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Jornada de voluntariado universitario en el territorio ngäbe Alto Laguna de Osa

Cuando la diversión se disfraza de trabajo para construir comunidad

Trabajo estudiantil contribuirá con proyectos de reactivación económica de Osa y Puerto Jiménez
15 mar 2024Vida UCR

Cinco jóvenes estudiantes limpian con palas un sendero que lleva al Parque Nacional Corcovado. …

Cada equipo de voluntariado estudiantil siempre estuvo acompañado de un miembro de la comunidad y contaba con hidratación y protección contra insectos y rayos ultravioleta.

Foto: Fernando Montero Bolaños.

Armados con machetes, rastrillos, picos y palas, una decena de estudiantes de la Universidad de Costa Rica y de la Universidad Nacional se adentraron en la selva del territorio indígena de Alto Laguna de Osa para mejorar el sendero que lleva hasta la estación Los Patos del Parque Nacional Corcovado, una acción que beneficiará a los emprendimientos turísticos de la zona.

Mientras tanto, otro grupo se dedicaba a limpiar los alrededores de la laguna del exceso de troncos, ramas y hierba seca que queda cuando este cuerpo de agua desaparece durante la temporada seca. Muy cerca de ahí, otros voluntarios universitarios remozaron la pintura de la escuela y del salón comunal. Ambas contribuciones están encaminadas a mejorar la infraestructura de la comunidad para atender oportunamente las necesidades de sus pobladores y visitantes.

En lugar de dedicar su fin y principio de semana a dormir, descansar y revisar sus redes sociales, este equipo estudiantil se vistió de mística, compromiso y esfuerzo para colocar un ladrillo más en el trabajo que ambas universidades están desarrollando en los cantones de Osa y Puerto Jiménez, por medio del Programa Institucional Osa - Golfo Dulce (Piosa) de la UCR y del Proyecto para el Fortalecimiento de Capacidades Locales para la Reactivación Económica (Focal) del Consejo Nacional de Rectores (Conare).

“No todo en la vida es estudiar y trabajar, sino que tenemos que salirnos de nuestra zona de confort. […] Es una experiencia muy integral, porque no es solo venir a trabajar y ayudar a hacer cosas, sino también que uno conoce personas de los mismos voluntarios y también de las comunidades.”

Patricia Montenegro Castro, estudiante de Diseño Gráfico de la UCR

Esto quiere decir que el esfuerzo del estudiantado no caerá en el vacío porque no obedece a una actividad aislada ni a una ocurrencia, sino que forma parte de un proceso estratégico de largo plazo que han realizado las universidades estatales en la región desde principios de siglo en procura de acompañar e impulsar las iniciativas locales que buscan un desarrollo sostenible.

Diego Quirós Badilla, coordinador del Programa Piosa y docente de la Escuela de Economía Agrícola y Agronegocios de la UCR, explica que, paralelo a la tradicional actividad agrícola, han ido creciendo los emprendimientos turísticos, al punto de que recientemente se conformó el grupo Ngöta, el cual tiene como objetivo impulsar con mayor fuerza estos proyectos.

“Son aproximadamente once emprendimientos turísticos. Ellos tienen sus fincas que las están adaptando para recibir visitantes, para hospedaje y zonas de camping. Sus fincas tienen conexión con el Parque Nacional Corcovado. Entonces organizan recorridos al río y ofrecen toda la parte cultural propia de su comunidad”, especificó Quirós.

“El trabajo de los voluntarios, tanto de la Universidad de Costa Rica como de la Universidad Nacional, en conjunto, traen un beneficio fundamental, tanto del apoyo en la elaboración de estos senderos, habilitarlos de una manera apropiada para los visitantes turísticos, pero también como un apoyo fundamental en lo que es el trabajo y la organización comunal para sus proyectos específicos.”

