La formación en carreras STEM es fundamental para lograr insertarse en mercados laborales incipientes, en campos como la tecnología, la inteligencia artificial, la minería de datos, etc.
Foto: Anel Kenjekeeva.
Las universidades estatales destacan como los centros educativos de Costa Rica que cuentan con la mayor oferta educativa en el área STEM, con un total de 467 carreras.
Según datos del Consejo Nacional de Rectores (Conare), en la última década las universidades públicas han logrado un aumento sostenido de la cantidad de diplomas otorgados en carreras STEM, pasando de 4 542 títulos en el 2014 a un total de 6 431 en el 2022.
En el caso específico de la Universidad de Costa Rica (UCR), casi un 38 % del total de sus graduados pertenecen a carreras STEM.
De acuerdo con un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), estos profesionales tienen mayores posibilidades de inserción laboral. Al mismo tiempo, algunos datos otorgados por el Observatorio Laboral de Profesiones (OPES), del Conare, señalan que el porcentaje de empleabilidad de las personas graduadas (2017-2019) en carreras STEM fue de 95,8 %, en comparación con el porcentaje de empleabilidad de carreras que no lo son, el cual fue de 92,3 %.
Cabe recordar que el Conare reúne a la Universidad Nacional, Instituto Tecnológico de Costa Rica, Universidad Estatal a Distancia, Universidad Técnica Nacional y a la UCR.
En el estudio económico de la OCDE “Costa Rica 2023”, se afirma que nuestro país debe aumentar la cantidad de personas graduadas en carreras STEM, con el fin de dar respuestas a las necesidades del sector privado en áreas como las telecomunicaciones y el uso de sistemas automatizados para los procesos productivos, así como para propiciar la innovación, el despegue de las empresas locales y la captación de mayor inversión extranjera.
La OCDE define como carreras STEM a aquellas que desde su objeto de estudio se caracterizan por su enfoque en la resolución de problemas científicos y tecnológicos; la innovación y la aplicación de principios matemáticos en diversos campos; además se relacionan con la investigación y el desarrollo de nuevos productos, procesos y servicios.
Por sus siglas en inglés, STEM significa science, technology, engineering y mathematics (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
Actualmente, el 20 % del total de profesionales graduados en nuestro país pertenecen a carreras STEM, mientras que el porcentaje promedio de los países miembros de la OCDE en esa materia asciende a 26 %.
Un aspecto para tomar en cuenta es que la OCDE también instó al país a que promueva esas carreras dentro de la población estudiantil femenina, para que les sean más atractivas.
En este último ámbito, las universidades públicas han impulsado diferentes estrategias y mecanismos para promover el rol de la mujer en la ciencia y la tecnología, por medio de proyectos y campañas informativas o de sensibilización, como Mujeres en la Ingeniería, Mujeres en la Ciencia, entre otras.
Las habilidades y destrezas de un estudiante pueden desarrollarse a lo largo de su formación académica, con esfuerzo y dedicación. Sin embargo, expertos en orientación vocacional recomiendan que, a la hora de tomar una decisión académica con miras a cursar una carrera universitaria en el área STEM, la persona debe autoconocerse y hacer el ejercicio de ponderar si sus fortalezas y debilidades coinciden con el perfil profesional y los requerimientos de estas carreras.
Para este caso en particular, los especialistas recomiendan contar con ciertas características, como el razonamiento matemático y abstracto; la capacidad para resolver problemas; el trabajo en equipo; el pensamiento creativo; y el interés por las ciencias, la física, la biología y la química.
La M. Sc. María Isabel Sánchez Jiménez, jefa del Centro de Orientación Vocacional- Ocupacional (COVO) de la UCR, mencionó que esa búsqueda y reflexión de cada persona estudiante debe darse previo a ingresar a la universidad.
“El proceso de toma de decisiones es continuo a lo largo de la vida del ser humano. En el caso de la elección de carrera, esta inicia desde los primeros años de secundaria, cuando la persona no está eligiendo una carrera como tal, sino que está explorando habilidades e intereses. Es en los últimos años, décimo y undécimo, cuando se deben aumentar los procesos de exploración y de vinculación”, afirmó Sánchez.
Al respecto, el VIII Informe del Estado de la Educación de Costa Rica 2021 señala que el desempeño de las personas estudiantes costarricenses de secundaria que participaron en el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE (PISA 2018) fue relativamente bajo, sobre todo en materia de alfabetización matemática, en la que un 60 % de la muestra está por debajo del nivel dos, que se considera mínimo para participar de la sociedad del conocimiento.
