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Cerro Utyum, Talamanca
El arduo camino de científicos de la UCR para descubrir dos nuevas especies de salamandras en Talamanca

El Dr. Erick Arias señala que no es lo mismo realizar el trabajo de campo en una estación donde hay más facilidades que hacerlo en Talamanca, el sitio más inexplorado de Costa Rica. En la imagen, Cerro Utyum, Talamanca.

Las especies se llaman Bolitoglossa chiquitica y Bolitoglossa silentium; solo se conocen cuatro individuos de B. chiquitica y dos de B. silentium. Fueron halladas en el marco de una investigación para descubrir especies de salamandras, la cual lleva diez años.
7 abr 2025Ciencia y Tecnología

Costa Rica tiene en total 58 especies de salamandras, esto convierte al país en el sexto con la mayor cantidad de ese tipo de anfibios en el mundo. Tal aspecto es de resaltar, porque es un país muy pequeño ubicado hacia el ecuador de la Tierra, y las salamandras se encuentran más en países del norte, en regiones templadas o frías. 

Bolitoglossa chiquitica (B. chiquitica) y Bolitoglossa silentium (B. silentium) son los nombres de las nuevas especies de salamandras descubiertas en Alta Talamanca. Son especies raras, porque solo se conocen cuatro individuos de B. chiquitica y dos de B. silentium

Gerardo Chaves y Erick Arias trabajando.

Las salamandras del género Bolitoglossa no poseen pulmones, respiran a través de la piel. Además, no tienen una etapa de renacuajo, porque ellas ponen huevos y de ahí sale una salamandra completamente desarrollada. 

El proceso de descubrimiento de estas dos especies lleva varios años. A Bolitoglossa silentium la encontraron en el 2008, en una expedición de ocho horas a la Estación Biológica Valle del Silencio en Telire, Talamanca. Sin embargo, el estudio de esta especie estuvo en pausa, porque necesitaban más información. 

Por su parte, Bolitoglossa chiquitica fue descubierta en el 2013 en una expedición de cinco días en la pendiente del Caribe del Cerro Utyum en Talamanca. 

Bolitoglossa chiquitica

B. chiquitica es la salamandra Bolitoglossa más pequeña de todas las Bolitoglossa conocidas en el país, mide 27 mm de la boca al ano.

Foto: Erick Arias.

Para descubrir estas dos especies, los investigadores tuvieron que realizar otras expediciones a Cerro Echandi (para B. silentium) y a Cerro Fábregas en Panamá (para B. chiquitica), con el fin de tomar muestras de otras especies similares, compararlas con las Bolitoglossa recién encontradas en ese momento y, así, comprobar que eran especies nuevas para la ciencia.  

El grupo de investigadores estuvo conformado por el Dr. Erick Arias, investigador de la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR) y del Museo de Zoología de la UCR; Gerardo Chaves, también investigador del Museo de Zoología; Brian Kubicki, director de Costa Rican Amphibian Research Center (Centro Costarricense de Investigación de Anfibios); y Gabriela Parra Olea, investigadora del Departamento de Zoología del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

De acuerdo con Arias, la iniciativa lleva diez años desarrollándose y forma parte del proyecto inscrito B6773-23 “Colecciones del Museo de Zoología (MZUCR)”. El artículo académico sobre las dos nuevas especies fue publicado en noviembre del 2024.  

Para las expediciones, organizan grupos de cuatro a cinco personas, conformados por dos o tres miembros de la Universidad de Costa Rica, guías locales o personas indígenas de la comunidad.

Asimismo, Arias señala que la UCR apoya con el financiamiento de las expediciones e, incluso, destaca que algunas exploraciones las ha financiado National Geographic. 

El investigador explica que este tipo de estudios empiezan a generar datos sobre los ecosistemas de las comunidades y aportan información a los trabajos de diversidad del país. 

“Todo el mundo sabe que Talamanca es un lugar sumamente diverso, pero si no tenemos los datos, si no tenemos la cantidad de especies que hay ahí, es complejo poder determinar qué podría pasar en ciertos escenarios de pérdida de diversidad. ¿Qué pasa si talamos el bosque?, ¿qué va a pasar con el calentamiento? Eso es, digamos, como en primera instancia…”, destaca Arias sobre el aporte del estudio a las comunidades. 

El investigador hace hincapié en que están en una etapa básica de investigación, en la cual descubren dónde están las especies y las describen. 

“Nada lo puede preparar a uno para el trabajo de campo en Talamanca”

Adentrarse en Alta Talamanca implica un reto físico. El investigador Chaves explica que una de las principales dificultades fue llegar hasta la cima de los cerros. Esto porque el 60 % del tiempo se gastaba en caminar y parte del 40 % restante en buscar el material biológico.

“Nada lo puede preparar a uno para el trabajo de campo en Talamanca”, señala Chaves.  Las caminatas son largas; las pendientes, abruptas; los suelos, rocosos y sin caminos; y el clima, húmedo, lo cual, según el investigador, implicó a veces dormir con la ropa mojada.

