En las últimas semanas, Costa Rica ha enfrentado un creciente número de casos de Cochliomyia hominivorax —conocido popularmente como el gusano barrenador— una plaga que afecta tanto a animales como a humanos y que es capaz de ocasionar la muerte.
Según el Ministerio de Salud, al 26 de junio del 2024 se han registrado un total de once casos de afectaciones en humanos y dos personas han perdido la vida debido a complicaciones relacionadas con las larvas de esta mosca. La mayoría de los casos se concentran en las zonas rurales, donde la exposición a los animales y a las personas infectadas es mayor.
Asimismo, el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) indicó, en su último boletín epidemiológico, que de junio del 2023 a junio del 2024 el país contabilizó 2014 casos acumulados en animales, cuyo punto más alto se dio en mayo del 2024 con 206 enfermos.
Ante ese número tan elevado de casos, cuya cifra sigue en aumento, cabe preguntarse: ¿por qué el gusano barrenador es tan peligroso? ¿Y por qué, tras 24 años de no presentar casos por estas larvas en el país, Costa Rica nuevamente afronta este desafío de salud pública? Vamos por partes.
Para la primera pregunta, de acuerdo con la Dra. Adriana Troyo Rodríguez, especialista en entomología médica de la Facultad de Microbiología de la Universidad de Costa Rica (UCR), una razón del peligro de la Cochliomyia hominivorax se debe a su cualidad de alimentarse de tejido vivo.
La experta explicó que el lugar preferido de las moscas adultas para depositar sus huevos son las heridas abiertas de animales y humanos, donde las larvas luego comienzan a alimentarse. Las moscas también pueden poner huevos en cavidades del cuerpo como boca y naríz, donde hay olores o secreciones.
En poco tiempo —entre seis a ocho días aproximadamente— la infestación llega a causar graves daños y, en algunos casos, hasta el fallecimiento si la infestación no es tratada a tiempo.
En ese mismo sentido, el Dr. Olger Calderón Arguedas, también entomólogo médico de la UCR, manifestó en un conversatorio vía Facebook —realizado por el Colegio de Microbiólogos y Químicos Clínicos (CMQC) de Costa Rica— que esa infestación ocasionada por Cochliomyia hominivorax genera un padecimiento conocido como miasis.
La miasis es, justamente, una enfermedad parasitaria producida por larvas de mosca que se desarrollan en tejidos de vertebrados vivos. Lo curioso en todo esto es que esta enfermedad es algo que pocas moscas pueden lograr.
De las 110 000 especies de especies de moscas identificadas en la actualidad, acotó el Dr. Calderón —y cuya gran mayoría ocupan hábitats silvestres— un grupo muy reducido se relaciona con el ser humano. En ese grupo reducido está Cochliomyia hominivorax.
“Las lesiones de Cochliomyia hominivorax se presentan como gusaneras. Es decir, son múltiples larvas por lesión. A este tipo de miasis también se tipifican como miasis obligatorias; en otras palabras, las larvas son parásitos obligados y dependen siempre de un organismo vivo para poder realizar este período larval”, manifestó el Dr. Calderón.
Además de los seres humanos, los animales suelen ser los primeros en ser afectados por el parásito, lo cual pone en enorme peligro a los animales de producción. En Costa Rica, el Senasa indica que algunos de los animales afectados por la larva son: el ganado bovino, los cerdos, las ovejas, las cabras, los perros y los gatos.
Para la Dra. Montserrat Jiménez Porras, experta del Senasa, lo anterior es de suma importancia. En ese mismo conversatorio vía Facebook del CMQC, la especialista informó que el gusano barrenador ya está en todo el país y que hay cantones con un número importante de casos a nivel veterinario, entre ellos Puriscal.
“La mosca está en todo el territorio nacional y Puriscal es uno de los cantones con más casos veterinarios de gusano barrenador, con 83 casos”, destacó la Dra. Jiménez.
