Durante su visita a la UCR, Miroslava Salcido realizó una serie de actividades como talleres y conversatorios en donde habló sobre diversos temas.
Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.Miroslava Salcido es una filósofa y performer mexicana que, a lo largo de su carrera, se ha especializado en áreas del quehacer escénico muy actuales e interdisciplinares como performance, teatro y filosofía, desde una mirada arriesgada y con un riquísimo fundamento teórico y de investigación en las artes.
Con el objetivo de dar a conocer las propuestas que ella desarrolla, la Cátedra Sara Astica de la Escuela de Artes Dramáticas, la invitó a la Universidad de Costa Rica y organizó una serie de actividades con estudiantes y docentes.
Carlos Salazar, coordinador de la Cátedra, señaló que “Salcido es una académica y perfomer muy importante hoy en día, no solo en México, sino también. En toda América Latina. Su último libro ha revolucionado muchos conceptos de la filosofía y el arte.
Su visión, el tipo de propuestas que ella trae, en Costa Rica no ha calado tanto. A mí me pareció importante traer a una autoridad en eso, para que profesores, estudiantes y artistas pudieran ver de qué está hablando y que tuviéramos esa diversificación que puede proponernos ella”.
En esta entrevista puede conocer más acerca de su pensamiento y sus propuestas.
¿Cómo se da la relación entre filosofía y performance?
Yo vengo de estudiar teatro y de estudiar filosofía. Filosofía de una forma muchísimo más académica en la Facultad de Filosofía y Letras, pero también, desde muy joven hice performance.
A mí me tocó la etapa de los noventa, incluso lo hice desde antes, que hubo mucha efervescencia del performance en la Ciudad de México. Y entonces, como estaba estudiando teatro en la prepa y de ahí brinqué a hacer cabaret, siempre he estado metida en esa mezcla. Y de alguna manera, se dio primero, porque soy histriónica y segundo, porque soy muy comprometida con la cuestión académica también.
Pero la cuestión académica de la filosofía no terminaba de atraparme hasta que la empecé a vincular con el performance.
Entonces básicamente es una experiencia escolar. Yo podría hablar de que la vinculación entre filosofía y performance tiene que ver con mi propia historia de vida.
Ya después, desarrollo toda una cuestión teórica cuando me convierto en investigadora teatral en el CITRU (Centro Nacional de Investigación Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli) en el 2014, que es donde ya despego con todo eso. Pero básicamente yo diría que tiene que ver con una experiencia personal.
¿Cuál es la importancia del performance y el pensamiento subversivo?
Lo que el libro dice, que suma sentido a la investigación del performance, es que es un punto de vista filosófico. Además, no es un punto de vista filosófico que intenta averiguar o conceptualizar lo que es el arte-acción, sino que de entrada postula que el performance es un acto filosofante y además está fundamentado en experiencias propias.
Hay todo un trabajo de campo como performer, que se desarrolla en el contacto con la investigación teatral. desde el punto de vista filosófico. Entonces no es un libro que sea sólo para filósofos, sino que es un libro para artistas también, pensando fundamentalmente en que el performance es un acto filosofante, que todo arte es una forma de pensar y que la filosofía tiene muchísimo de performativo, desde sus raíces etimológicas y desde la experiencia de la filosofía.
Yo soy nietzscheana, me gusta mucho Nietzsche. Estudié con grandes maestros, y estoy convencida de que la filosofía es una forma de vida, entonces tiene un carácter performativo, porque cambia la forma de aproximarte al mundo desde una vida consciente, subversiva.
¿Por qué es necesario incluir y darle visibilidad a estos temas como la filosofía, el performance, en las escuelas de arte?
De entrada, la filosofía es fundamental para cualquier aproximación pedagógica que tenga como objetivo crear un pensamiento crítico. Y eso me parece que es algo que tiene que persistir desde la infancia. Para mí, la filosofía es una forma de ver el mundo que es fundamental para cualquier ser humano. Nos permite ser mucho más críticos con nuestra propia época. Y actualmente creo que es importante reconocer que los artistas piensan.
