Uno de los aprendizajes más significativos ocurrió cuando la directora del centro educativo dijo: “del portón para acá son estudiantes”. Una frase como esa sería redundante si no se tratara del IPEC Santo Domingo Satélite Zurquí, el centro educativo inserto dentro del Centro de Formación Juvenil Zurquí.
Hablamos de proyectos que se aproximan a la población penal juvenil desde un claro enfoque de procurar entenderla en su realidad, como estudiantes en una comunidad educativa con una dinámica especialmente compleja.
Con diez años de existencia, el trabajo interdisciplinario y con vínculo internacional ha caracterizado a esta iniciativa investigativa de la Escuela de Orientación y Educación Especial (EOEE).
Desde el año 2014, esta Unidad Académica ha participado, a través del Instituto de Investigaciones en Educación (INIE), con diferentes proyectos de investigación concatenados que abordan la realidad de la población joven privada de libertad en su contexto escolar. Estas iniciativas han sido:
En este camino se pudo aprovechar para profundizar en el estudio del fenómeno, desde una perspectiva interdisciplinaria e incorporando las disciplinas de orientación, educación especial y psicología, con el objetivo de comprender las situaciones de las personas privadas de libertad y su contexto inmediato durante 10 años.
La relación entre la Universidad de Costa Rica, con la profesora Yanúa Ovares, e Indiana University, con la prof. Theresa Ochoa, comenzó en el 2012 con una visita de la profesora Ochoa a la Facultad de Educación, a raíz de la pregunta ¿qué pasa con el 2 % de la población costarricense menor de edad que tiene conflictos con la justicia, en un país con 5 millones de habitantes?
Este cuestionamiento generó una serie de acciones que buscaron comprender el fenómeno de la delincuencia juvenil en Costa Rica y del cual surgen otras interrogantes: ¿Existe un centro educativo dentro de la cárcel? ¿Cómo es el perfil socioeducativo? ¿Logran concluir sus estudios? ¿Reciben apoyo sus familias? ¿Qué pasa cuando se egresan del centro carcelario?
Las preguntas anteriores han sido abordadas como ejes centrales de las investigaciones desarrolladas en diferentes momentos; no obstante, se ha dado especial importancia al proceso de egreso dado que, al parecer, es uno de los aspectos medulares para una exitosa inserción con miras a reducir la reincidencia.
Reviste de especial importancia clarificar que la intervención se hace desde una perspectiva educativa, donde la persona privada de libertad se concibe desde su rol como estudiante; esto ha permitido, a su vez, valorar el fenómeno de la delincuencia desde un enfoque multifactorial. Ante dicho panorama, y para lograr una completa comprensión y abordaje, se requiere del aporte de diferentes disciplinas y del trabajo interdisciplinario e intersectorial. No interesa el delito, interesa la persona como estudiante, con las oportunidades que surgen a partir del proceso de escolarización al que tiene derecho.
A partir del año 2020, la investigación enfocada en realidades educativas y proyecto de vida tuvo que evolucionar hacia una que colabore con el Ministerio de Educación Pública, pero de manera más intencional con el Ministerio de Justicia y Paz.
Al explorar el fenómeno que contempla la preparación para la salida del centro carcelario, la comprensión de las barreras sociales y estructurales en los ámbitos laborales, familiares y comunitarios ha sido clave para determinar que la siguiente interacción del proyecto de investigación necesitaba incorporar la comprensión de las situaciones psicosociales, que obstaculizan la elaboración del proyecto de vida, desde una postura de investigación-acción.
En el contexto del proyecto, con los años se ha creado una relación con las personas que colaboraron con la investigación, lo que nos ha permitido contribuir con ayudas esporádicas cuando hay una necesidad emergente (con la donación de algún artículo de primera necesidad, atender a un estudiante del centro para una situación específica o participar en actividades culturales).
Como investigadoras, reconocemos que nuestra participación no ocurre al vacío, sino que entramos a ser parte de la comunidad de una manera activa y comprometida.
Este proyecto nació gracias al trabajo en conjunto entre la UCR e Indiana University (IU), de EEUU. En la imagen aparecen en orden usual: Viria Ureña Salazar; Niki Weller, investigadora de la IU; Theresa Ochoa, investigadora de la IU y miembro internacional del proyecto en Costa Rica; Claire de Mezerville López; y Yanúa Ovares Fernández, durante un encuentro académico organizado por el Consorcio Global sobre Delincuencia Juvenil y su Prevención. Foto cortesía de Claire De Mezerville.
Parte de este esfuerzo incluyó el generar un primer encuentro exploratorio con otros proyectos de la Universidad, que también trabajan con esta institución y su población.
Varios de esos proyectos están dirigidos por personas que se conocen entre sí, porque están adscritas a la Vicerrectoría de Acción Social o porque están en la Facultad de Ciencias Sociales.
Como nosotras somos de la Facultad de Educación y estamos inscritas en la Vicerrectoría de Investigación, nos vimos en la tarea de conocernos y conectarnos con las personas que también contribuyen con estas dinámicas y poblaciones, para formar parte de la comunidad de manera más efectiva.
Así las cosas, es imposible desapegarnos del rol de investigadoras, pero con la consciencia de que también somos docentes y que nuestro trabajo deriva de un fuerte compromiso social.
En esta etapa del proceso de investigación estamos desarrollando la primera experiencia de capacitación, con un curso desarrollado a partir de la investigación y los resultados de proyectos anteriores.
En este curso de 16 semanas, ofrecido en la Facultad de Educación, capacitamos a un grupo de estudiantes de la UCR que se matricularon voluntariamente, luego de reclutarlos por medio las profesoras y bajo su supervisión. Se les ofreció una mentoría de pares con la población penal juvenil durante el II-24, como plan piloto.
Con un componente bimodal, la capacitación inscrita en la plataforma del INIE, se ha ofrecido durante todo el I-24, con fecha de culminación establecida para julio del 2024.
A partir del objetivo de la investigación, la propuesta es que para el año 2025 se cuente con un Programa de Mentoría de Pares dirigido a personas jóvenes privadas de libertad y en proceso de egreso, pero que haya pasado por una primera experiencia de piloteo y evaluación.
Consideramos que este valioso aporte para, tanto para dicha población como para el Ministerio de Justicia y Paz, ofrece el atributo de que las personas mentoras, en su calidad de pares, sean estudiantes universitarias y universitarios.
Esto abre la posibilidad de enlazar esfuerzos con otras organizaciones de la sociedad civil y de la misma UCR, en apoyo a la juventud que se prepara para el egreso.
El proyecto, con más de una década de existencia, se ha comprometido con divulgar hallazgos y reflexiones, no solo en el ámbito académico, sino también en programas radiales, series de webinarios en colaboración con el GCJDP, encuentros académicos internacionales, jornadas académicas, talleres, etc.
En el siguiente enlace se encuentran las publicaciones del proyecto que se han realizado en los casi 10 años de investigación, en las temáticas de población menor de edad, riesgo social y educación.
El trabajo investigativo relacionado con la población penal juvenil de Costa Rica siempre ha sido trascendental en el campo la justicia. No obstante, al abordar la realidad y necesidades de las personas jóvenes con una mirada educativa, se amplían las oportunidades para desarrollar habilidades y dignificar sus historias de vida, lo cual impacta más allá de lo individual, aún en las situaciones estructurales y sociales más complejas. En definitivo, para nosotras, son estudiantes.
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