Ahora, vamos con la respuesta a la segunda pregunta. El Senasa indica que, si bien en la actualidad el gusano barrenador es muy frecuente en los países de Sudamérica como Uruguay, el norte de Chile y Argentina, desde el 2000 a Costa Rica se le había declarado libre de esta mosca tan perjudicial. Básicamente, en 23 años el país no había vuelto a presentar casos de estas larvas, hasta hace poco.
El primer caso registrado en Costa Rica fue a nivel veterinario un viernes 14 de julio del 2023. Ese día tanto el Senasa como el Ministerio de Agricultura y Ganadería confirmaron la detección del primer caso de gusano barrenador en un canino que tenía una herida abierta. El caso se presentó en el cantón de Corredores, provincia de Puntarenas, cerca de la frontera con Panamá. Desde entonces, la presencia del gusano se ha incrementado.
La pregunta ahora es: ¿por qué? ¿Qué pasó con esta mosca? ¿Por qué se está presentando nuevamente en el país y por qué es cada vez más frecuente?
Ante preguntas que contemplan múltiples aristas, la Dra. Adriana Troyo Rodríguez decidió brindar una entrevista en profundidad y aclarar cada una de esas interrogantes, desde lo más básico (porque la Cochliomyia hominivorax no es un tórsalo), hasta cómo prevenirlo, qué aspectos visuales identifican a la mosca, lo que el país puede esperar al respecto y qué acciones deben continuar las autoridades de salud para mitigar el desafiante escenario.
En este video se pueden observar larvas del gusano barrenador. Video cortesía de la Sección de Entomología Médica, de la Facultad de Microbiología de la UCR.
—Dra. Troyo, vamos a profundizar en la magnitud y el impacto que genera este gusano parásito para la salud pública nacional. Sin embargo, empecemos por lo básico. ¿Qué es el gusano barrenador? Muchas personas consideran que es un tórsalo, por ejemplo.
—Dra. Adriana Troyo Rodríguez (ATR): “No es un tórsalo. Esto es algo completamente diferente. El conocido como gusano barrenador es la larva de una mosca llamada Cochliomyia hominivorax, que es el nombre científico de este gusano barrenador.
Estas larvas generan un problema importante a nivel económico, porque afecta a animales domésticos, silvestres e, inclusive, al ser humano. Esta especie de mosca es tan importante a nivel económico que desde hace mucho —casi a mediados del siglo pasado— en Estados Unidos se empezaron a realizar esfuerzos para eliminar a esta mosca distribuida desde el sur de los Estados Unidos hasta Sudamérica; es decir, la región tropical.
Algo curioso es que esta mosca es exclusivamente de nuestro continente. Así, como le decía, desde hace décadas se venían dando esfuerzos para eliminarla mediante un sistema de liberación de machos estériles que tuvo gran éxito.
Primero, en Estados Unidos, luego México y al norte de Centroamérica, hasta que logramos que en nuestro país se eliminara a esta mosca por completo en el año 2000. En ese año se certificó a Costa Rica como país libre de esta mosca. Ese mismo éxito también se logró posteriormente en Panamá, donde se colocó una barrera cerca de la frontera con Colombia.
La idea de la barrera era tener una zona donde no se le permitiera a la mosca devolverse hacia nuestros países. Sin embargo, algo pasó que la mosca logró pasar.
A inicios del 2023 ya se empezaron a dar los primeros reportes de infestaciones, o sea, casos de animales afectados en Panamá y, a mediados del 2023, se dieron los primeros casos en el territorio costarricense”.
—¿Y por qué lograron atravesar la barrera? Porque, en efecto, el primer caso del gusano en Costa Rica se dio en un perro oriundo de Corredores, cerca de la frontera con Panamá, según el Senasa y el Ministerio de Agricultura y Ganadería.
—ATR: “La razón como tal, por la cual se dio el resurgimiento, se desconoce. Sin embargo, lo que sí se sabe es que pasaron esa barrera. Una vez que ellas pasan la barrera, entonces simplemente empiezan a realizar lo que ellas saben hacer: infestar a animales, hacer su ciclo de desarrollo y empezar a reproducirse.
Cerca de la frontera con Panamá, las moscas encontraron un sitio con las condiciones favorables que necesitan: animales y condiciones climáticas que les permiten desarrollarse. Por eso vemos la afectación ahora.
