¿Se imagina tener la oportunidad de sumergirse y conocer diferentes capítulos históricos del estado costarricense, a través de recorridos a varios patrimonios del país? Pues esto es lo que experimentan estudiantes y docentes de la Escuela de Arquitectura, quienes desempolvan, en cada una de sus clases y trabajos de campo, las influencias políticas, económicas, sociales y religiosas que dieron forma al contexto urbano y arquitectónico actual.
Se trata del curso de Introducción a la Historia de la Arquitectura, dirigido por el docente Luis Alonso Pérez, quien por medio de una metodología teórico-práctica que trasciende las paredes de un aula, hace uso de las ciudades y patrimonios para incentivar en las personas estudiantes el conocimiento y apreciación de la profesión desde el contexto inmediato.
“Este curso desarrolla contenidos de la cultura y arquitectura precolombina de América Latina, Centroamérica y Costa Rica, aborda la época de colonización y desarrollo de las ciudades coloniales, cultivos e industrias de cada época que fueron configurando las redes de conectividad y las dinámicas territoriales, de esta manera se va comprendiendo cómo se fueron configurando los Estados centroamericanos y el interior de nuestro país, así como sus identidades y enfoques culturales. Pasamos por cada siglo hasta llegar a entender la ciudad contemporánea con sus problemas actuales, con el fin de que los estudiantes desarrollen una visión crítica de la misma, tomando posición de la misma para visualizar soluciones a futuro que involucren los valores históricos y las esencias que contienen”, expresó Pérez.
Es así como, las personas estudiantes visitan lugares, como Cartago, San José, Alajuela y Heredia para analizar las ciudades desde una perspectiva de historia de la arquitectura, y realizan visitas temáticas a patrimonios, como el Monumento Nacional Guayabo y otros lugares con historia precolombina como Orosí, Ujarrás y Quircot.
Los contenidos teóricos del curso son complementados con estos ingeniosos trabajos de campo. A esto se suman conversatorios y debates con expertos de diferentes disciplinas.
La joven María Fernanda Hernández Regueyra, quien participó del curso en el verano del 2024, manifestó que la experiencia fue muy valiosa para su formación integral como profesional en arquitectura.
“Ir al sitio, experimentar, ver el contexto me ayudó mucho a aprender, ya que las clases son muy dinámicas y es muy diferente aprender viendo fotos que el estar ahí, y yo siento que la mayoría de estudiantes disfrutamos muchísimo la clase y sí aprendimos mucho sobre Costa Rica y de dónde viene todo lo que tiene en cuanto a estilos arquitectónicos”, expresó la estudiante.
Por su parte, el Dr. Pérez aseguró que el enfoque metodológico del curso tiene como objetivo promover el conocimiento de la historia de la arquitectura a través de una experiencia en donde se sale, se observa y se vive la ciudad.
“Aunque se trata de estudiantes de segundo año de carrera, en este curso los estudiantes deben trabajar en equipo para desarrollar un trabajo crítico histórico y tomen posición de un tema de la arquitectura y urbanismo en Costa Rica o Centroamérica, cada uno se posiciona en el tema, y muchos de estos temas requieren de insumos de otras perspectivas disciplinares, como política, sociología, geografía, economía, religión o teología, arqueología, educación y cultura. De esta manera, ellos hacen consciencia de que la arquitectura no tiene respuesta absoluta para todo, y por lo tanto debe incorporar visiones integrales para responder las preguntas contemporáneas de la ciudad”, explicó Pérez.
Un área protegida de 233 hectáreas, ubicada en el distrito de Santa Teresita de Turrialba, resguarda la riqueza y los secretos del único sitio arqueológico del país que tiene conservadas diferentes estructuras prehispánicas.
Se trata del Monumento Nacional Guayabo, en el cual un conjunto de estructuras talladas en piedra como calzadas, petroglifos, acueductos, pozos, montículos, entre otros, llaman la atención de investigadores nacionales e internacionales debido al periodo y a la forma en la que se construyó la infraestructura, así como lo que cada una de las piezas y formas que lo conforman puede contar sobre la civilización precolombina.
Según el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC), este monumento se creó en un período que se ubica entre el año 1000 antes de Cristo y 1400 después de Cristo; para una ocupación prolongada de aproximadamente 2400 años. El sitio arqueológico cuenta con un total de las 20 hectáreas, de las cuales solo 4 de ellas han sido excavadas.
Por su valor cultural e histórico, el sitio arqueológico fue designado, desde el 2009, como Patrimonio Mundial de la Ingeniería Civil por la Asociación Estadounidense de Ingenieros Civiles (ASCE, por sus siglas en inglés)., por la complejidad y técnicas utilizadas para su creación.
Esta designación hace que Costa Rica cuente con un patrimonio en igualdad de condiciones que el de Machu Picchu en Perú y el canal de Pontcysyllte, en Gales.
Tanto el descubrimiento como la conservación de esta importante área protegida se ha dado gracias al trabajo de investigación, acción social y docencia de la Universidad de Costa Rica, quien en alianza con el Estado y el Sistema Nacional de Áreas de Conservación se han abocado durante cinco décadas a preservar este sitio arqueológico de valor incalculable para la humanidad.
Un ejemplo de esta alianza y trabajo conjunto es la visita de estudiantes de la Universidad de Costa Rica, realizada en enero de 2025, en el marco del curso de introducción a la historia de la Arquitectura, quienes conocieron la historia sobre la restauración del Monumento Nacional Guayabo, gracias a un conversatorio con el arqueólogo Rodolfo Tenorio y los arquitectos José Enrique Garnier Zamora y Enrique Barascout Corcuera, quienes destacan por sus aportes en la conservación de este patrimonio.
Todos los expertos hicieron referencia a la visión y proyección de arqueólogo Carlos Aguilar Piedra, profesor de la Universidad de Costa Rica, quien inició las primeras investigaciones científicas en Guayabo en 1968, y quien logró la declaratoria de Monumento Nacional, mediante la Ley N.° 5300 del 13 de agosto de 1973, con el propósito de proteger el sitio arqueológico ahí descubierto, como una muestra representativa del patrimonio arqueológico costarricense.
Asimismo, los expertos rescataron el gran aporte de investigación y protección de Guayabo por parte de la UCR, gracias a las carreras como la Antropología, la Historia, la Arquitectura, entre otros, y a través de proyectos de investigación y de acción social como el Trabajo Comunal Universitario, que ha contribuido en el estudio y en la consolidación del Monumento tal y como lo conocemos en el presente.
Fue así como, durante la jornada académica, las personas estudiantes tuvieron la oportunidad de conocer y hacer consultas sobre la creación del sitio arqueológico y los desafíos que enfrenta a largo plazo este monumento en materia de conservación.
El Dr. Luis Pérez Monge, docente a cargo del curso, explicó que el objetivo de este tipo de visitas es crear conciencia en las personas estudiantes, para que, en su futuro cercano en el ejercicio profesional, se involucren en proyectos que, además de brindarles una gratificación a nivel laboral, sean de beneficio para la sociedad costarricense.
Por su parte, las personas estudiantes aseguraron que este tipo de actividades académicas son muy valiosas para su formación integral, ya que los acerca a la realidad nacional.