Lo que más le gusta a Kaled Yamil de Isla Venado es la tranquilidad, poder vivir sin rejas y portones.
Foto: Norma Varela.Con la consigna de que la mente es el arma más poderosa que existe, Kaled Yamil Gómez Flores logró superar todos los obstáculos que podían haberlo desanimado de alcanzar su sueño de estudiar Derecho en la Universidad de Costa Rica (UCR).
Con gran franqueza, reconoce que el principal escollo lo construyó él mismo, cuando en su cuarto año de secundaria cayó en el conformismo del mínimo esfuerzo, producto del extenso encierro por motivos de la pandemia por Covid-19 y manifestaciones propias de la adolescencia.
El resultado de esa actitud fue bajas calificaciones que afectaron su nota de presentación para ingresar a la universidad. Esto levantó otro muro que tuvo que franquear: las múltiples voces que le repetían que no gastara tiempo en hacer el examen de admisión porque ya era una causa perdida.
Esas voces lograron desanimar a cinco estudiantes que ni siquiera se presentaron el día de la prueba, pero no calaron en Kaled Yamil, quien salió un día antes de Isla Venado para que el mar no fuera un impedimento más en su ruta hacia la universidad y garantizar su puntualidad en el Colegio Técnico Profesional de Jicaral, donde aplicó el examen que hoy lo tiene en la Sede de la UCR en Guanacaste.
Para ese entonces, su actitud hacia el estudio ya había cambiado gracias a una reflexión personal que lo llevó a analizar su entorno y las oportunidades que tenía a la mano para salir adelante en la vida. Lo que sabía muy bien es que no quería pasar el resto de su vida levantando trasmallos, trabajando bajo el sol y lleno de agua de mar. Así, la única opción que visualizó fue el estudio.
Su pasión por el Derecho comenzó a forjarse desde el día en que su profesora de Español de primer año de colegio le comentó que él podría ser un excelente abogado porque se expresaba muy bien en clase y defendía sus argumentos con criterio. Desde entonces, Kaled Yamil se propuso la meta de estudiar la disciplina en la UCR y “solo en la UCR por ser una de las mejores universidades de Latinoamérica”.
Sin embargo, aún mantiene vivo el interés por la biología marina que lo atrapó desde niño, no solo por haber crecido rodeado por el mar, sino porque siente que el mar sana el alma y encierra una enorme riqueza que hay que cuidar y preservar.
En este sentido, considera urgente que Isla Venado genere fuentes de ingreso económico diferentes a la pesca porque el Golfo de Nicoya está siendo sobreexplotado y hay especies marinas que están desapareciendo. Esta situación no solo se traduce en un daño ecológico, también repercute en la economía de las familias que dependen de la pesca.
Kaled Yamil no pierde de vista su sueño de niño de estudiar Biología Marina y unirlo con su vocación por el Derecho para defender la riqueza marina del Golfo de Nicoya.
Foto: Norma Varela.A pesar de que Isla Venado cuenta con dos escuelas y un colegio, Kaled Yamil considera que la comunidad no le da mucho énfasis al estudio por dos motivos fundamentales: una cultura interna de “bajarle el piso” a quien destaque sobre los demás y un estereotipo externo que cree que la vida en una isla se limita a comer pescado, andar en sandalias y tener una vida relajada.
Contrario a este pensamiento, este estudiante de primer ingreso a la UCR está convencido de que en las islas hay mucho potencial y talento. Lo único que falta es alguien o algo que motive a la población joven a continuar sus estudios y a perseguir sus sueños, y acallar las voces que se alzan solo para desanimar a quienes quieren superarse.
