posible colapso.

“No hay duda que nuestro sistema de salud es un gran orgullo nacional y nos da prestigio universal. Pero, si eso no se cuida, se puede acabar”, advirtió el Dr. Fernando Morales Martínez, decano de la Facultad de Medicina de la UCR.

Así se conversó en la mesa redonda: “Retos que enfrenta la seguridad social en Costa Rica”, efectuada por la Facultad de Medicina de la Universidad de Costa Rica (UCR).

En la charla participaron la Dra. Daisy Corrales Díaz, exministra de Salud; el Dr. Alvaro Salas Chaves, expresidente ejecutivo de la CCSS; el Dr. Roberto Cervantes Barrantes, exgerente general de la CCSS y la Dra. Olga Arguedas Arguedas, exdirectora del Hospital Nacional de Niños, bajo la moderación del Dr. Morales.

Durante la conversación, las y los expertos hablaron de los desafíos que enfrenta la Caja en medio de un escenario de envejecimiento poblacional acelerado, retos financieros y transformaciones epidemiológicas profundas.

Para ellas y ellos, de no efectuarse reformas estructurales urgentes, nuestro pilar del bienestar nacional —que se ha posicionado como uno de los mejores del mundo— podría desmoronarse ante una realidad demográfica que ya no admite espera.

Y, en todo esto, ¿cuáles son los desafíos más urgentes de atender? Aquí los detallamos.

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Más personas adultas mayores

La mesa redonda comenzó con un tema de gran preocupación: el rápido envejecimiento poblacional de Costa Rica.

Para las y los expertos, el país está envejeciendo y más rápido de lo esperado. La tradicional pirámide poblacional, que durante décadas mostraba una base ancha compuesta por población joven, y una cúspide estrecha de adultos mayores, se está invirtiendo.

Este cambio demográfico no es simplemente un fenómeno estadístico: es una transformación estructural que impacta de lleno en el sistema de salud, las pensiones, la economía y la planificación pública.

En palabras de la Dra. Olga Arguedas, exdirectora del Hospital Nacional de Niños, “el país está enfrentando un agotamiento del bono demográfico”. En otros términos, se está acabando la cantidad de personas que están más activas laboralmente, lo cual es vital para sostener la seguridad social.

“Ni siquiera llegamos a la tasa de reemplazo, o sea, no logramos sustituir al óvulo y al espermatozoide”, expuso la Dra. Arguedas. En efecto.

El Dr. Fernando Morales profundizó que la tasa global de fecundidad ha caído a niveles históricos: apenas 1.3 hijos por mujer, muy por debajo del nivel de reemplazo poblacional.

Al mismo tiempo, dijo el Dr. Morales, la esperanza de vida es una de las más altas de América Latina, con una edad promedio de 81 años y una baja tasa de mortalidad de seis personas por cada 1 000 habitantes.

Si bien ese es un logro que refleja décadas de inversión en salud pública y calidad de vida, también representa un reto mayúsculo: las personas viven más, pero los últimos años de vida suelen transcurrir con enfermedades crónicas, dependencia funcional y alta demanda de cuidados médicos especializados, comentó el geriatra.

“Nos tenemos que sentir muy orgullosos del aumento de la expectativa de vida, porque eso muestra la solidez de nuestro sistema, pero yo soy especialista en preocuparme por cosas y, entonces, a mí lo que me preocupa es cómo nos va a tocar vivir esa última década de la vida antes de irnos al cielo”, aseveró la Dra. Arguedas.

La pediatra comentó que la Unidad de Estadística y Dirección Actuarial de la CCSS hizo un estudio que mostraba que, aunque la esperanza de vida ronda los 80 años, la vida saludable se reduce a unos 70.

En pocas palabras, hay una década entera en la que muchas personas vivirán con condiciones que requieren atención médica constante, medicamentos costosos, terapias de rehabilitación o cuidados paliativos. Esto supone una carga financiera y logística que el sistema aún no está preparado para asumir.

Estamos viviendo más, pero no necesariamente mejor”, alertó la Dra. Arguedas. Y si la Caja no se prepara con anticipación para esta ola gris, el resultado será un sistema de salud desbordado, amplias listas de espera y una atención cada vez más fragmentada.

Espera y renuncia

Para las y los expertos, uno de los síntomas más visibles del deterioro de la salud pública en Costa Rica es el crecimiento constante de las listas de espera.

A esa realidad se suma la renuncia de médicos especialistas, lo que amenaza con desestabilizar, aún más, un sistema que ya opera bajo presión.

Durante la mesa redonda, la Dra. Arguedas —exdirectora del Hospital Nacional de Niños— fue enfática al indicar que el sistema tiene dificultades que no son nuevas, vienen desde hace décadas.