Aun así, actualmente hay un gran esfuerzo por intentar frenar a esta mosca. Apenas se detectaron los casos, ha habido un grandísimo esfuerzo por parte de las autoridades, tanto de Panamá como de Costa Rica, y ahora también Nicaragua porque ya llegó a este país.
Por lo tanto, hay un gran esfuerzo por seguir los procesos anteriormente establecidos, como la liberación de machos estériles, para intentar mitigar un poco el problema y que no siga su expansión hacia los países del norte. No obstante, esta expansión es una posibilidad muy real”.
—Básicamente, se puede decir que Panamá y Costa Rica somos los dos primeros países de la región que, nuevamente, y después de muchos años, estamos experimentando esta situación.
—ATR: “Así es, por lo menos en nuestra región. Esta mosca existe y siempre ha existido, principalmente en Sudamérica, donde no se eliminó nunca.
En distintos países de Sudamérica siempre se va a encontrar a esta mosca. Por años, este insecto ha sido un problema y seguirá siendo un problema. No es nada nuevo para esos países del sur, pero para nosotros sí. Esta infestación inició en Panamá y luego afectó a Costa Rica y ahora también está afectando a Nicaragua. Eventualmente, podrían seguir afectando a los otros países de la región”.
—Me llama mucho la atención que usted habla de infestación. Algunas personas hablan de contagios o transmisión. ¿Esos términos son correctos?
—ATR: “No y esto es muy importante. Yo he notado que las personas hablan de transmisión o contagio cuando esto está mal. Los términos de transmisión se usan cuando una enfermedad se pasa de una persona, o de un animal, a otro como el COVID-19.
En este caso no hay un contagio como tal, porque no es que me contagié con larvas de alguien o de un animal, si no que la mosca vino, depositó sus huevos y eso genera una afectación.
Es como cuando hablamos de una afectación por abejas. No decimos que la abeja me contagió, sino que es la misma abeja, con su veneno, es la que está produciendo el daño. En este caso no es un veneno, pero es parecido porque es directamente causado por el insecto. La mosca viene, pone sus huevos y produce un daño. Por lo tanto, no hay un contagio como tal, ni una transmisión como tal. La mosca tampoco es un vector, ni es nada de eso”.
En este video se pueden observar la mosca del gusano barrenador. Video cortesía de la Sección de Entomología Médica, de la Facultad de Microbiología de la UCR.
—Quiero que hable un poco del ciclo de vida de esta mosca. ¿De cuánto es su periodo de vida y cuánto tarda en reproducirse?
—ATR: “Una vez que el macho y la hembra copulan, pocos días después la hembra va a poner los huevos. La hembra de esta mosca buscará un animal vivo con alguna herida o abertura expuesta. Ella se verá atraída por las secreciones. Con las secreciones, la hembra puede detectar una piel lacerada o abierta.
También puede verse atraída por secreciones de cavidades naturales, por ejemplo, de la boca, de la nariz o, si hay alguna infección en oídos con supuración, pues por ahí también puede haber una atracción.
Algo importante es que la mosca siempre estará atraída por animales vivos. Ella llega al animal y pone los huevos. La hembra puede poner de 100 a 300 huevos en un evento de ovipostura, aproximadamente. Sin embargo, también puede poner menos dependiendo del lugar o de la situación del animal.
En seres humanos, a veces vemos miasis que no necesariamente tienen 100 o 200 larvas, sino que pueden tener 20, 40 o 50. No obstante, la hembra, normalmente, deposita varios huevos. Por lo tanto, en una lesión se pueden ver muchas larvas.
El periodo de huevo es muy rápido. Una vez que la hembra pone el huevo, en 12 a 24 horas ya está saliendo la larva que es la más pequeñita. Esto es muy rápido, o sea, en menos de un día podemos tener las larvas”.
—Y las larvas presentan varios estadíos.
—ATR: “Sí. El período de larva tarda aproximadamente entre cinco a siete días. En ese tiempo las larvas van a crecer. Los primeros estadios son muy chiquitos, muy pequeños, incluso difíciles de ver dentro del tejido, pero luego de un par de días estas larvas van comiendo mucho y crecen rápidamente.