Asimismo, un 50 % está por debajo del nivel dos en materia de alfabetización científica y un 40 % también está por debajo de ese nivel en materia de capacidad lectora.
En ese mismo estudio se aseveró que un 51 % de las personas estudiantes de 15 años evaluadas en el PISA 2018 muestra un desempeño bajo en competencias digitales. Además, un 74 % de ellos fue clasificado como estudiantes de bajo desempeño, según los parámetros de la OCDE.
Sánchez vislumbra la importancia de que la sociedad costarricense promueva un acceso equitativo a las condiciones de formación educativa de calidad, el cual es un aspecto que afecta el desarrollo de esas habilidades y destrezas en las personas estudiantes.
“Puede ser que la persona concluya el colegio y tenga aspiraciones de ingresar a la universidad, pero las condiciones no son iguales. Estamos hablando de variables como instalaciones e infraestructura; acceso a recursos como libros, materiales, tecnología, la formación; y la calidad de las personas docentes. Esa desigualdad contribuye a generar enormes brechas y que personas con interés en esas carreras queden excluidas”, replicó Sánchez.
En este punto, el octavo Informe del Estado de la Educación divulgó que, en materia de infraestructura educativa, existe un déficit crónico en nuestro país que limita las posibilidades de que los estudiantes cuenten con ambientes de aprendizajes atractivos.
“Algunos de los grupos de estudiantes rezagados son las personas de la educación especial, las que asisten a modalidades abiertas, la población indígena, los cientos de miles con poca o nula conectividad y los niños que asisten a preescolar. Todo esto ha incrementado las desigualdades entre la educación pública y la privada”, menciona el Informe.
Al respecto, el decano de la Facultad de Ingeniería de la UCR, Dr. Orlando Arrieta Orozco, declaró que en las escuelas y colegios públicos la formación en matemática e inglés a veces no resulta ser la mejor. En cambio, en los centros educativos privados sucede lo contrario y más bien refuerzan esos temas.
“Esa situación es hasta antidemocrática. Se debería trabajar para fortalecer cada vez más esas bases que los jóvenes necesitan. Pero, si una persona sabe que no tiene buen conocimiento matemático, es importante que no deseche la opción de optar por una carrera de ingeniería, pues si está dispuesta a dar esa milla extra en esfuerzo, entonces se pueden superar esos escollos”, agregó Arrieta.
La UCR es el centro de educación superior pública más antiguo y grande del país. En total posee una oferta académica de 360 carreras, de las cuales 195 son STEM (54 %).
Tiene una población de 44 380 estudiantes matriculados en el primer semestre del 2023, según datos proporcionados por la Oficina de Registro e Información. De esa cifra, que incluye estudiantes de pregrado, grado y posgrado, 21 316 son hombres y 23 064 son mujeres.
Adicional a esto, tiene a una de las facultades más grandes del país, la Facultad de Ingeniería, cuya población estudiantil matriculada para este primer semestre del 2023 es de 6 629 estudiantes, de los cuales 2 263 son mujeres y 4 366 son hombres, según datos aportados por el decano.
Además, de diez personas admitidas en grado, solo tres seleccionan una carrera STEM en las áreas de ingenierías y ciencias básicas (matemática, química, física, biología y geología), de acuerdo con datos proporcionados por el Decanato de Ciencias.
Según especialistas consultados, esta menor escogencia de carreras STEM frente a las no STEM evidencia las limitaciones educativas, sociales y culturales con que llegan los estudiantes a la universidad. Ellos carecen de un conjunto de destrezas y herramientas necesarias para tener éxito académico en ciencia y tecnología.
La Dra. Rosaura Romero Chacón, decana de la Facultad de Ciencias
, y el Dr. Javier Trejos Zelaya, director de la Escuela de Matemática, coincidieron en que el sistema educativo no está formando a los estudiantes para desenvolverse adecuadamente en una carrera STEM.“La clave está en la educación que reciben antes de venir a la universidad y en decidirse por una profesión. Es en los primeros años de vida cuando adquirimos esas habilidades”, advirtió Romero.
La Prueba de Diagnóstico en Matemática, que la UCR realiza todos los años a los estudiantes de nuevo ingreso, es un indicador de la escasa formación en esta disciplina recibida por los jóvenes en la primaria y la secundaria.
En el 2023, el 95 % de los estudiantes que ganaron el bachillerato y el examen de admisión, tanto de colegios públicos como privados, no pasaron dicha prueba.
“Los estudiantes están llegando a la universidad con niveles de matemática de octavo a noveno año. Hay una formación matemática que no traen, sobre todo en álgebra y funciones”, destacó Trejos.