Algunas son las barreras de acceso a los servicios de salud, las extensas listas de espera y, ahora, la popularización de la renuncia de especialistas. Este último, afirmó la pediatra, ha agregado un nuevo nivel de complejidad.

Las razones, expresó la Dra. Arguedas, se deben a que esas renuncias no se limitan solo al tema salarial, también influyen las condiciones laborales, la rigidez institucional, el exceso de burocracia, la sobrecarga emocional y la falta de proyección profesional que hacen que las y los especialistas decidan migrar al sector privado.

Como si eso no fuera suficiente, el problema no se detiene ahí. Mientras los hospitales enfrentan una fuga constante de talento, las listas de espera crecen, en especial para las cirugías, las citas con especialistas y los procedimientos diagnósticos.

Ante esto, la Dra. Arguedas propuso que la Caja debe evolucionar cuanto antes para, como dice Darwin, “no extinguirse”.

“Las causas de las listas de espera son diferentes en todos los hospitales. Las razones de las listas de espera en el Hospital Nacional de Niños son muy distintas a las listas de espera que se pueden tener en el Hospital de Golfito o el Hospital México. Entonces, los instrumentos generales para manejar listas de espera perdonen, no sirven, tienen que ser customizados a las necesidades de cada centro”, especificó la exdirectora del Hospital Nacional de Niños.

El Dr. Roberto Cervantes, exgerente general de la CCSS, no se quedó atrás. Él expresó que los cuadros técnicos no han estado a la altura y, tampoco, los esfuerzos adicionales de preparación académica.

“Recuerdo que la Junta Directiva en la que estuvo el Dr. Ramos aprobaron 244 becas para [que los médicos] se fueran a especializar al exterior y resulta que no se pudo. No se pudo por un requisito de que, cuando vinieran, estaba la deuda que adquirió la Caja y no se podían colegiar”, increpó el Dr. Cervantes.

Otros obstáculos son el poco acceso a los servicios, la poca modernización del acceso a la red, la falta de flexibilización horaria y la poca calidad de atención hospitalaria.

Desde la mirada de la Dra. Daisy Corrales, exministra de Salud, lo que se necesita es que el país, si aspira salir a flote, tenga un modelo que combine cuatro elementos primordiales: una mayor accesibilidad, una mayor eficiencia operativa, una mejor retención del talento profesional y la modernización del sistema de salud, todos trabajando de manera conjunta.

¿Falta de oxígeno?

A pesar de las múltiples crisis que la rodean, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) sigue en pie, no ha colapsado, no está quebrada, pero respira con dificultad, afirmó la exministra de Salud.

Para la Dra. Corrales, la resistencia de la CCSS no es producto de la improvisación, sino del arraigo histórico que tiene en la mente del costarricense, de su gente trabajadora y del sentido de pertenencia que aún despierta entre quienes la han construido con décadas de servicio.

Durante la mesa redonda la Dra. Corrales fue clara: “la Caja no está quebrada, la Caja es sostenible y la tenemos que defender así, con esos términos”.

“En los últimos siete años, por cada colón que se gasta en la Caja, los ingresos son de 1.24. Esos 24 centavos han permitido que se mantengan las reservas de invalidez, vejez y muerte —en la parte de salud y enfermedad— y en prestaciones sociales. Otra buena noticia es que hay un superávit del último año billonario”, aseguró la Dra. Corrales.

No obstante, al igual que las y los otros expositores, la buena noticia de la Dra. Corrales vino acompañada de una advertencia: la sostenibilidad está en riesgo si no se corrigen algunas distorsiones estructurales. Una es la disminución de las cotizaciones, declaró.

Otro elemento a mejorar de manera urgente, según la Dra. Corrales, es la deuda del Estado con la institución, “que ronda los 4.2 billones de colones”, especificó. A esto se suma una morosidad patronal que alcanza los 470 mil millones de colones y una morosidad de trabajadores independientes cercana a los 515 mil millones de colones, añadió la exministra.

Estos datos reflejan un sistema de recaudación que, para la Dra. Corrales, necesita modernizarse con la misma rigurosidad con la que opera el Ministerio de Hacienda. “La Caja debe tener una gestión de cobro más eficaz, más inteligente y más firme”, insistió.

“Si nosotros, además de todo esto que pasa, lográramos hacer efectivo el cobro al Estado, el cobro a los patronos y a los independientes, estaríamos en otra condición”, reflexionó la exministra.

Así, para la Dra. Corrales, hay que trabajar la recaudación de ingresos, la gestión y administración de fondos, la prestación de servicios y beneficios, así como la evaluación y reformas para la sostenibilidad.

Por supuesto, los números no lo son todo. Lo que más preocupa es el estancamiento en la estructura contributiva.

Una cirugía mayor

Menos nacimientos, más adultos mayores y una alta tasa de informalidad laboral amenazan el equilibrio financiero de la institución a largo plazo.

