El Dr. Jorge Cortés Núñez y la Dra. Odalisca Breedy Shadid, biólogos marinos e investigadores del Centro de Investigación en Ciencia del Mar y Limnología (Cimar), de la Universidad de Costa Rica (UCR), participaron en la expedición “Arrecifes verticales de las Galápagos”, dirigida por la Dra. Katleen Robert de Memorial University, Terranova, Canadá y la Estación Científica Charles Darwin (ECCD), con el apoyo del Schmidt Ocean Institute de Estados Unidos.
Del 18 de setiembre al 19 de octubre del 2023, los académicos realizaron sus labores a bordo de la embarcación RV Falkor (too), un barco inusual equipado para estudiar regiones profundas. Ese barco estuvo en Costa Rica en juio y diciembre del 2023.
Las islas Galápagos albergan una gran cantidad de corales de agua profunda, una especie escasamente investigada a comparación de los corales de agua poco profunda. Los arrecifes coralinos en aguas hondas viven en acantilados, la profundidad e inaccesibilidad de estos corales verticales provoca que se dificulte su estudio.
Los corales verticales de agua fría representan, aproximadamente, la mitad de la población mundial de corales. Estos organismos, además de ser poco explorados, no son inmunes de las actividades destructivas del ser humano.
La expedición comenzó en la isla Santa Cruz, una de las islas Galápagos en Ecuador, donde se encuentra la ECCD. Posteriormente, exploraron una serie de islas, entre ellas, San Cristóbal, Isabela, Fernandina y San Salvador y luego realizaron un recorrido por la isla del Coco y finalizaron en Golfito, Puntarenas, Costa Rica.
Según comentó Cortés, la invitación se dio cuando él recibió un llamado de una estudiante de doctorado en Canadá, quien le propuso recorrer los montes submarinos cercanos a la isla del Coco. Su curiosidad lo llevó a preguntar si podía ser partícipe de la gira la Dra. Breedy, dado su amplio conocimiento sobre los octocorales. Y así terminaron en este recorrido por las islas Galápagos.
El objetivo principal de la expedición consistió en construir mapas de arrecifes de coral de agua profunda, estudiar el sustrato que sustenta el arrecife y anlaizar cómo giran alrededor de los acantilados las corrientes que suministran alimentos. También, utilizaron alta tecnología que reconstruye mapas tridimensionales precisos de los arrecifes verticales y su entorno, según el sitio web del Schmidt Ocean Institute.
El personal científico lo conformaron 24 investigadores de países como Canadá, Ecuador, Inglaterra, Estados Unidos, España, Portugal y Costa Rica.
Como especialista en octocorales, Breedy cooperó con la identificación de organismos y su relación con la información de los mapas y las características geológicas del sitio:
“Con los corales sacamos muestras para realizar un estudio genético y morfológico, pero si encontrábamos un único espécimen tomábamos un vídeo, no recolectamos muestras”, explicó la científica.
Por otro lado, Cortés relató que su papel consistió en aportar su conocimiento sobre los arrecifes de coral de aguas poco profundas y cómo se conectaban las especies con el mar profundo. Además, ayudaba con el procesamiento de muestras. “Hubo una contribución intelectual con los demás investigadores”, dijo.
También, Cortés tuvo la oportunidad de organizar una serie de seminarios en el barco, dirigidos tanto a los científicos y científicas presentes en el Falkor (too), como a la tripulación.
Los investigadores destacaron que la expedición permitió que se hicieran nuevos descubrimientos, especialmente en la parte biológica y geológica de la zona. Sin embargo, los biólogos de la UCR no podían quedarse con las muestras que recolectaban, como sí ocurrió en la pasada expedición al mar profundo en el océano Pacífico costarricense.
Las muestras permanecen bajo la custodia de la ECCD, la Universidad de Bristol y la Universidad Memorial en Newfoundland, Canadá, a pesar de esto, los científicos costarricenses tuvieron acceso a las imágenes y los vídeos de los organismos marinos para sus respectivos análisis.
En el recorrido, se identificaron arrecifes en estado saludable, sobre los cuales no hay conocimiento científico. A la vez, descubrieron corales de los que no existían datos en el Pacífico Oriental. De igual forma, se hicieron mapas de zonas desconocidas de las islas Galápagos y se recopilaron detalles de arrecifes para identificar las especies existentes.
En el Parque Nacional isla del Coco se exploraron dos montes submarinos que no se habían estudiado antes y que aún no tienen nombre, por lo que son un nuevo descubrimiento. La Cordillera Volcánica Submarina está conectada con las islas Galápagos, razón por la cual los estudios que se realicen en el archipiélago tienen relación directa con la isla costarricense.
En adelante, los investigadores deberán analizar las muestras recolectadas y poner en marcha la redacción de sus trabajos. En los próximos años, cada grupo de investigación publicará los resultados en una revista científica.
Cortés resaltó la importancia de que científicos costarricenses puedan participar en expediciones marinas a las aguas profundas del océano, ya que nuestro país no cuenta con los recursos económicos ni tecnológicos para emprender proyectos de investigación de tal magnitud.
“Lo importante (de la expedición) es que los temas se den a conocer y el cuidado que debemos tener con los ecosistemas. Estas expediciones nos han ayudado a ir a zonas del país a las que nunca habíamos ido y tomar muestras de estas zonas. Difícilmente volveremos a tener otras expediciones en los próximos años”, expresó el experto.
El Falkor (too), barco en el que se realizaron las expediciones, estuvo dos veces en Costa Rica en el 2023 y en cuatro ocasiones en las islas Galápagos. En el 2024 estará en Chile y Perú para trabajar durante todo el año en esa parte del continente.
De igual manera, Breedy resaltó que se deben aprovechar las oportunidades de investigación en conjunto con colegas de otras universidades y centros de investigación.
“Entre más oportunidades de explorar mejor. Uno no puede creer que hay escasa información de la zona, ya que el lugar no está bien mapeado. Los resultados duran varios años en procesamiento, entonces hay que aprovechar la oportunidad de que llegue un barco de este calibre para que en un futuro se pueda tener un conocimiento más amplio”, señaló.
El Dr. Cortés expresó lo que para él significó recorrer las islas Galápagos: “Para mí fue extraordinario, es una experiencia única, en mi caso ya había estado en otra ocasión, pero esta vez trabajamos con organismos de mayor profundidad. Estas experiencias son esenciales para nosotros, porque todo lo que vimos allá está conectado con Costa Rica”.
Entre tanto, la Dra. Breedy subrayó la posibilidad de observar a las especies de profundidad vivas:
“Yo sabía que esta era mi oportunidad para ver especies de profundidad que estuviesen vivas. Yo solo había conocido donde podía bucear, hasta 35 metros de profundidad. Sin duda alguna, fue muy enriquecedor para los proyectos sobre los océanos profundos en los que estoy trabajando”, concluyó la bióloga.
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