Cuando la larva termina este periodo de crecimiento, la misma larva buscará salir de esa cavidad o herida en la que está y va a caer al suelo. Una vez que cae al suelo, la larva busca enterrarse para pupar. O sea, para terminar su desarrollo. Ese es el paso de la “transformación”, la metamorfosis de la larva con forma de gusano al estadio adulto en forma de mosca voladora.
El periodo de pupa tarda aproximadamente entre 10 a 14 días. Si sumamos el periodo de larva con el periodo de pupa, podríamos tener adultos en aproximadamente unos 18 a 20 días. Luego, unos días después machos y hembras copulan, y la hembra madura y pone los huevos. El ciclo se repite”.
—¿Cuánto vive esta mosca?
—ATR: “Los adultos sobreviven aproximadamente entre dos a tres semanas. Durante esas semanas, la hembra puede poner huevos varias veces.
Si hablamos de que una hembra promedio puede poner más de 200 huevos en un evento, y esta tiene varios eventos cada tres o cuatro días, por ejemplo, entonces podríamos ver que estas moscas ponen más de 1 000 huevos durante toda su vida. Esto es bastante y por eso vemos un aumento de la población muy rápido”.
—Quiero devolverme un poco y preguntarle por qué, exactamente, esta especie de mosca se siente tan atraída por las heridas abiertas.
—ATR: “En realidad, porque ella tiene una atracción por ciertos metabolitos y a ciertos olores. Las moscas son unos insectos sumamente evolucionados y muy complejos. Ellas tienen formas de sentir el ambiente de una manera impresionante. Entonces, si se ven atraídas por un animal con alguna herida, incluso una herida pequeña, van, la buscan y le ponen huevos.
Es muy importante indicar que estas heridas en la piel deben ser heridas limpias, es decir, que no estén contaminadas o con tejido muy necrótico (casi muerto). Normalmente, las heridas muy purulentas no son las preferidas del Cochliomyia hominivorax. Ellas prefieren heridas más limpias porque se aseguran que el animal en el que están depositando los huevos está vivo.
Cuando la herida ya tiene tejido necrótico, estas heridas atraen a otras moscas que no son Cochliomyia hominivorax, las cuales sí ponen huevos. Pero es poco probable encontrar larvas de Cochliomyia hominivorax en tejido muerto”.
El gusano barrenador se diferencia totalmente del tórsalo. Por lo general, cuando es un tórsalo, este se encuentra solo en una zona de la piel. Además, la mosca del tórsalo, la Dermatobia hominis, pone huevos en otro insecto. Ese otro insecto llega a un animal y ahí el huevo se abre, la larva cae y luego penetra en la piel.
La miasis por gusano barrenador, en cambio, suele iniciar en heridas abiertas y no es solo una larva (como el tórsalo), si no un grupo (gusanera).
—Dra. Troyo, cuando la larva ya está alojada en la persona o en el animal, ¿de qué se alimenta?
—ATR: “Se alimenta del tejido. La Cochliomyia hominivorax se alimenta de la carne del huésped. Cuando se genera la miasis, esta masa de larvas está comiendo tanto que, incluso, genera una cavidad interna, o sea, un hoyo, porque se están comiendo el tejido y pueden llegar a penetrar capas profundas.
En algunos casos en humanos, en los cuales se ha dado infestaciones en boca, existen los mayores riesgos porque estamos muy cerca de órganos muy importantes en el caso del cielo de la boca o paladar. Si hay una masa muy grande de larvas que está comiendo muchísimo tejido, eventualmente estas larvas pueden llegar a zonas del sistema nervioso central y generar un fallecimiento.
Además de la miasis, pueden darse infecciones por bacterias. Estas infecciones por bacterias también pueden generar un proceso de sepsis, cuando las bacterias infectan al organismo internamente, puede generar un cuadro muy serio de shock séptico y, con ella, la muerte”.
