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Trabajo nocturno
Análisis del CCP-UCR con base en datos del INEC
Necesidad de dinero impulsa a las personas a aceptar horarios nocturnos o mixtos
El fenómeno se presenta principalmente en zonas costeras, en empresas turísticas, de seguridad o salud.
4 sept 2023Economía

La siguiente es una historia con un nombre, una ubicación y una empresa ficticias, pero la situación es absolutamente cierta: doña Hilda Elena López Porras trabaja en un reconocido hotel de playa situado en Puntarenas. Cada quincena ella revisa su estado de cuenta bancario y sufre la misma realidad: su salario simplemente no le alcanza para mantenerse a sí misma y a su familia.

Pero hace poco tiempo, su jefe le propuso cambiar su horario diurno a uno nocturno y ella, sin pensarlo, lo tomó: ganaría más dinero y para eso está dispuesta a sacrificar incluso su tiempo en el hogar o haciendo otras actividades lúdicas o de descanso.

La difícil situación económica por la que atraviesa doña Hilda es la de muchas personas, sobre todo residentes en zonas costeras, que se plantean la posibilidad de cambiar de un horario diurno a uno nocturno o mixto (también conocidos como “no comunes”) para poder mejorar sus pocos ingresos, ante la falta de oportunidades de crecimiento en la empresa donde trabajan o con el fin de ser empleadas de otro lugar que les permita tener una mejor remuneración.

Según el análisis hecho por el Centro Centroamericano de Población (CCP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), con base en datos de la Encuesta Continua de Empleo (ECE) del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), un 15 % del total de personas asalariadas en el país (al menos unas 225 mil) trabajan en jornadas diferentes a la diurna o que implican laborar al menos tres horas durante la noche. De ese porcentaje, el 5 % (unas 75 mil personas) trabaja en horarios totalmente nocturnos o mixtos, mientras el resto lo hace en jornadas más variables que también se denominan “complejas”.

Este tipo de horarios son habituales en el sector turismo (como hotelería y transporte), servicios administrativos, de enseñanza, manufactura, seguridad o ­­­­­­­­­­salud. Y si se trata de regiones geográficas, son más comunes en todas las zonas del país excepto en el Área Metropolitana y sus alrededores. Pero es en la costa pacífica del territorio nacional donde esta situación se da más. Por ejemplo, en la Región Brunca (zona sur) el 18 % de las personas asalariadas trabaja en horarios que no son diurnos.

Así lo explica el investigador del CCP y autor del análisis, Gilbert Brenes Camacho:

Gilbert Brenes Camacho, investigador del CCP: el desempleo y el bajo salario lleva a la gente a querer cambiar su horario

Adaptarse a nuevos horarios para mejorar sueldos

De acuerdo con el CCP, la principal razón que mueve a estas personas a cambiar de jornada es la búsqueda de un mejor salario. Efectivamente, doña Hilda sabe que, según el artículo 105 del Código de Trabajo, la jornada de trabajo nocturna es de 36 horas semanales, pero para atraer personas a este tipo de horarios, su sueldo será mucho mejor que el diurno. Ella está dispuesta a hacer este sacrificio, aunque esto signifique no estar en la casa a la hora en la que salen sus hijos de la escuela o no poder compartir con su esposo durante las noches. Todo sea por la economía doméstica.

Esto también lo certifican tanto la ECE como el Centro: las remuneraciones más altas están sobrerrepresentadas en los horarios no comunes.  En estas jornadas se pueden encontrar, principalmente, personas que realizan ocupaciones de calificación intermedia, quienes disfrutan de un salario mucho mejor al de sus pares en horarios diurnos o comunes. De hecho, el CCP afirma que el 25 % de las personas con calificaciones laborales intermedias y que cuentan con un salario superior al promedio de sus colegas se desempeña en este tipo de horario.

Otro factor llama la atención de este fenómeno: las zonas costeras suelen ser también las que ocupan los primeros lugares en las tasas de desocupación más altas del país. Por eso, Brenes señala que la adopción de este tipo de horarios no convencionales podría responder además a la necesidad de tener un trabajo, sin importar si se debe laborar en tiempos nocturnos:

Gilbert Brenes, investigador del CCP-UCR: las personas con calificaciones intermedias son las que más pueden acceder a mejores salarios en jornadas complejas

Pero ¿generan estos horarios satisfacción laboral entre quienes los eligen? Pareciera que no tanta como para quienes se desempeñan en tiempos diurnos. Por ejemplo, mientras el 15 % de las personas que participaron en la ECE y que laboran en jornadas nocturnas aseguraron querer cambiar de trabajo, este porcentaje se reduce al 12 % en el grupo que labora en horarios complejos. En cambio, solo una de cada 10 personas en jornadas diurnas desea buscar otro lugar para desempeñarse.

Curiosamente, la mayoría de personas que buscan mudarse de trabajo lo hacen pensando en tener una remuneración más alta, sin importar el horario que esto implique. No obstante, entre quienes desarrollan labores en jornadas no comunes es habitual encontrar el deseo de mejores condiciones de empleo y desempeñarse en puestos que estuvieran más acordes con su formación técnica o académica.

El análisis de Brenes concluyó que la apertura de plazas en horarios no comunes debe considerar la disponibilidad y la satisfacción de la población que aspira u ocupa estos puestos y no solo las necesidades de los empleadores, para evitar tener un recurso humano insatisfecho que merme la productividad de su empresa.

Pablo Mora Vargas
Pablo Mora Vargas
Periodista Oficina de Comunicación Institucional
pablo.mozkggravargas  @ucrxuge.ac.cr