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Bernardo Mena Young, Premio Nacional de Cultura Aquileo J. Echeverría 2024 en la categoría de dramaturgia

La obra “Catástrofe y abandono: dos reescrituras a partir de obras de Sófocles” abarca temas que resultan relevantes para la juventud actual

27 mar 2025Artes y Letras
Bernardo Mena Young

Bernardo Mena Young fue galardonado con el Premio Nacional de Cultura Aquileo J. Echeverría 2024 en la categoría de dramaturgia, por su obra "Catástrofe y abandono: dos reescrituras a partir de obas de Sófocles”. 

Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

Interesado en ahondar en las obras de Sófocles y algunos de los temas que desarrolla, Bernado Mena Young se adentra en reinventar dos mitos griegos de donde nace el texto dramatúrgico “Catástrofe y abandono: dos reescrituras a partir de obas de Sófocles”. 

El autor, quien es docente de la Escuela de Artes Dramáticas, toma la historia de Áyax y de allí surge el relato “Adriano no está muerto”, mientras que la adaptación de la historia de Filóctetes, da vida a “Filóctetes o tres parábolas sobre el abandono”. 

Gracias a estos textos, Mena obtuvo el Premio Nacional de Cultura Aquileo J. Echeverría en la categoría de dramaturgia, por ser “una propuesta novedosa y compleja que combina temas contemporáneos, en particular con la tragedia del suicidio, y los hace relevantes para los jóvenes actuales”

A continuación, Bernardo Mena habla sobre su obra y la importancia de la dramaturgia en el país. 

¿Cómo podrías describir la obra de catástrofe y abandono? 

BMY: El libro lo componen dos obras. Un rasgo importante es que surgen del estudio de dos obras de Sófocles en el que cada una de ellas presenta dos héroes de los tiempos de Troya. Por un lado, está Áyax y del otro Filóctetes. 

Basarse en eso ya implica inmediatamente que uno se mete con el tema de la masculinidad. Es un tema que atraviesa las dos obras, aunque se articula con muchos otros.  

El de Áyax nace de mi tesis de licenciatura y terminó siendo “Adriano está muerto” y el de Filóctetes fue una investigación que hice después y que terminó siendo “Filóctetes o tres parábolas sobre el abandono”. 

La primera, la comencé a trabajar como en el 2011 o 2012 y la segunda fue posiblemente más o menos como el 2017. Fueron dos obras que estaban ahí y las puse en un solo libro, porque sentía que el tema de lo catastrófico, pero también del abandono de la vida humana, estaba presente en ambas.  

La envié a la UNED y por dicha aprobaron el libro y bueno, ahí siguió todo el proceso editorial y aquí estamos. 

¿Por qué te interesaste en esos personajes y en la obra de Sófocles? 

BMY: La obra Áyax no tiene el mismo volumen de estudios que tienen otras obras de Sófocles como Antígona, que se conoce más su Edipo Rey. Ésta plantea una cosa muy interesante, que es un héroe que cae en la desgracia. Filóctetes también es un héroe que cae en la desgracia. Son rechazados de la comunidad de los hombres y en ese tránsito, por lo menos yo lo veo así en la dramaturgia de Sófocles, entienden o comprenden algo que está más allá de esa especie de construcción de la masculinidad cerrada, cuadrada, y comienzan a encontrar otro ser, otro estar, que es distinto. 

En el caso de Áyax, esto lo lleva a la muerte. Y en el caso de Filóctetes, lo lleva después, a ser restituido de nuevo, Tal vez por eso en la obra de Filóctetes yo corto los finales de las tres historias, porque no me interesa la restitución, me interesa el momento del dilema: fui expulsado, se me ofrece volver, pero ese volver implica sacrificar aquello que ya yo he visto desde el afuera y que es la gran tentación. Sos expulsado de una comunidad y después se te invita a regresar, pero se te invita a regresar sacrificando eso que habías aprendido. Fue un poco como por ahí que iba reflexionando sobre esto. 

La tesis de licenciatura, la de Áyax, se llamaba “Heroísmo y diversidad”, porque de alguna manera, en el momento en el que Áyax es expulsado, comienza a haber un cuestionamiento de su propia valía y de su propio estatus como hombre, y de alguna manera, eso implica una abyección. 

La reflexión, y por eso la obra de “Adriano está muerto”, tiene el componente de la diversidad sexual, porque tiene que ver con eso, con ese hombre que queda expulsado, pero nunca del todo, de esa comunidad masculina. 

Vos como dramaturgo, ¿Qué buscabas con esta obra? 

BMY: Hay una frase que no es mía, pero la cita un teórico del teatro francés que se llama Jean- Frédéric Chevallier, que dice que el teatro lleva la mirada de las personas hacia donde no quieren ponerla.  

Eso a mí me impacta mucho, me llama la atención, porque pienso que de alguna manera, un espectáculo de teatro o cualquier obra de arte, trata de llevar la mirada del espectador hacia un lugar que no ha visto, que no quería ver, que ha estado evadiendo y de repente, la presenta para que como espectadores veamos y nos encarguemos de hacer algo con eso o por lo menos pensarlo, verlo de frente. La aspiración de uno sería poder lograr eso. 

¿Cuál es la importancia de fortalecer la dramaturgia costarricense? 

