Ambas fuentes consultadas aseguran que el descenso en las tasas de interés acordado por la Reserva Federal de Estados Unidos fue fundamental para que el BCCR hiciera lo mismo en el país.
La decisión de bajar 0,5 puntos la Tasa de Política Monetaria, tomada por el Banco Central de Costa Rica (BCCR) el pasado 19 de setiembre, podría tener efectos positivos en la población endeudada, o que piensan solicitar préstamos.
Recordemos que el BCCR determinó esta baja en la TPM del 4,75 % al 4,25 %, la cual – en buena teoría – debería generar un mayor interés en solicitudes de crédito.
No obstante, dos docentes de la Escuela de Economía de la Universidad de Costa Rica (UCR), Daniela Córdoba Solano y Juan Rafael Vargas Brenes, aseguraron que los posibles efectos en la economía nacional tardarán en percibirse, aunque estos podrían ser beneficiosos para un cierto sector de la gente. Pero para que esto ocurra, depende también una serie de factores macroeconómicos y hasta políticos, tanto nacionales como planetarios.
Debido a todo lo anterior, se realizaron consultas sobre el impacto que esta reducción podría tener en la economía nacional y particular, las posibilidades de aumento en las solicitudes de préstamos para gastos e inversiones, o la influencia al alta que tendría en la inflación.
–¿Cómo podría dinamizar esta baja en la TPM a la economía nacional?
Daniela Córdoba Solano (DCS): Ante una reducción en la TPM, se esperaría que el resto de las tasas en la economía empiece a disminuir. Pero no porque hoy disminuyó esta tasa, ya mañana va a pasar lo mismo con la Tasa Básica Pasiva (TBP), las tasas interbancarias y otras. Es un proceso que se da de forma rezagada y paulatina, porque no es tan fácil poder hacer todos los ajustes de forma instantánea.
Eso sí, al reducirse las tasas de interés, entonces va a ir disminuyendo el costo financiero de pedir prestado, lo que podría facilitar a las familias o a las empresas el acceso a un crédito más barato. Esto, a su vez, podría incentivar el consumo de los hogares y la inversión en las empresas.
Entonces, cuando la inversión y el consumo aumentan, también lo hace la demanda interna, ya que estos son dos de sus principales componentes. Al ocurrir esto, se empieza a dinamizar otra serie de áreas en la economía y se genera un proceso en el cual, al haber mayor demanda, hay más necesidad de producción de bienes y servicios.
Según la teoría, a su vez, esto podría aumentar la demanda por trabajo, lo que estimularía también el mercado laboral, generando más producción y un mayor nivel de crecimiento económico.
Hay que tener en cuenta, además, que las reducciones en la TPM van a tener un efecto positivo sobre la inflación futura. Esto podría terminar afectando mucho más a los hogares en los quintiles de ingreso más bajos, pues tienden a tener una canasta de consumo más similar a la utilizada para el cálculo del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Juan Rafael Vargas Brenes (JRVB): En general relativamente poco. En primer lugar, las tasas de interés afectan despacio. También, el monto es relativamente pequeño y, además, ocurre sobre periodos distendidos, porque las decisiones de invertir toman tiempo, debido a todos los trámites que se deben realizar para concretar un préstamo.
Hay que decir que la razón más importante por la cual la autoridad monetaria de Costa Rica modificó la tasa es porque su par de Estados Unidos hizo lo mismo previamente en setiembre, cuando bajó sus tasas de interés del 5,25 % al 4,75 %.
Es decir, el BCCR no quiere que se vayan los fondos que hay en el país. Entonces, se hacen estas modificaciones relativamente simétricas con lo que ocurre con el Banco Central (Reserva Federal) de los Estados Unidos.
–¿Para el promedio de personas en el país, el descenso al 4,25 % en la TPM podría ocasionar un eventual crecimiento importante en la solicitud de préstamos para gastos o inversiones?
DCS: Depende del contexto económico y, por supuesto, de la situación en particular de cada una de las familias o de las empresas en la solicitud de préstamos. Debido al efecto rezagado de la TPM, seguramente la reducción del 20 de septiembre se va a ir percibiendo hasta aproximadamente finales de año, o inicios del próximo año.