—Justamente, eso es lo que hemos estado viendo con estos dos últimos casos que ya el Ministerio de Salud reportó como fallecimientos vinculados a la Cochliomyia hominivorax.
Desde que la mosca pone los huevos, Dra. Troyo, ¿cuánto tiempo debe pasar para que se provoque un fallecimiento? ¿Cuáles son esos síntomas que empieza a tener la persona?
—ATR: “Es relativamente rápido. Las larvas se empiezan a alimentar y están listas después de cinco o siete días. En menos de una semana, ya las larvas hicieron todo lo que tenían que hacer.
Al inicio las larvas son tan pequeñas que no necesariamente hay un síntoma. Estamos hablando de los primeros dos días. Después, sí hay síntomas. Las larvas se hacen más grandes y se pueden sentir. También puede haber dolor, ardor y sensación de movimiento.
El problema es cuando esto ocurre en pacientes que tienen un problema de sensibilidad o de conciencia. La persona, al no sentir, no va a estar avisando. Tampoco un bebé pequeño va a avisar que siente algo en el pie, por ejemplo. Así, tres o cuatro días después ya estamos viendo larvas grandes que pueden comprometer algún otro órgano”.
—¿Y en relación con los tratamientos?
—ATR: “El tratamiento es importante que se dé inmediatamente cuando se tiene identificado una miasis. Primero, hay que ir al médico lo antes posible, para que puedan hacer la valoración e iniciar el tratamiento.
Ese abordaje terapéutico no es tan fácil como llegar, limpiar un poquito y sacar las larvas que se ven y ya. Dependiendo de dónde estén, es necesario eliminar todas las larvas, incluso las que no se ven.
Por lo tanto, a nivel médico, lo primero es retirar todas las larvas y, segundo, complementar con antibióticos para limitar el desarrollo de alguna infección bacteriana derivada de la actividad de las larvas.
Un tratamiento adicional, que es una opción solo para los casos donde las larvas están en cavidades muy profundas y donde no es posible extraerlas, se puede dar un tratamiento directo contra las larvas con un antiparasitario larvicida.
No obstante, la remoción de las larvas es algo que se debe hacer en una instancia de salud a nivel médico, porque es importante que se revise toda la zona para que no quede ningúna y dar los tratamientos adicionales si fuese necesario”.
—Entonces, aquí los antibióticos no hacen nada para erradicar al parásito, sino —como usted lo dice— solo funcionan para evitar las infecciones que se puedan derivar de esta infestación.
—ATR: “Es correcto. El antibiótico como tal no le hará nada a las larvas. Los antibióticos combaten las bacterias para que no se haga una infección más allá de eso, pero las larvas están vivas y no se van a eliminar al menos que se saquen o se aplique un antiparasitario larvicida. Estos son unos compuestos muy diferentes a los antibióticos y sí atacan a los parásitos, específicamente, a este tipo de parásitos que son insectos.
No son lo mismo que los parásitos intestinales, por ejemplo. Hay diferentes tipos de parásitos. En este caso, las larvas de la mosca son específicas y hay que aplicarles un tratamiento antiparasitario acorde a ellas”.
—Doctora, ¿y cuáles son las poblaciones humanas que podrían resultar más afectadas? ¿Hay algún tipo de población que sea más vulnerable que otra?
—ATR: “En términos geográficos —si ya hay infestaciones de animales cercanos— pues lógicamente en ese lugar hay un mayor riesgo. Sin embargo, las moscas pueden desplazarse muchísimo.
Las moscas pueden volar varios kilómetros por día. Por lo tanto, en una zona donde no hay ganado en la finca, tampoco la exime a que no haya nadie afectado. Igual puede venir alguna mosca de algunos kilómetros de distancia y afectar.
Estas moscas son muy rápidas y vuelan muy bien. Precisamente, este es uno de los problemas del control —porque el desplazamiento de la mosca es veloz—. En cuestión de algunos días pueden haberse desplazado varios kilómetros, incluso 50 km o 100 km de distancia.