BMY: Yo creo que de unos años para acá, estamos e un momento muy fabuloso para la dramaturgia en el país. Hay mucha gente escribiendo, abordando nuevas formas de escribir, que de repente rompen moldes o rompen formas preconcebidas, buscando un lenguaje para comunicarse mejor o comunicar mejor aquello sobre lo que están reflexionando.  

Editar libros de teatro es una cosa casi heroica para una editorial, porque un libro de teatro no es el que te llevás para leer en el bus, ni para leerte mientras esperás. 

Pero si es importante la edición de dramaturgias, de libros de literatura dramática, porque de repente el libro permite alcanzar lugares que no son los inmediatos.  

O sea, uno puede escribir una obra y montarla con el grupo de teatro, pero si querés conectarte con gente en otros lugares, en otras geografías, el libro puede ser un buen vehículo para alcanzar eso y que ciertos temas que podemos compartir se puedan estar montando en distintos lugares.  

A nivel de difusión, me parece muy importante la labor editorial del teatro, porque es una forma de pensar o de concebir las cosas, con un lenguaje y una estructura que son muy distintos de los otros géneros. 

¿Qué esperás que pase con esta obra? 

BMY: Que se monte, que pueda llegar a escena. 

Son obras complicadas de montar, yo lo admito completamente, incluso me parece que necesitarían una adaptación de parte de la persona que dirija, para ser llevadas a escena.  

Yo como persona dramaturga, lo que me planteo es como una especie de provocación, que yo creo que es gran parte de la dramaturgia más contemporánea. Que de repente alguien que va a llevar la obra a la escena, encuentre ahí alguna una especie de rompecabezas y piense: ¿Esto cómo lo construyo escénicamente? Y de ahí esa construcción puede llevar a cortar y recomponer la pieza y que de alguna manera exista esa libertad, en esa otra escritura que es la de la escena.  

Entonces, esperaría que por lo menos provoquen la inquietud de saber cómo podría eso ser llevado a escena. Ya creo que ahí sería una gran ganancia. 

¿Qué significa haber obtenido este premio? 

BMY: Para mí fue muy sorpresivo. Yo en algún momento supuse que la editorial mandaría los libros a concursar, pero no tenía ninguna seguridad. Y pensaba que contactaban a las personas ganadoras antes de que se hiciera el anuncio. Eso fue lo que yo pensé, entonces cuando llegó el día, yo estaba en una reunión y alguien dijo algo sobre que quería ver el anuncio de los premios, yo ya había asumido que no iba a suceder.  

De hecho, después de esa reunión, tenía otra reunión, y estaba ahí cuando me entra un mensaje diciendo: “felicidades por el premio”. Me tuve que salir de la reunión para ver qué era lo que estaba pasando, porque no entendía nada. Me dio incredulidad y sorpresa al mismo tiempo. Fue una sensación de alegría, de sentir, en este caso, que el jurado del Aquilleo que son personas que tienen experticia en el campo literario, valorara positivamente el libro, eso es un enorme reconocimiento. 

Yo hago teatro profesional desde 1998, y he escrito varias cosas de las que he montado. Claro que es un gran reconocimiento y a mí me da mucha alegría y satisfacción. 

¿Cuál es la importancia de que editoriales como las de las universidades públicas apuesten por la publicación de este tipo de libros?  

BMY: Hay una cosa muy importante, por lo menos lo que yo reflexiono, en el campo de las artes. Sucede un poco como lo que pasa con las Ciencias Exactas, tenemos por ejemplo la física, que estudia cosas que a uno se las explican y no las entiende. Pero esa profundización en aquello que nosotros no entendemos, produce cosas que después se vuelven palpables. Incluso terminan cambiándonos la vida cotidiana o la forma como vemos el mundo.  

En el campo de las artes creo que sucede exactamente lo mismo. Es decir, tenemos. aquel arte que está profundizando en lenguajes, en aspectos, en formas de ver, de mirar, que no son inmediatamente comprensibles para quienes están afuera del campo, pero que alimentan los lenguajes, que van cambiando la forma como se percibe la realidad, como imaginamos el futuro, como pensamos la humanidad del futuro también. Y yo creo que eso es absolutamente necesario. Pero es necesario no porque vayan a existir millones de personas que vayan a consumir estos productos, sino porque son los productos que terminan impactando aquello que después va a ser consumido por millones de personas en el mundo.  

Cortar los fondos que se destinan a eso, porque no son solo las editoriales, estoy hablando de todas las formas de arte, es como dicen matar la gallina de los huevos de oro, pensando que ya todos los huevos de oro están dados.  

Y más bien, esos son los lugares donde está sucediendo la creación, donde se están produciendo cosas que son de una gran importancia y eso no quiere decir que una u otra sean más importantes, las dos son necesarias. Tanto lo que se produce de forma muy especializada hasta aquello que está destinado para grandes masas. Yo creo que es sumamente importante y que el apoyo financiero y logístico para este tipo de arte no debería cesar, sino ser protegido. 

 

Andrea Marín Castro
Andrea Marín Castro
Periodista Oficina de Comunicación Institucional
Áreas de cobertura: artes y ciencias agroalimentarias
andrea.makgdvrincastro  @ucrphuq.ac.cr

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