Diego Quirós Badilla, coordinador del programa Piosa y docente de la Escuela de Economía Agrícola de la UCR

Ismael Salinas Andrade es uno de los emprendedores del lugar con zonas para acampar, senderos y recorridos diurnos y nocturnos. Como guía turístico, no solo se dedica a su negocio, sino también apoya las iniciativas de sus vecinos. Para él, el aporte de los programas de voluntariado estudiantil es invaluable.

“Nos benefician bastante debido a que hay trabajos que necesitamos hacer, pero, por falta de presupuesto o mano de obra, han estado estancados por mucho tiempo, y gracias a los voluntarios de la Universidad de Costa Rica y la Universidad Nacional avanzamos en esos trabajos”, afirmó Salinas.

Por su parte, Selmo Mendoza Palacios, coordinador del grupo Ngöta, reconoce que, a razón de pagar el trabajo realizado por las cuadrillas estudiantiles, se requeriría una gran inversión de dinero con el que no cuenta la Asociación. “Estamos muy agradecidos y esperamos que se repita”, añadió.

Un estudiante voluntario con camiseta de la UCR limpia un sector de la laguna de la comunidad. La …

¡Aquí también estamos!

Foto: Fernando Montero Bolaños.

Ni el excesivo calor, ni las garrapatas, ni los mosquitos, ni el peligro real de encontrarse con una serpiente, fueron obstáculo para que este grupo de estudiantes levantara su mano inmediatamente cuando se abrió la convocatoria para esta gira, una experiencia que, según confiesan, atesorarán en su memoria por el contacto tan cercano con la naturaleza y con una cultura rica en historias y tradiciones.

Tras nueve horas de camino, el grupo estudiantil dedicó el resto de su primer día a organizar el campamento y a prepararse para dos días de intenso trabajo. Por la noche, escucharon historias ngäbes y aprendieron una danza de esta comunidad al ritmo de una melodía entonada por uno de sus miembros. Esto ayudó a terminar de construir la confianza mutua necesaria para el trabajo en equipo que debían realizar durante el sábado y el domingo.

“Hago esto porque me nace. Realmente me la paso bien apoyando en lo que puedo y me divierto. Es crecimiento personal. Es tener la satisfacción de ayudar a comunidades, a parques, y saber que estoy apoyando al ambiente o retribuir de alguna forma la contaminación que generamos. Creo que, de alguna forma, me hace sentir mejor.”

Jeckson Montoya González, estudiante de Archivística de la UCR

En esta línea, Anajensy Alvarado Barrios, estudiante de Promoción de la Salud, asistente del Programa de Voluntariado de la UCR y voluntaria activa, destaca los beneficios que tienen este tipo de experiencias en el estudiantado, más aún cuando se unen los programas de voluntariado de dos universidades estatales.

“Ayuda muchísimo con las habilidades blandas, el trabajo en equipo, la comunicación asertiva, incluso cuestiones tan puntuales como saber organizarnos, saber manejar nuestros tiempos y demás. Ofrece muchísimas ventajas que, a veces, nos cuesta enumerar”, subrayó Alvarado.

“Creo que, como estudiantes de universidades estatales, tenemos la responsabilidad de conocer las realidades en general contextualizadas, y muchas personas pasamos solamente en las aulas. Tener estos acercamientos con las comunidades es casi obligatorio en nuestras mallas curriculares sin importar de qué carrera seamos.”

Anajensy Alvarado Barrios, estudiante de Promoción de la Salud, asistente del Programa de Voluntariado de la UCR y voluntaria activa

Al día siguiente, cuando todavía la luna y las estrellas reinaban en el firmamento, todo el equipo estudiantil ya estaba en pie aseándose, desayunando y aplicándose ungüento contra las garrapatas, repelente contra mosquitos y bloqueador solar, para comenzar su jornada puntualmente a las 6:30 a. m.