Por eso, es clave que el país cuente con un cuerpo docente cualificado, para que formen a las nuevas generaciones en habilidades cuantitativas. “No podemos descuidar la formación de educadores”, recalcó el matemático.
Por otra parte, las razones de la disparidad por género es para Romero un problema cultural, ya que no se promueve la idea de que cualquier persona está en capacidad de estudiar la disciplina que desee. “Hemos estereotipado las carreras al decir que hay carreras para hombres y hay carreras para mujeres”, señaló esta experta.
Las personas que estudian una carrera STEM tienen una gran ventaja al momento de explorar el mercado laboral, porque hay una alta demanda de estos perfiles profesionales y porque su plan de estudio articula una serie de habilidades, destrezas y conocimientos claves.
La M. Sc. María Isabel Sánchez destacó que estas personas desarrollan una serie de competencias a nivel transversal, es decir, que se pueden transferir de un puesto a otro, independientemente de cuál sea su carrera base. Por eso, se convierten en perfiles profesionales muy empleables.
Desde su perspectiva, en este contexto actual en donde surgen nuevos puestos y áreas de desempeño, las carreras STEM dan una formación base, que es fundamental para insertarse en mercados incipientes en campos como la tecnología, la inteligencia artificial, minería de datos, etc.
Por su parte, el Dr. Orlando Arrieta reafirmó la alta demanda de los profesionales que se forman en las áreas descritas como STEM. “Tendrán un futuro laboral muy bueno y la persona podrá avanzar o tendrá muchas oportunidades para mejorar su condición socioeconómica, en beneficio no solamente de ella misma, sino muchas veces como primer eslabón de una cadena que une a un núcleo familiar que tiene diferentes características”, añadió el decano.
Sin embargo, desde el punto de vista de la elección de carrera, Sánchez asegura que el tema del mercado laboral es tan solo uno de los factores que una persona debe tomar en cuenta para definir su vocación.
“Este auge de las carreras STEM es un panorama que puede llegar a cambiar en los próximos años, por eso, lo recomendable es que la persona que aspira a cursar estudios superiores no solamente valore este elemento del mercado laboral, sino otros como el autoconocimiento, sus intereses, sus destrezas, en fin, su vocación”, recomendó Sánchez.
Para contar con una formación de calidad, las universidades estatales invierten una gran cantidad de recursos presupuestarios en la formación del personal académico, con el fin de que se mantenga actualizado.
Para ello, envían a sus docentes a que se formen en las mejores universidades del mundo y participen en los principales congresos internacionales, lugares en donde se da un importante intercambio de conocimiento con académicos connotados.
"Este esfuerzo no lo hacen las universidades privadas, es una inversión que hacen solo las públicas", subrayó Trejos.
Las universidades estatales también contribuyen a innovar e introducir cambios en la malla curricular de las áreas STEM en el sistema educativo nacional, para que los programas de estudio estén constantemente actualizados y respondan a las necesidades laborales del país.
“Es falso que las universidades públicas usan un método educativo tradicional. Es exactamente lo contrario. Fueron ellas las que plantearon las reformas al actual plan de estudios de la secundaria, para introducir la resolución de problemas, y lo han hecho en los planes de estudio propios”, argumentó Trejos.
Otro ejemplo de esa práctica de innovar es la creación de una nueva oferta académica STEM, en la cual confluyen varias disciplinas. Se trata de una nueva maestría interdisciplinaria en ciencia de datos, que se encuentra en la etapa de diseño, en la cual participan tres escuelas: Matemática, Estadística y Ciencias de la Computación e Informática.
“Como universidad que somos, estamos llamados a cubrir el universo de las disciplinas, no podemos descuidar las otras carreras que no son STEM, como artes, ciencias sociales y letras, en las cuales tenemos ya un gran camino recorrido”, apuntó Trejos.
Finalmente, para el Dr. Orlando Arrieta, el profesorado universitario es un eslabón fundamental dentro del proceso de formación en las carreras STEM. Por ejemplo, en la Facultad de Ingeniería de la UCR la gran mayoría de los docentes cuenta con posgrados de universidades de prestigio a nivel mundial.
“Las personas estudiantes de carreras de ingeniería de las universidades públicas gozan de un entorno académico riguroso y, en el caso de la UCR, un alto grado de su formación responde a la participación en los procesos de investigación en los que están inmersos sus profesores. Es decir, los jóvenes trabajan en conjunto con los investigadores y eso permite que se involucren y sean testigos de los resultados de ese trabajo analítico”, concluyó Arrieta.
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