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Cuando el volcán se “enojó” con la dictadura

Un estudio geológico hace un paralelismo entre un popular dictador y una fuerte, pero silenciada, erupción del volcán Irazú.
26 jun 2024Ciencia y Tecnología
Convergencia de acontecimientos políticos y la fase eruptiva del volcán Irazú

 

A ritmo de reloj, el volcán Irazú marcó a punta de erupciones, los hechos políticos que se desarrollaron en la, hasta ahora, única dictadura en Costa Rica. Una investigación de la Universidad de Costa Rica (UCR) paraleliza el desastre y el contexto político alrededor de la emergencia. El estudio se publicó en abril del 2024 en la revista de Geofísica Internacional con el título “La erupción del volcán Irazú 1917-1921 (Costa Rica): dinámica y entorno social”, de Mauricio Mora Fernández, Giovanni Peraldo Huertas y Gerardo J. Soto, investigadores de la Escuela Centroamericana de Geología de la UCR.

 

Pese al paralelismo entre ambos hechos, el geólogo Mauricio Mora Fernández señala que “las historias no parecen juntarse”. La información hemerográfica manifiesta un impacto importante de las erupciones del Irazú en la economía, pero no se encontró evidencia de que la dictadura brindara respuesta alguna a la crisis provocada por el evento vulcanológico. Tanto la erupción como la dictadura irrumpieron abruptamente en la vida de la sociedad costarricense, por eso, interesa saber cómo se gestionó el riesgo en un contexto político adverso.

Lo que hasta ahora se puede afirmar es que el régimen autoritario de la época no evidenció la atención de la emergencia, los medios consultados casi ni la reportaron, fue un proceso silenciado. Este es un caso más que se podría unir a la evidencia internacional que advierte, según el investigador Mora, que un contexto político álgido genera vulnerabilidad y se convierte en un problema importante y adicional a la hora de atender un desastre. Eso no lo sabían los muchos que apoyaron el golpe de Estado ejecutado por los hermanos Tinoco el 27 de enero de 1917, quienes tuvieron que enfrentar los efectos económicos de las erupciones del volcán Irazú. El volcán se “enojó” El estudio de Mora, Peraldo y Soto revela la ocurrencia de erupciones estrombolianas, la caída importante de ceniza que afectó la producción agrícola, así como erupciones relevantes, especialmente la registrada el 30 de noviembre de 1918.

El volcán se “enojó”

El estudio de Mora, Peraldo y Soto revela la ocurrencia de erupciones estrombolianas, la caída importante de ceniza que afectó la producción agrícola, así como erupciones relevantes, especialmente la registrada el 30 de noviembre de 1918.

Desde la primera erupción, en diciembre de 1917, el ganado moría intoxicado y fue necesario trasladarlo; esa situación se mantuvo hasta 1919. Además, disminuyó la mano de obra en las fincas por temor a las erupciones y, al afectarse las fincas y el ganado, también se vio perjudicada la producción de leche y sus derivados. Se registró un aumento del 100 % en el precio del queso durante el segundo cuatrimestre de 1918.

Capas de ceniza de hasta un pie de grosor cubrieron sembradíos de cebolla, frijol, papa y maíz. “Esos daños son mucho mayores de lo que la mayoría de las gentes sospechan; ascienden esos perjuicios a millones, con la ruina casi total de numerosos agricultores” (periódico La Información, de 1918).

La ceniza ocasionada por las erupciones llegó a Cartago; en San José afectó al cantón de Coronado y al centro de la capital; también alcanzó las provincias de Heredia y Alajuela. Igualmente, durante la erupción más energética del 30 de noviembre de 1918, perjudicó al Golfo de Nicoya.

Erupciones

Fotografías de la actividad del volcán Irazú en 1918 tomadas por: a) Ricardo Fernández Peralta (Tristán, 1929), b) Manuel Gómez Miralles (Tristán, 1923), y c) José Fidel Tristán desde la azotea del Colegio Superior de Señoritas en San José (Tristán, 1929). 

