La Ciudad Universitaria Rodrigo Facio de la Universidad de Costa Rica se caracteriza por ser uno de los pocos parches verdes que quedan en el sector este de la capital. La sede cuenta con más de 3.200 árboles distribuidos en sus cuatro fincas, la mayor parte se encuentra en la Finca 1 donde se contabilizan unos 2.200 árboles, según datos de la Regencia Forestal.
En este terreno, que en el pasado fue una finca cafetalera, se estima que hace más de medio siglo se sembraron especies exóticas como el Eucalipto, el Pino Paula y la Casuarina entre otros árboles de gran porte que han dominado el paisaje universitario y que inevitablemente serían reemplazados en los próximos años.
Tras la tragedia ocurrida el 8 de noviembre, el proceso de corta y reemplazo de estos árboles se aceleró, trayendo consigo repercusiones ambientales y oportunidades para la renovación del paisaje universitario que tendrá como resultado un campus ecológicamente equilibrado y más seguro para las personas.
La intervención forestal en la Finca 1, que se realizó del 9 al 21 de noviembre, incluyó la corta de 61 árboles prioritarios y es la más grande que se ha realizado en los últimos años de forma simultánea. El 90% de los árboles talados fueron individuos de especies exóticas, de los cuales, 36 eran eucaliptos que alcanzaban alturas entre 15 y 35 metros.
Los expertos reconocen que, anque estos árboles servían como sitios de anidación de algunas especies de aves, su contribución al ecosistema era limitada y su nivel de riesgo era muy alto.
El Dr. Mario Blanco Coto, especialista en botánica y miembro de la Comisión de Foresta Universitaria explica las repercusiones ambientales y oportunidades de renovación que implica la corta de 61 árboles en el campus Rodrigo Facio realizada entre el 9 y 21 de noviembre de 2024.
Los árboles, como todo ser vivo, pasan por un ciclo natural de crecimiento y envejecimiento por lo que los más viejos enfrentan enfermedades y signos de deterioro propios de su ciclo de vida. Además, se encuentran expuestos a factores biofísicos como las precipitaciones, los vientos y la condición de los suelos.
Al estar ubicados dentro de una zona urbana, los árboles de la Sede Rodrigo Facio en sus cuatro fincas: el campus central (Finca 1), la Ciudad de la Investigación (Finca 2), las Instalaciones Deportivas (Finca 3) y Finca 4 también interactúan con factores que aceleran su deterioro como la contaminación ambiental y el contacto con las personas.
Por estas razones, la Universidad de Costa Rica realiza un monitoreo y manejo permanente de los más de 3.200 árboles que posee la institución en sus cuatro fincas, así como en las sedes y recintos regionales con el propósito de salvaguardar su papel en la conservación de los ecosistemas en los que se encuentran y proteger la integridad de personas, vehículos e infraestructura.
Durante el 2024, la Unidad de Servicios Urbano Ambientales de la OSG (creada en el 2023) ha realizado 81 atenciones forestales, de las cuales, el 78% fueron trabajos programados y el 23% en respuesta a situaciones de emergencia. Al 8 de noviembre se habían cortado 20 árboles y 61 fueron podados.
Tras la caída de un eucalipto que ocurrió el 5 de noviembre frente a la Facultad de Derecho, al día siguiente, la CFU junto con la Regencia Forestal, recomendó realizar una intervención urgente para proteger la seguridad de la comunidad y preservar los bienes institucionales. La intervención que se comunicó mediante la circular VRA-35-2024, consistiría en la poda de cinco árboles y la corta de tres árboles que serían reemplazados de inmediato por especies nativas.
A pesar de que los eucaliptos con mayor riesgo de caída ubicados frente a la Facultad de Derecho estaban programados para corta y poda el 9 y 10 de noviembre, la tragedia se presentó horas antes cuando una rama cayó sobre el estudiante Bryam Rubén Aguinaga Amador, quien perdió la vida en el lugar.
Este lamentable acontecimiento aceleró la intervención de otros árboles que presentaban riesgos para la seguridad de las personas y de la infraestructura universitaria, principalmente en el contexto de emergencia nacional por los efectos de las lluvias que causaron una saturación de los suelos de hasta el 90%-100% en el Valle Central en las primeras dos semanas de noviembre.
Se trata de árboles que habían entrado en estado de senectud o presentaban signos de deterioro, estaban ubicados en zonas de paso peatonal o interferían con infraestructura vital, los cuales, sumados a las condiciones de los suelos y del clima se convirtieron en un riesgo inminente en las últimas semanas.
36 Eucaliptos (Eucalyptus sp),
3 Casuarinas (Casuarina equisetifolia),
3 Corcho (Malaleuca leucadendron),
1 Llama del bosque (Sphatodea campanulta)
1 Pino (Pinus radiata),
8 Pino (Pinus caribaea)
1 Poró extranjero (Erythrina poepigiana),
3 Ciprés (Cupressus lusitánica).
1 Muñeco (Cordia eriostigma)
1 Cenízaro (Samanea saman).
Fuente: Comisión de Foresta Universitaria. Lista emitida el 14 de noviembre de 2024.
Con el fin de resguardar la seguridad de las personas, la Vicerrectoría de Administración movilizó todos los recursos humanos y económicos para llevar a cabo la intervención en el campus universitario en el menor tiempo posible.
El personal operativo de la Sección de Mantenimiento y su Unidad de Servicios Urbano Ambientales de la Oficina de Servicios Generales (OSG) trabajó ininterrumpidamente durante 12 días y se contrató una grúa con capacidad de 120 toneladas y altura de 40 metros con la finalidad de alcanzar los árboles de mayor altura.