No obstante, ellas siempre se intentan mantener donde hay animales afectados porque ahí generan una mayor cantidad de larvas. En humanos nos vemos afectados, pero normalmente es secundario y, por lo general, vinculado a la presencia de infestaciones en animales, ya sea domésticos, como perros, o animales silvestres o ganado.
La parte de control a nivel veterinario es muy importante para evitar que las larvas terminen su desarrollo y lleguen a adultos. Cuando ya llegan a adultos, vamos a tener muchísimas más moscas y eso siempre va a aumentar el riesgo.
Entonces, como le digo, las zonas rurales son los lugares de mayor riesgo donde se han visto las infestaciones, pero no se descartan zonas urbanas. En zonas urbanas, perfectamente, podemos tener infestaciones”.
—¿Y los grupos de edad?
—ATR: “A nivel de grupos de edad, podemos hablar de niñas y niños pequeños como los más vulnerables, por el hecho de que no se valen por sí mismos y pueden tener secreciones de boca y de nariz. Incluso, dependiendo de las condiciones, si no están tapados pueden tener afectación en región anal, perianal y genital.
Por otro lado, tenemos a las personas adultas mayores. Esta población puede tener ciertas afectaciones adicionales como mantener la boca abierta, o bien, personas postradas en cama. Esto les puede generar úlceras.
De igual forma, están las personas con algún problema de movilidad, de conciencia y de individuos postrados que necesitan cuidado por parte de otra persona. Otro grupo son las personas habitantes de calle, porque pueden tener heridas expuestas al ambiente.
Finalmente, están quienes poseen heridas abiertas. Aquí cabemos todos. Incluso, algo tan simple como una uña encarnada que quedó algo inflamada, si uno tiene la herida expuesta, eventualmente puede llegar una mosca y poner huevos ahí.
Así que puede ser cualquier herida, con un cuchillo o algún trabajo de campo. Cualquier tipo de herida (aunque sea pequeña) puede permitir que las moscas coloquen ahí sus huevos”.
—Dra. Troyo, ¿cómo podemos prevenir a esta mosca tan perjudicial? ¿Qué puedo hacer yo desde mi hogar?
—ATR: “En términos de prevención para la población en general, es necesario cuidar mucho las heridas, taparlas si se puede y hacer las curaciones y los cambios de vendaje como se recomienda.
Es vital estar curando la herida y estar atentos de que no haya algún tipo de infestación. Si tenemos personas a cargo de otras que están postradas o en cama, entonces ponerles un mosquitero o un toldo. Esto evita que lleguen las moscas a acercarse a esta persona vulnerable.
De igual forma, las y los cuidadores de personas deben estar atentos a las heridas y a las cavidades. Ante cualquier indicio de larvas de mosca, se debe acudir inmediatamente al centro de salud y no esperarse a ver qué pasa, porque, como le decía, el desarrollo de las larvas es muy rápido”.
—Y, a nivel de animales, ¿hay alguna recomendación?
—ATR: “La recomendación es cuidar y revisar a los animales de manera constante, ya sean domésticos o los de producción, si los tenemos.
Si se detecta el problema, se debe hacer la notificación a las autoridades, en este caso Senasa, para que puedan valorar la situación y que reciban las indicaciones sobre qué hacer en el caso de infestación. Esto es importantísimo para que no tengamos un mayor riesgo hacia las personas”.
— ¿Cómo una persona puede identificar a esta mosa?
—ATR: “La mosca Cochliomyia hominivorax es un poco más grande que las moscas que usualmente vemos en las casas: la mosca doméstica.
Eso sí, la Cochliomyia hominivorax no es una mosca gigante, es de un tamaño mediano, aproximadamente de 8 a 10 milímetros. Su tamaño es muy parecido a las que ponen huevos en las heces de los perros o el ganado. Además, tiene un color azul-verdoso metálico, relativamente bonito.
Pero algo que debe quedar claro es que no todas las moscas de colores metálicos verde o azul son Cochliomyia hominivorax. Hay mucha confusión y se cree que toda mosca verde metálica o azul metálica es Cochliomyia hominivorax y no es así. Hay una familia de moscas que se llama Calliphoridae, donde se ubica la Cochliomyia hominivorax, que tiene coloraciones similares, pero son muy distintas en comportamiento.