Es decir, lo que sí vamos a percibir son los efectos de anteriores disminuciones en la TPM. Entonces, si aumentan o no los préstamos, va a depender en cierta medida de la inflación, de las expectativas y la confianza de las empresas y hogares en el futuro próximo de la economía.
Ahora vemos que las inflaciones interanuales ya están en números positivos, aunque siguen muy pequeñas, menores al 1 %. El BCCR estima que las variaciones mensuales en el IPC van a seguir siendo positivas, pero aún no se va a alcanzar ese rango de tolerancia de la inflación, que se sitúa entre el 2 % y el 4%.
Hay que recordar que no todas las familias pueden acceder al sistema financiero formal. Aquellas con ingresos más bajos, probablemente recurren a otro tipo de prestamistas y eso al final no queda registrado.
También dependemos mucho de los socios comerciales a nivel internacional, de cómo se desenvuelvan, sobre todo en materia de tasas de interés y política de comercio exterior.
JRVB: como el monto de la baja no es muy grande, la gente en general no se va a mover en masa a pedir préstamos. Por otro lado, pese a que el sistema financiero es sólido y robusto, a veces salen noticias que no están bien fundadas y que atemorizan a las personas, entonces la gente trata de no arriesgar mucho su dinero.
En general, solo un grupo selecto de personas suele invertir (como los hogares con actividades empresariales, según lo muestra la respectiva encuesta del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos y el BCCR). Además, al menos durante 2024, los prestamistas no bajarán sus tasas activas de préstamos.
–¿Tomó en consideración el BCCR que esta medida pueda aumentar la inflación de forma considerable, pese a que está aún por debajo del 1 %?
DCS: En mi opinión sí, porque uno de los objetivos que tiene el BCCR es la estabilidad de precios, mantener inflaciones en lo que se pueden considerar bajas para el contexto del país. Por eso establece la variación interanual en el IPC entre 2 % y 4 %, alrededor del rango meta que es de 3 %.
También consideró las proyecciones de los cambios mensuales en el índice de precios y sus cambios interanuales. Según estos cálculos, se espera alcanzar ese rango de tolerancia hasta el tercer trimestre del 2025.
Es decir, que por más que disminuya la TPM, el efecto que puede tener esta disminución en ella no va a ser tan grande como para subir mucho las variaciones mensuales e interanuales del IPC. Esto debido a que, como mencionan también en el BCCR, el crecimiento del principal socio comercial del país (Estados Unidos) no ha sido tan alto como se esperaba, debido a que extendió más de lo esperado el periodo de tasas de interés altas.
JRVB: Para esto tengo dos comentarios: el BCCR tiene años de estar por debajo de la inflación meta (del 2 % al 4 %) y en los últimos 24 meses ha tenido un éxito insuficiente para moverse en esa dirección.
También, en una economía abierta al comercio y pequeña de tamaño como la nuestra, la autoridad monetaria tiene poco control sobre la inflación. Eso me recuerda que un miembro de la junta directiva del BCCR argumentó hace unos años que el Banco no debería preocuparse si la inflación estaba debajo de la meta, porque eso ayudaba a los hogares más desfavorecidos.
Así que, en general, creo que esta medida tiene poca relación con que el BCCR quiera levantar la inflación a la meta del 3 %. Pero, por otro lado, incluso está lento el poder llegar al límite inferior de la inflación. Por eso es que, aún si al Banco le gustaría que esto influenciara un aumento en la inflación, esta no va a provocar movimientos grandes ni el consumo ni la inversión.
En general, la inflación podría verse más afectada con los eventos que ocurren ahora en Medio Oriente y que estos se vuelvan aún más adversos; o que las elecciones de noviembre en Estados Unidos arrojen un ganador que, una vez en la presidencia, tenga un discurso muy inflamatorio.
Lo anterior podría hacer que algunos de los precios externos se muevan por previsión hacia arriba, pero tampoco tenemos ninguna razón para pensar que sean alzas significativas.
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