Lo que me parece también importante es aterrizar ese pensamiento en lo teórico, sobre todo porque me interesa mucho que la teoría del arte surja de los artistas que han aprendido a pensar, a teorizar y a argumentar sobre su propia postura artística. Para eso necesitan la filosofía. Entonces, la filosofía tiene que ser defendida porque la están quitando de las escuelas. La consideran como algo que atraviesa algo que llaman Humanidades, pero en realidad no hay un ejercicio serio de la filosofía. No le funciona al sistema que la gente piense, por eso me parece fundamental defenderla e implementarla donde se ha quitado y preservarla en donde está.
¿Cómo lograr que la investigación en las artes sea algo que esté más presente en el trabajo que desarrollan las personas que hacen arte?
Pues, justamente implementando en las carreras de arte metodologías de investigación, sesiones de argumentación, lecciones de filosofía impartidas por un filósofo o filósofa que sea capaz de conectar el arte con la filosofía.
Y pues ahora está muy de moda esta cuestión de la investigación-creación. Me parece una emergencia necesaria, pero es un proceso que está en ciernes en las universidades. Todavía no sabemos muy bien a qué nos estamos refiriendo con procesos de investigación-creación, porque no es un proceso creativo que produce una teoría que va paralela.
La cuestión es cómo lo haces que corra de manera que una devenga en la otra y creo que eso está en ciernes. Eso produce evidentemente otro tipo de escrituras teóricas y me parece súper importante esto porque también los procesos de investigación-creación tienen que estar presentes en la academia. Es decir, la academia también necesita dar un giro performativo, para poder expresar el acontecimiento artístico actual.
Usted habla también de transfilosofía escénica, ¿Cómo lo define?
La transfilosofía escénica es el nombre que mi grupo de investigación y yo le pusimos a una forma de pensamiento donde están cruzando el seminario de filosofía con la teoría filosófica, el laboratorio escénico y el arte-acción.
Entonces el trans de esta filosofía es justamente como una expresión intermedial donde el pensamiento y la acción performática se funden para producir un tipo de pensamiento que es situado. Eso es lo que vengo haciendo con el grupo desde hace 10 años.
¿Qué viene a compartir con estudiantes y docente de la Escuela de Artes Dramáticas?
Les hablo de mi práctica, sitúo esta práctica de la transfilosofía escénica, pero sobre todo yo me planteé como objetivo, que los y las estudiantes de artes le pierdan el miedo a la teoría, porque la teoría no es algo disociado de la práctica y de hecho, armarte teóricamente, argumentativamente, te permite construir preguntas mucho más fundamentales y fundantes como para que un acontecimiento escénico pueda suceder de una manera crítica. Me parece que lo que urge a la época es la crítica, es defender los procesos críticos.
Ver que el arte y el ejercicio teórico no están separados, sino que se puedan fundir. Y que eso no nos aleja del arte y tampoco nos aleja de la filosofía, sino que nos permite ejercer dos, o tres o cuatro cosas al mismo tiempo.
¿Cuál es la importancia del trabajo interdisciplinario?
Pues es importante la interdisciplina porque vivimos en un mundo tremendamente complejo. La interdisciplina no es algo que deberíamos asumir como totalmente contemporánea, pensado en la historia del arte, es una manifestación que se ha dado a lo largo de la historia de la humanidad, cuando se percibe que la unidad del todo en realidad es una multiplicidad ultra compleja.
Y yo creo que hoy, pensando en todos los cánones que han ido cayendo, los paradigmas que han sido cuestionados, estética, política, familiar y académicamente, el tratar de abarcar esta complejidad desde disciplinas separadas unas de otras, es estar fuera de la jugada.
Necesitamos la complejidad de las aproximaciones para poder hacer sentido de la complejidad en la que vivimos actualmente, toda vez que se siguen sosteniendo los paradigmas y los dogmas. Pero hay muchísimos lugares donde entran en crisis, entonces, esa batalla cultural vale la pena ser abordada desde su complejidad.
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