Una vez organizadas las tres cuadrillas, 22 pares de manos asieron las herramientas con las que sembrarían una semilla de esperanza y regarían con su sudor. Entre machetazos y brochazos, los estudiantes lograron conocer un poco de la cultura ngäbe y su realidad, gracias al intercambio con habitantes de Alto Laguna.

En primer plano se ven tres grupos de herramientas de jardín. Al fondo el grupo de voluntarios. …

A las seis de la mañana, las herramientas ya esperaban por los voluntarios.

Foto: Fernando Montero Bolaños.

Esa noche, los sueños de los voluntarios mezclaron algunas palabras ngäbes con sus melodías mántricas, la espesa vegetación del lugar y las caras de nuevas amistades, mientras que los habitantes del territorio ngäbe Alto Laguna y sus alrededores soñaron con sus emprendimientos, con una mayor visitación de turistas y con un futuro prometedor para sus familias.

Aunque el domingo se repitió la rutina del sábado, todas las experiencias fueron novedosas, las conversaciones diferentes y la camaradería aún mayor. Ese día, al finalizar la tarde, el grupo estudiantil y miembros de la comunidad disfrutaron de la belleza natural de una poza cercana, donde pusieron punto final al trabajo, pero también se comprometieron a seguir construyendo comunidad, tanto entre los grupos de voluntariado de ambas universidades estatales como con los pobladores de Osa y Puerto Jiménez, donde regresarán en dos ocasiones más este año para colaborar en otros proyectos que buscan la reactivación económica de la región.

El grupo de voluntarios alrededor de una fogata durante la primera noche escuchando historias de …

El grupo de voluntariado escuchó historias gnäbes y formuló preguntas sobre esta cultura a miembros de la comunidad durante la primera noche en Alto Laguna.

Foto: Fernando Montero Bolaños.

La próxima visita se concentrará en la comunidad de Riyito de Puerto Jiménez, la cual ya está trabajando en los detalles para recibir al voluntariado universitario en los proyectos que definieron como prioritarios en una sesión que sostuvieron con docentes y estudiantes de ambas universidades durante esta primera visita del año.

Por ejemplo, Heylin Arguedas López, directora de la escuela de Riyito, manifestó la necesidad de habilitar un área verde del centro educativo para que los escolares puedan realizar actividad física. En este sentido, piensa que el voluntariado universitario podría colaborar con la limpieza, el levantamiento de troncos y el barrido de una parte de la hectárea de la escuela para que los niños tengan un lugar adecuado para jugar y hacer deporte.

“Necesitamos que los rectores nos visiten y vean el gran trabajo que han hecho estos estudiantes acá y la importancia de que se mantenga, porque se van casando con las comunidades, ellos van viendo la necesidad de que estén presentes en esta zona y cómo ellos van a ser de gran impacto para el desarrollo y la generación de empleo en esta zona.”

Alba Lidia Peralta Álvarez, vicepresidenta de la Asociación de Desarrollo de Cañaza

Por su lado, Enrique Segnini Saballo, alcalde electo de Puerto Jiménez, expresó la necesidad de incrementar la participación de las universidades en la región y el aporte del estudiantado de diversas maneras. Entre otras ventajas, Segnini resaltó que la imparcialidad de los estudios de las universidades públicas facilita la toma de decisiones desde la municipalidad.

“Como alcalde, desearía más bien que la Universidad se traiga a todos los muchachos de las diferentes universidades a hacer las tesis aquí y nos ayuden en todos los temas, porque aquí está el tema de los desechos sólidos, está el tema del turismo rural, hay mucha información con la que nos podrían ayudar ellos y que nosotros no contamos con los recursos para eso”, subrayó.

 
 
 

Una integrante del Programa de Voluntariado de la UCR utiliza una pala para limpiar el sendero en …

Dejando huella...

Foto: Fernando Montero Bolaños.

 
Fernando Montero Bolaños
Fernando Montero Bolaños
Periodista, Oficina de Comunicación Institucional
fernando.mopnktnterobolanos  @ucrldcg.ac.cr

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