Los científicos acamparon a lo largo de las expediciones y, por lo general, dormían en hamacas. Chaves relata que acampaban en lugares donde podían encontrar acceso al agua de nacientes o quebradas. Asimismo, llevaban productos como leche condensada y suero para alimentarse. 

Sin embargo, afirma que “fue el anhelo de conseguir los objetivos lo que dio el impulso para realizar el trabajo”. 

Características de las salamandras

Las salamandras están en medio de la red alimenticia de los ecosistemas, es decir, son depredadoras, cumplen un papel de control de insectos; pero también son alimento de otras especies más grandes, como pájaros o lagartijas. 

El género Bolitoglossa incluye 142 especies de salamandras relacionadas, distribuidas desde México hasta Brasil. Arias comenta que estos animales no poseen pulmones, respiran a través de la piel; además no tienen una etapa de renacuajo, porque ellas ponen huevos y de ahí sale una salamandra completamente desarrollada.

Bolitoglossa silentium

Bolitoglossa silentium fue encontrada en el 2008, en una expedición a la Estación Biológica Valle del Silencio en Telire, Talamanca. También tuvieron que recolectar material biológico de otras especies en Cerro Echandi para poder compararla e identificar si era una especie nueva.

Foto: Luis G. Artavia.

B. chiquitica es la salamandra Bolitoglossa más pequeña de todas las Bolitoglossa conocidas. Arias explica que los machos adultos miden apenas 27 mm de la boca al ano, una medida muy pequeña para un animal vertebrado.

Además, B. silentium y B.chiquitica son especies raras, porque solo se conocen cuatro individuos de B. chiquitica y dos de B. silentium

¿Cómo es la etapa de muestreo para realizar el análisis genético?

Arias explica que cuando encuentran a la salamandra le practican una eutanasia (pequeñas gotas de anestesia sobre la piel del animal) y la trasladan al Museo de Zoología, esto con los debidos permisos de recolección que les brinda el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac). Tal procedimiento es necesario para la investigación porque permite recolectar el material para hacer los análisis que brindan información sobre las especies. 

Luego, guardan en alcohol un pedazo de la cola o el hígado que será utilizado para el análisis genético. El resto del animal se conserva en alcohol de 70 grados en el Museo de Zoología. 

El investigador Arias señala que el análisis genético consiste en extraer el ADN del trozo de cola o hígado para leer las letras que están escritas en ese ADN, a través de un secuenciador (equipo con un rayo láser que permite leer lo que está dentro de las células del animal). 

Lo que obtienen es un archivo de texto con una combinación de letras del trozo de ADN de esa especie, el cual deberá ser comparado con el ADN de otros individuos similares.

El proceso de comparación se realiza porque hay especímenes que se parecen, pero el análisis muestra un 3 % o 5 % de diferencia. Además, hay individuos muy diferentes que no tienen variaciones moleculares, por tanto, son la misma especie, y eso solo lo pueden determinar mediante el análisis genético. 

Por esta razón, el equipo tuvo que ir a tomar muestras de especies que se ubicaban en otras locaciones para poder compararlas. 

Asimismo, Arias comenta que debe viajar a México a hacer el análisis genético porque el equipo no tiene acceso al secuenciador en la universidad. Por ello, fue un proceso que duró más, pues, por motivos de logística, en ocasiones los resultados los obtienen en un año. 

Mucho por descubrir e investigar 

Chaves asegura que el estudio les deja muchas preguntas por responder. Por eso, señala que deben seguir revisando algunas poblaciones que presentan morfologías que no corresponden con las especies conocidas o determinadas en el estudio.

Dr. Erick Arias

El Dr. Erick Arias tiene como meta personal terminar un “árbol de la vida” de los anfibios de Costa Rica. Con ello, busca recolectar el ADN de todas las especies ya descubiertas en el país para que, cuando aparezcan nuevas, no tengan que hacer otra vez búsquedas para compararlas.

Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

Asimismo, indica que tendrán que investigar los espacios entre los cerros evaluados y la zona de montaña y premontaña de la vertiente del Caribe, ya que estos lugares posiblemente albergan más especies desconocidas. 

Por su parte, el investigador Arias aseguró que este año publicará información sobre una nueva especie en el Chirripó. También comentó sobre un proyecto en desarrollo que investiga sobre la posible disminución de salamandras en el Cerro de la Muerte. 

Igualmente, destaca un proyecto de la UCR que se desarrollará junto con estudiantes. La iniciativa utilizará feromonas para identificar cómo se comunican entre sí las especies de salamandras. 

Infografía sobre salamandras

 

 

 

Marianela Arias Vilchez
Asistente de prensa de la Oficina de Comunicación Institucional
MARIANELA.AoqtrRIASVILCHEZ  @ucrteee.ac.cr

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