La Pardela Paticlara, que tiene un rango migratorio que va desde el Océano Índico hasta las costas de Alaska y California, fue observada en Costa Rica junto un grupo de aves que forrajeaba junto a delfines manchados (Stenella frontalis).
Foto: Wilfredo Villalobos.En un emocionante avance científico, un equipo de personas investigadoras de la Universidad de Costa Rica (UCR), documentó por primera vez en el país la presencia de la Pardela Paticlara (Ardenna carneipes), una especie de ave oceánica considerada casi amenazada según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
El grupo de investigación es liderado por el M.Sc. Sergio Chacón Arias, docente e investigador de la Sede Regional del Atlántico de la Universidad de Costa Rica.
Este descubrimiento, realizado el 10 de enero de 2025, durante una salida de monitoreo desde Cabuya de Cóbano, a 25 millas de Cabo Blanco, marca un hito importante para la ciencia y la conservación en Costa Rica.
La Pardela Paticlara, que tiene un rango migratorio que va desde el Océano Índico hasta las costas de Alaska y California, fue observada junto un grupo de aves que forrajeaba junto a delfines manchados (Stenella frontalis).
Este hallazgo es particularmente relevante, no solo por la rareza de la especie en la Región, sino también porque representa el primer registro formal de la Pardela Paticlara en América Central, y el primero para el país.
Según Chacón, “este descubrimiento resalta la importancia de continuar con los monitoreos en áreas clave como la Fosa Mesoamericana y los Montes Marinos de la Cordillera Coco, que son vitales para la migración y forrajeo de muchas aves oceánicas”.
Este hallazgo se enmarca en el Proyecto Plumas Marinas (PLUMARE) de la UCR, fue financiado mediante el Fondo Especial de Estímulo, y estudia la diversidad de aves oceánicas en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Costa Rica, con un enfoque especial en los ecosistemas marinos del Pacífico y el Caribe costarricense.
Las investigaciones en estos ecosistemas, particularmente en áreas como los Montes Marinos de la Cordillera Coco, han demostrado ser fundamentales para comprender cómo las aves oceánicas utilizan estos espacios para la migración, el forrajeo y la reproducción.
La Pardela Paticlara, al ser una especie con un estatus de conservación vulnerable, se une a la lista de aves marinas que habitan las aguas costarricenses, un grupo taxonómico que ha sido poco estudiado en la Región.
Hasta ahora el Proyecto Plumas Marinas ha documentado un total de 38 especies de aves oceánicas en sus expediciones, y este hallazgo resalta la riqueza de biodiversidad que los ecosistemas marinos costarricenses albergan.
Sin embargo, también subraya la necesidad urgente de proteger estos hábitats, ya que muchas de estas especies se enfrentan a amenazas como la pérdida de hábitat y los cambios climáticos.
La importancia de este descubrimiento no solo radica en la documentación de una especie rara, sino en el conocimiento que este tipo de investigaciones aporta a las estrategias de conservación de Costa Rica.
Según el investigador, "este hallazgo es una clara señal de que nuestras aguas son una zona de convergencia para aves oceánicas de distintas partes del mundo, lo que hace que la ZEE costarricense sea un punto estratégico para la protección de estas especies en peligro".
El Proyecto Plumas Marinas, además de investigar las especies de aves oceánicas, ha fomentado la participación de comunidades locales en la conservación y en el ecoturismo.
La colaboración con actores como la Misión Tiburón, la Mesa Nacional de Aviturismo y otros grupos ecoturísticos, ha sido clave para fortalecer el compromiso local con la protección de estas especies.
El aviturismo se presenta como una de las oportunidades más prometedoras para la gestión sostenible de los recursos marinos.
De acuerdo con el investigador, este hallazgo “abre nuevas posibilidades para el turismo ornitológico, un sector que puede contribuir significativamente a la conservación de nuestras aves oceánicas y sus hábitats”.
Además, el descubrimiento de especies raras como la Pardela Paticlara podría fomentar una mayor sensibilización pública y la creación de políticas que promuevan la conservación activa.
Por otro lado, los resultados preliminares del proyecto también indican que los Montes Marinos de la Cordillera Coco y la Fosa Mesoamericana se están consolidando como áreas clave de biodiversidad para aves de diferentes latitudes.
Entre las especies documentadas, destacan aves migratorias provenientes de California y Baja California en México, así como especies de otras latitudes como Hawái (EE.UU.), Nueva Zelanda y Chile.
Este descubrimiento, junto con los avances logrados hasta la fecha, subraya la importancia de seguir impulsando proyectos de investigación como Plumas Marinas, que no solo llenan vacíos de conocimiento, sino que también sirven de base para políticas de conservación sostenible.
Como menciona Chacón: “Este tipo de hallazgos refuerza la urgencia de continuar protegiendo nuestros ecosistemas marinos, que son esenciales para el equilibrio ecológico y la supervivencia de muchas especies, incluidas las que aún desconocemos”.
Con la mirada puesta en el futuro, el equipo de investigadores de la UCR planea realizar nuevas expediciones a áreas clave como el Parque Nacional Isla del Coco, y continuará con los monitoreos para documentar más hallazgos.
Además, como parte del proyecto, se prevé la creación de una guía de aves oceánicas que sirva tanto para la educación como para la gestión de recursos en las zonas de mayor biodiversidad de Costa Rica.
Este descubrimiento es solo el principio de una investigación más profunda que promete seguir revelando los secretos que el océano aún guarda en sus aguas costarricenses, y abre un camino hacia una mayor protección y aprovechamiento sostenible de las especies que habitan nuestros mares.
Más información: SERGIO.CHeztmACONARIAS @ucrbgxb.ac.cr