Los y las estudiantes de las universidades públicas del país nacieron entre finales de los años 90 y principios de los 2000, dado que tiene un promedio de edad de 25 años.
Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.Cuando se habla de estudiantes universitarios, una de las primeras imágenes que vienen a la cabeza es de una persona con cuadernos, libros, computadora y bolsos, una imagen que se debe complementar con el estudio de Caracterización de la Población Estudiantil Universitaria Estatal, que fue realizado por el Consejo Nacional de Rectores (Conare) en el 2022 y que permite visualizar la realidad detrás de esa primera impresión.
En la mayoría de los casos, la persona estudiante universitaria concluyó los estudios de educación secundaria en un colegio público. Por lo que, parte de su preparación y conocimiento que adquirió antes de ingresar a la educación superior, proviene del sistema estatal.
Con respecto al perfil de ingreso de la población estudiantil de las Universidades Públicas, el 96 % de las personas ubicadas en el primer quintil de ingreso (hasta ¢380 000) provienen de colegios públicos. Quienes tienen un perfil del ingreso en el quintil 2, este dato corresponde al 95 %; en el quintil 3 es el 87 %; mientras que en el quintil 4 corresponde al 74 %. Solamente en el último quintil (de ingresos cercanos a ¢1 865 000) el porcentaje de estudiantes que provienen de colegios públicos es menor al 60 %.
Una de las prioridades que tienen los estudiantes universitarios es la de saber cómo costear los gastos que implica el estudio de su respectiva carrera. Para ello, utilizan la beca socioeconómica como principal recurso para respaldar esos desembolsos. El 53 % (7 980 personas, aproximadamente) utiliza el dinero de la beca socioeconómica como principal fuente de financiamiento.
Obtienen esta asistencia económica a partir de los datos de los ingresos y gastos de su hogar, que se los brindan a las universidades estatales y, luego de un análisis, se les otorga el beneficio, que les acompaña en su viaje académico, que no podrían emprender de no ser por esta ayuda financiera que se les brinda.
La persona estudiante universitaria es, en su mayoría, parte de la generación posmilénica o generación Z. Esto quiere decir que nació entre finales de los años 90 y principios de los 2000, dado que tiene un promedio de edad de 25 años.
Una de las mayores motivaciones del alumnado de la educación superior pública es llegar a terminar sus estudios y poder recoger su título de graduación con gran alegría. Esto significaría ser la primera generación en su núcleo familiar en concluir sus estudios universitarios, puesto que, en gran cantidad de casos, ni su padre ni su madre han finalizado los estudios universitarios. Siete de cada diez de las personas encuestadas señalaron que ninguno de sus dos progenitores ha concluido la educación superior.
Al ya ser reconocidos como profesionales en su campo, luego de terminar con el plan de estudios de su carrera, esta se convierte en una situación que le ayuda en demasía al estudiantado para cambiar la posición que ocupan dentro de la estructura económica y así acceder a una mejor calidad de vida.
Estos datos los arroja el Estudio de Caracterización de la Población Estudiantil Universitaria Estatal del 2022. A partir de una encuesta por muestreo, que respondieron 15 074 personas, se analizaron las características académicas, sociodemográficas y laborales de la población estudiantil matriculada en las cinco universidades estatales.
La Universidad de Costa Rica dispuso de ¢35 mil millones para utilizarlos en el Programa de Becas Socioeconómicas en el 2022. En ese mismo año, el 54 % de las personas estudiantes graduadas correspondía a estudiantes becados.
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