Por otro lado, la mosca tiene tres franjas oscuras o negruzcas en el dorso del tórax, es decir, por arriba tiene unas tres rayas oscuras. La raya del centro es un poquito más corta que las otras dos.
Los ojos normalmente son entre rojizos a anaranjados, el frente de la cabeza y el resto de la cara de la mosca es de un color amarillento. Asimismo, tiene un espiráculo anterior en el tórax, en la parte lateral, que es blanco.
—¿Y en cuanto a las larvas?
—ATR: En cuanto a las larvas, estas se ven como cualquier otra larva de mosca a simple vista. Si están muy desarrolladas, estas pueden ser un poco más grandecitas y gruesas. Sin embargo, las características que las diferencian de otras especies similares hay que verlas con un microscopio”.
“Las larvas a simple vista, cuando están bien desarrolladas, a veces se les pueden ver unos cordones o tubitos oscuros o negruzcos en la parte posterior o de atrás de la larva, en vista dorsal (por encima). Se dice que tienen cordones dorsales con pigmentación en su porción posterior y eso usualmente se ve en larva fresca.
Si ya están muertas, a veces eso se ve bien y otras no tanto. Sin embargo, si uno le ve esos cordones traqueales pigmentados, la probabilidad de que sea Cochliomyia hominivorax es altísima. Además, las larvas tienen espinas a manera de anillos en el cuerpo, que son espinas que se ven negras y son pequeñitas.
En síntesis, las larvas son más difíciles de identificar, especialmente, cuando son más pequeñas. Por eso, si ya tenemos larvas en un animal o en una persona, se debe acudir inmediatamente al centro de salud, darle el tratamiento correspondiente y, posteriormente, hacer la identificación de esa miasis.
Algo importante es que no es necesario saber si es o no el gusano barrenador para iniciar el tratamiento. Por lo general, el abordaje clínico para la miasis es el mismo, con algunas diferencias, según la condición del paciente”.
—Por último, Dra. Troyo, ¿cómo ve el panorama con base en lo que está presentando el país ahora? Y, desde su criterio profesional, ¿cuáles aspectos deben considerar las autoridades de salud para prevenir una infestación mayor?
—ATR: “A mi criterio, el panorama futuro es que debemos aprender a convivir nuevamente con esta mosca. Como le decía, esta mosca no es nueva. Antes del 2000 Costa Rica tenía casos de Cochliomyia hominivorax e, incluso, durante estos 20 años que el gusano barrenador no estaba, hemos tenido casos de miasis producidas por otras moscas.
Así que esto no es algo completamente nuevo. No obstante, Cochliomyia hominivorax es más agresiva como tal y hay que tenerle cuidado. Por lo tanto, hay que aprender a convivir con ella, aplicar las medidas de prevención y las medidas de tratamiento y detección de los casos oportunos.
Actualmente, las autoridades están haciendo todo lo posible para controlar la mosca, como las liberaciones macho estériles que se hacen en Panamá y llegan a Costa Rica.
Ahora, ¿qué va a pasar? Lo más probable es que la mosca siga su recorrido hacia los países de la región centroamericana y a las otras regiones del norte. Dependiendo de la rapidez, esta mosca podría llegar a su distribución inicial, que incluía el sur de los Estados Unidos.
En cuanto a nivel veterinario, el país ya se está haciendo todo lo posible para tratar de bajar las poblaciones de la mosca y eso se tiene que continuar. Y nosotros, como seres humanos, pues seguir tomando las medidas preventivas que ya mencioné.
Esta mosca no la vamos a eliminar en meses, va a tardar años, si es que lo logramos de nuevo. Entonces, hay que aprender a convivir con ella, al igual que con las otras moscas que son capaces de producir miasis. Lo positivo es que los casos en humanos son mucho menos, en cantidad, que los casos en animales.
Este es uno de esos temas que se deben abordar en todos los niveles, tanto ambiental como veterinario y humano. Todas las personas debemos trabajar juntas porque, lo que le pase a las poblaciones animales, también puede afectar al ser humano”.
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