“Yo conocí gente muy inteligente en el colegio que ni hizo el intento de ingresar a la UCR por miedo. En mi caso, todo el mundo me decía que no iba a entrar a la UCR porque tenía una nota de presentación baja. Mucha gente de la isla trató de infundirme miedo al examen. Diez matriculamos el examen y nos presentamos solo cinco. Siento que eso fue sobre todo por miedo. Es gente que se rinde antes de intentarlo. Prefieren quedarse en sus casas y no ir a presentar el examen. Para mí no había nada que perder. Yo sabía que podía y que tenía la capacidad, así que llegué a hacer el examen. Recuerdo que estaba nervioso, tampoco fue que me sobresaturé ni le puse el 100 % al examen, para ese examen no se puede estudiar, pero tampoco se puede llegar con la mentalidad de que no lo voy a pasar”, relató Kaled Yamil.
Su educación primaria y secundaria se repartió entre Isla Venado y Jicaral, comunidad a la que tuvo que desplazarse su familia en dos ocasiones por razones laborales, sobre todo durante la pandemia por Covid-19, cuando el turismo de la isla se paralizó y parte de la población se vio en necesidad de trasladarse a otras regiones donde había más posibilidades de trabajo.
Sin embargo, no hay mal que por bien no venga. Esta experiencia le permitió a Kaled Yamil conocer centros educativos más grandes. Esto lo ayudó a perder el miedo y a sentir que sí podía ingresar a una universidad tan grande como la UCR.
“La U tiene sus cosas: trabajos, estudiar, presentarse a clases, hay horarios pesados… Pero si usted se logra acomodar, puede tener mucho espacio libre, pensar bien y recrearse. Si usted quiere, lo puede hacer. Entrar a la U no es que te va a quitar la vida, más bien es una experiencia nueva que muchos deberían vivirla. Mucha gente no entra a la U solo por ese pensamiento”, aclaró este estudiante de Derecho.
A las obligaciones estudiantiles que comparte con su clase, Kaled Yamil también debe dedicar tiempo a las tareas propias de vivir de forma independiente y a aprender a manejar algunas plataformas computacionales para la realización de trabajos, algo que se da por descontado, pero que en Liceo Rural de Isla Venado no era muy frecuente. En este sentido, manifiesta que agradecería si la Universidad ofreciera un taller de nivelación en ese tipo de habilidades para estudiantes que no han tenido tanto roce con la tecnología.
Tan pronto logre acomodarse con todas sus responsabilidades, Kaled Yamil quiere involucrarse con el Programa de Voluntariado de la UCR para poder influir positivamente en otras personas de la misma manera como integrantes de esta agrupación marcaron su vida cuando visitaron el Liceo Rural de Isla Venado cuando él cursaba su quinto año y lo motivaron a seguir adelante con su sueño de estudiar Derecho en la UCR.
“El Voluntariado es una oportunidad para conocer lugares nuevos, culturas nuevas, experiencias, nuevas formas de relacionarse, de no estar tan encerrado”, remarcó.
La Red Universitaria Estatal de Voluntariado (Unives) visitó el Liceo Rural de Isla Venado en el 2023 para desarrollar una serie de actividades en torno al Día Mundial del Agua. Sin embargo, el encuentro también sirvió para motivar a los colegiales a seguir estudios universitarios. Uno de ellos fue Kaled Yamil, quien aparece con camisa blanca a la izquierda.
Foto: Programa de Voluntariado.Profesionalmente, Kaled Yamil se visualiza elaborando proyectos de ley para defender los derechos de las personas. Por el momento, se muestra muy preocupado por las amenazas a la democracia y por la forma en la que algunos políticos han desestabilizado algunas instituciones estatales desmejorando los servicios básicos que han brindado de manera exitosa durante décadas, como la salud, la energía y el agua.
“Nosotros somos potencia mundial en cuanto al agua, y ¿cómo no hemos actualizado todas las leyes relacionadas con el agua? Hay muchas empresas que contaminan los ríos, las aguas residuales que llegan a los ríos, también se mueren muchas especies por esa razón y se contamina mucho el agua y lo van a seguir haciendo si las leyes no son actualizadas”, ejemplificó Kaled Yamil.
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