Así, si no se amplía la base de cotizantes, ni se fortalecen mecanismos de ingreso alternativo, es probable que la presión sobre el régimen de salud y el de pensiones crezcan de forma insostenible, comentaron las personas panelistas.

“Los problemas son muy serios, son muy grandes, difíciles y van a requerir de mucho coraje, de mucho esfuerzo y de mucha voluntad para poder resolverlos. El sector salud ha sido declarado de emergencia nacional y les quiero recordar esa declaratoria, porque ha llegado el momento de tomar decisiones”, expuso el Dr. Álvaro Salas.

Por el momento, aún hay motivos para sostener la esperanza. En el 2022, según recordó el Dr. Roberto Cervantes, exgerente general de la CCSS, la institución vivía uno de sus momentos más sólidos.

“Al entregarle la Caja al nuevo presidente ejecutivo, don Álvaro Ramos, le dije: ‘señor presidente ejecutivo, le entrego una institución con una reserva de 1.6 billones de colones, con el portafolio de inversiones más grande y más ambicioso que haya tenido esta institución o cualquier otra del país, con un proyecto de manejo de brecha de primer nivel al 2030, implementando alrededor de 340 ebáis a lo largo y ancho de todo el país, y con proyectos innovadores que poco a poco usted va a conocer”, expuso el Dr. Cervantes.

Hoy, la Caja aún funciona y sus hospitales atienden. Sus dispositivos electrónicos, como el Expediente Digital Único en Salud (EDUS), recopilan información de alto valor. Los programas de vacunación y atención primaria siguen siendo ejemplo regional, pero se necesita algo más que buena voluntad: requiere dirección estratégica, respaldo político y compromiso ciudadano.

Los antídotos

Las alternativas son varias. El Dr. Salas propone un plan a cinco años para robustecer la salud pública nacional y, entre ellas, un necesario rescate del médico general.

“No hay ninguna solución posible si no rescatamos al médico general y lo convertimos en especialista en Medicina de Familia y Comunidad”, sostuvo.

El Dr. Salas plantea un plan estructural para formar a estos profesionales en todo el territorio nacional, lo que permitiría descongestionar los servicios hospitalarios, acercar la atención primaria a las comunidades y responder a los retos de una población cada vez más envejecida; es decir “revolucionar la salud como lo hicimos hace 20 y 40 años”, dijo.

Su propuesta es clara: motivar al médico general, actualizar los procesos de formación, establecer programas de residencia en todo el país y crear condiciones laborales más atractivas y dignas para este perfil profesional.

“Formemos a nuestros médicos generales y démosle una perspectiva futura. No hay manera de corregir las listas de espera de 500 días y 600 días, si no es con recurso humano preparado”, puntualizó el Dr. Salas.

La Dra. Corrales agregó algunas sugerencias adicionales como fortalecer el uso de la inteligencia artificial y los sistemas automatizados, que podrían contribuir a agilizar diagnósticos en telemedicina y optimizar los procesos administrativos. Esto reduciría los tiempos de espera.

Asimismo, mencionó la Dra. Corrales, es vital fortalecer la alfabetización digital, especialmente entre adultos mayores, para garantizar que todos los sectores de la población puedan beneficiarse de estos avances como acceder con mayor facilidad a consultas virtuales y a su expediente electrónico.

Desde la perspectiva de la Dra. Arguedas, también se debe transformar el régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) e, incluso, valorar un aumento de la edad de pensión y flexibilizar las modalidades de empleo de la tercera edad.

Asimismo, indicó que es vital fortalecer la rehabilitación para que las personas puedan reincorporarse, cuanto antes, al mercado laboral y, de esta manera, seguir contribuyendo al sistema y mejorar el abordaje de los errores en salud, en el cual se vea el error como aprendizaje y no una condena.

“La realidad es que nunca le hemos dado la oportunidad a la Caja de hacer las cosas como se debe, porque nunca le dimos los recursos mínimos necesarios. Nunca las poblaciones estuvieron así, siempre hubo rezago. Entonces, démosle esa oportunidad a la Caja, démosle los recursos que la Caja necesita y les cuento que las cosas van a ser diferentes”, dijo el exgerente de la Caja.

Por el momento, el sistema público, que es la columna vertebral del derecho a la salud en Costa Rica, se enfrenta a un círculo vicioso: menos personal, más pacientes en espera y mayor desgaste institucional.

Mientras tanto, cientos de costarricenses siguen esperando por una cita, por una operación y por una respuesta.

 

Jenniffer Jiménez Córdoba
Jenniffer Jiménez Córdoba
Periodista Oficina de Comunicación Institucional
Área de cobertura: ciencias de la salud
jenniffer.jieskemenezcordoba  @ucrgcup.ac.cr

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