La Compañía Nacional de Fuerza y Luz brindó una invaluable colaboración con personal y equipo especializado para la corta y poda de ramas y árboles que comprometían las líneas de distribución eléctrica.
Además, el Instituto de Investigación y Servicios Forestales (INISEFOR) de la Universidad Nacional brindó apoyo a la Comisión Foresta Universitaria para gestionar la madera resultante y la Escuela de Geología de la UCR se incorporó para el análisis de suelos, según detalló el Dr. Roberto Guillén Pacheco, vicerrector de Administración y coordinador de la CFU.
En la última década, el campus de la UCR se ha venido repoblando paulatinamente con jóvenes ejemplares de especies nativas que brindan importantes servicios como la protección de los suelos, la captura de carbono o el hábitat para especies de aves, mamíferos y roedores.
Este cambio de especies exóticas a especies nativas ha venido ocurriendo en la última década impulsado por la directriz del Banco Mundial para los proyectos constructivos desarrollados en Finca 2 y Finca 3, que establecía que por cada árbol talado se debían sembrar tres como medida de compensación ambiental, según detalló el regente forestal, Ing. Héctor Espinoza.
Siguiendo esta regla, del año 2014 al 2024, se han sembrado más de 1.700 árboles de especies nativas en la Sede Rodrigo Facio, por lo que actualmente éstos se encuentran en estados juveniles de crecimiento. En unos años, estos nuevos ejemplares tomarán el lugar de una parte de los árboles de especies exóticas que han ido e irán desapareciendo del campus.
Este proceso intensivo en el que se han ido sumando árboles año con año también tiene un límite. Por eso, actualmente la CFU plantea sustituir los árboles talados por otras especies de arbustos y plantas que contribuyan al equilibrio ecológico y que en el futuro no se conviertan en un problema, principalmente en zonas peatonales, estacionamientos y puntos donde hay infraestructura vital como cableado eléctrico o fibra óptica.
Con la creación del vivero institucional en la Finca de Santa Ana, administrada por la Unidad de Gestión Ambiental de la Vicerrectoría de Administración, desde el 2020 la institución produce sus propios árboles para compensación y arborización de sus campus y brinda árboles a los corredores urbanos, instituciones y organizaciones.
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Los árboles jóvenes aportan a una mayor captura de carbono que los de mayor edad que, en lugar de capturar, almacenan carbono. Esa es una de sus ventajas, además están mejor adaptados al clima y a los suelos de nuestro país, por lo que su mantenimiento es menor según explicó el Ing. Espinoza.
La Comisión de Foresta Universitaria (CFU) es el ente técnico encargado de monitorear y evaluar periódicamente el estado de los árboles y recomendar medidas para su manejo, así como emitir recomendaciones para la siembra. Sus miembros son especialistas en biología, ingeniería forestal, arquitectura y paisajismo y mantenimiento, entre otras disciplinas.
Actualmente está conformada por: Arq. Ana Ulloa Dormond, Jefa de la Oficina Ejecutora del Promaga de Inversiones (OEPI), Dr. Mauricio Fernández Otárola, Director de la Red de Áreas Protegidas (RAP), Dr. Mario Blanco Coto, docente de la Escuela de Biología, M.Sc. Isabel Carpio Malavassi, bióloga jubilada., Ing. Héctor Espinoza Villalobos, regente forestal de la Unidad de Gestión Ambiental (UGA), Ing. Andrés González Córdoba, coordinador de la Unidad de Servicios Urbano Ambientales de la Oficina de Servicios Generales (OSG) y Dr. Roberto Guillén Pacheco, Coordinador.
De acuerdo con las condiciones del árbol, la especie y su ubicación se analiza el riesgo a las personas, a la infraestructura y vehículos y se emiten recomendaciones que son ejecutadas por la Unidad de Servicios Urbano Ambientales de la Sección de Mantenimiento de la Oficina de Servicios Generales. Entre las medidas se incluyen podas y cortas que se realizan a lo largo del año de forma programada.
La comisión también evalúa las solicitudes que envían diferentes instancias y personas a la Vicerrectoría de Administración (VRA) durante sus reuniones y emite una recomendación. Frecuentemente, la evaluación incluye una visita al sitio por parte de los miembros. En situaciones de emergencia por posibles caídas de ramas o árboles brinda una atención inmediata.
Condiciones del árbol. Se evalúa la parte externa de los árboles en busca de evidencia de desequilibrio estructural, condición del tronco y las ramas, daños al tronco por maquinaria, hongos o insectos, etc.
Especie. Se toma en cuenta si la especie es nativa de Costa Rica o exótica; bajo condiciones equivalentes, se prioriza la corta y sustitución de especies exóticas. Aunque cualquier árbol puede llegar a caer o botar ramas por diversas razones, hay especies que tienen mayor tendencia a sufrir dichas fallas estructurales luego de alcanzado cierto tamaño. Por ejemplo, los higuerones (género Ficus) son poco propensos a caer o botar ramas, pero las Casuarinas son mucho más propensas una vez que llegan a un estado avanzado de crecimiento.
Ubicación. Se verifica si los árboles se encuentran en zonas de paso peatonal o vehicular, cerca de infraestructura o cableado y si están en zonas de protección, donde hay limitaciones para su manejo.
Es importante recalcar que primero se consideran podas preventivas (corta de ramas potencialmente problemáticas). Solo en caso de riesgo inminente y aparente, se realizan talas (corta del árbol entero).
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