Justo en marzo de 1918 se registraba el asesinato del político y periodista Rogelio Fernández Güell y de otros líderes contrarios a la dictadura, hecho que marcó el año más álgido del periodo entre 1917 y 1921. Se puede afirmar que el impacto de la fase eruptiva no fue menor, pero el clima político adverso del momento contribuyó a opacarlo. Esto dificulta el análisis más profundo de las erupciones y su cuantificación. Sin embargo, sabemos sin duda que dicho fenómeno le dio un escenario cataclísmico a los dos años de la dictadura, la cual se inició en un clima de crisis fiscal que contribuyó a que el golpe de Tinoco fuera visto por la opinión pública como un salvamento.

“El volcán Irazú está en actividad. Son síntomas de mal agüero. Siempre ha existido una relación sumamente directa entre los volcanes terrestres y los sociales. Cuando hizo erupción el Pichincha, fusilaron a los Alfaro, cuando rugió el Momotombo dieron los despachos a Zelaya; cuando el Izalco se alborotó mandaron a los Ezetas a cenar a ultratumba; cuando se embarcaba don Porfirio al ostracismo, el Popocatepetl parecía un Vesubio… y así sucesivamente. ¡Y que no ruja en la Yankilandia ningún volcán para que haga temblar al Tío Sam!”. (El Lábaro, de 1919).

El dictador no usó la “furia” del volcán a su favor

El trabajo de Mora, Peraldo y Soto no muestra que el dictador haya usado la erupción a su favor. Estaba más enfocado en el reconocimiento de su gobierno por parte de Estados Unidos que por la atención de la crisis. Es innegable que todo el contexto político del momento se desarrollaba en medio de un escenario catastrófico.

El profesor Anthony Goebel McDermott, de la Escuela de Historia, ha profundizado en el análisis de las emergencias frente a los desastres. Por eso, está interesado en ahondar en este estudio y determinar con exactitud si hubo o no una respuesta de la dictadura ante esta erupción que ya se sabe que fue importante, pero que sigue siendo poco conocida. Goebel coincide con los autores del trabajo en que el clima político adverso del momento habría contribuido a opacar la erupción, lo cual dificulta valorar y cuantificar adecuadamente su impacto.

De hecho, Goebel se cuestiona hacia dónde se dirigió la reacción del Gobierno nacional de la época, si hubo un ocultamiento intencionado o si se generaron acciones encaminadas a atender la emergencia. Son preguntas para dilucidar. Esto será, precisamente, el sujeto de un trabajo colaborativo futuro.

Lo cierto es que sí hay una relación entre las políticas de atención de emergencias y el estilo de gobernar.

“Un gobierno autoritario puede perfectamente utilizar una emergencia con mayor decisión y acudiendo menos a la ciencia objetiva para hacer un uso político del desastre. Y, si controla los medios de comunicación, puede tender a invisibilizar la emergencia si eso le conviene”, explicó el historiador Goebel.

Por regla general, la experta en comunicación política Gina Sibaja Quesada señala que en un régimen de corte dictatorial siempre habrá censura a la prensa y sobrevivirán, únicamente, los medios de comunicación que se plieguen a las autoridades políticas.

En aquella Costa Rica de principios de siglo, otros factores como la débil institucionalidad pública, la práctica de que eran los gobiernos locales y no nacionales los primeros llamados a atender los requerimientos y el poco acceso a la información científica dieron como resultado esta casi olvidada actividad del Irazú. Dicho evento habría quedado casi totalmente oculto si no hubiera sido por los artículos científicos del profesor de ciencias naturales José Fidel Tristán y el ingeniero Ricardo Fernández Peralta, quienes registraron detalladas observaciones de las erupciones del volcán. El resto de la sociedad, probablemente, aceptaba la catastrófica realidad como un castigo divino y otros la atribuían a sus adversarios políticos. Lo cierto es que un volcán erupcionó.

Gabriela Mayorga López
Gabriela Mayorga López
Editora digital y periodista, Oficina de Comunicación Institucional
Áreas de cobertura: ciencias económicas, derecho, innovación y emprendimiento
gabriela.mpklwayorgalopez  @ucrurzc.ac.cr