De la salud de los océanos depende la vida planetaria, no solamente provee de alimento a millones de personas sino que produce el 50% del oxígeno, es vital en los ciclos climáticos y sustenta actividades ecoturísticas alrededor del mundo.
Foto: Christian Zúñiga Gutiérrez.En el marco del Día Mundial de los Océanos, que se celebra cada 8 de junio, el tema de la salud de los océanos recobra importancia, ya que de ellos dependen todos los hábitats propicios para la humanidad, el clima y sus ciclos de lluvia, el agua potable, la alimentación de grandes poblaciones y la calidad de vida de las personas que habitan en las costas.
La Universidad de Costa Rica (UCR), mediante el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR), lidera investigaciones científicas que inciden en políticas públicas para la protección del recurso marino, y desde la Acción Social (VAS) se apoyan los liderazgos comunitarios que son vitales para dar un giro definitivo a la destrucción del mayor pulmón del planeta. El programa de Acción Social del CIMAR, denominado “Ciencias Marinas y Limnológicas para las comunidades” (ED-1242), la UCR comparte los conocimientos generados en sus investigaciones sobre los ambientes acuáticos con las comunidades mediante charlas, talleres, cursos, la producción de material audiovisual y el fortalecimiento de organizaciones y liderazgos comunitarios que trabajan en la defensa y protección ambiental.
El Dr. Mario Espinoza Mendiola, coordinador del ED-1242, recalcó que el vínculo entre la investigación científica, la Acción Social y la docencia, así como con las comunidades, son parte del trabajo que se realiza desde el CIMAR. Además de fortalecer la presencia de la UCR en la sociedad, y la constante difusión en redes sociales, también se procura compartir con las personas lo que se hace en la universidad.
Una muestra de esto es el Primer Festival del Océano, que en el marco del Día Mundial de los Océanos, se está realizando en las comunidades de Cuajiniquil, el Jobo y en el parque central del cantón de La Cruz, en Guanacaste. Dicha actividad fue producto del esfuerzo de la iniciativa ciudadana denominada CC-Mar, que nació por idea de una estudiante del CIMAR.
Desde hace ocho años, el CIMAR ha estado presente en Bahía Santa Elena con una diversidad de proyectos científicos que han monitoreado las poblaciones de tiburones, rayas, tortugas y de peces de consumo comercial. Además de gestionar cambios en las prácticas de pesca y el ecoturismo que aseguren la sobrevivencia y la salud de las especies marinas de esa región.
Para el Dr. Espinoza las zonas costeras costarricenses tienen grandes desafíos como la sobreexplotación del recurso marino, en parte por la pesca ilegal de barcos extranjeros que invaden el territorio. Muchas de esas embarcaciones siguen utilizando la pesca de arrastre para la captura de especies comerciales y no discriminan en otras, además de los enormes daños que causan en el fondo marino.
En el caso de Bahía Santa Elena, “al estar en una zona fronteriza existe una fuerte actividad pesquera internacional que compite por el recurso marino. Esa sobrepesca es una amenaza muy importante que afecta a las comunidades costeras, se denota sobreexplotación de recursos y a los pescadores artesanales de la zona cada día les cuesta más sobrevivir en lo económico”, explicó el científico.
La mayor riqueza biológica de Costa Rica está en sus océanos, su territorio marino es de 572 877 km2 de marino, un 92% de su extensión frente al 8% de la superficie terrestre.
Foto: Christian Zúñiga Gutiérrez.Por otra parte, muchos pescadores no han tenido las oportunidades formativas, que “no tienen las habilidades en otros idiomas o en finanzas para emprender, por lo que muchos no saben cómo enfrentarse a nuevas actividades”, agregó.
Gracias al fruto del trabajo del CIMAR en la zona de La Cruz, desde el año 2021, se fundó la organización CC-Mar, como un enfoque de participación ciudadana donde confluyen científicos, estudiantes universitarios, operadores turísticos, pescadores, entes gubernamentales y organizaciones comunitarias.
“Estamos tratando que CC-Mar se independice para que sea gestionada por la comunidad y formalizarla como una organización no gubernamental que pueda captar fondos y recursos. La idea es que con las personas y entidades agrupadas se puedan gestionar actividades ecoturísticas con valores agregados de sostenibilidad, y que se logre un beneficio local”, dijo Espinoza.
“En nuestro caso, todo el trabajo del CIMAR en las costas se refleja en las comunidades, con las que tenemos un gran enlace con esos liderazgos, que tiene un gran componente de sensibilización ambiental”, detalló.
Datos recientes de la Comunidad Europea, calculan que los océanos contienen alrededor de 150 millones de toneladas de plásticos y la presencia de microplásticos en la cadena alimenticia representan no solo un riesgo para las propias especies marinas sino para la humanidad. Y a esa cantidad, cada año se suman otras ocho toneladas al principal pulmón planetario, así descrito porque produce el 50 % del oxígeno y absorbe el 30 % del dióxido de carbono que se produce. A este ritmo, el Parlamento Europeo ha advertido que para el año 2050 habrá más plástico que peces en el mar.
Por eso, Gretel Vega Alemán, vecina de Cuajiniquil, La Cruz, levantó la voz y aseguró que “todavía falta promover la conciencia ambiental, pero las comunidades van en crecimiento y debido a la migración se están provocando daños en zonas protegidas. Por ejemplo, en ciertas áreas no se pesca, pero vienen personas de distintos lugares a hacer pesca ilegal por temporadas diciendo que desconocen las regulaciones de nuestro país”.
La esperanza de cambio está en las pequeñas acciones. Por ejemplo, Vega se ha sumado al trabajo del Corredor Turístico Costero (CTC) y simultáneamente administra un área protegida por la Asociación para el apoyo y promoción del turismo en Bahía Junquillal.
El trabajo que realiza el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR) y sus impactos sociales brinda insumos para que organizaciones comunitarias, pescadores artesanales y operadores turísticos realicen sus actividades de manera que se aseguren la sobrevivencia de las especies marinas y los ecosistemas asociados a los océanos.
Foto: Christian Zúñiga Gutiérrez.“En mi caso como gestora del CTC nos proponemos dar a conocer el cantón como un destino turístico, apoyar a organizaciones locales y a la conservación ambiental. El vínculo que tenemos con el profesor Mario y la UCR nos incentiva a hacer el turismo a partir de las investigaciones, pero sin sobreexplotación. De hecho, el CTC nació a partir de otra investigación científica privada. Por su parte la UCR ha ayudado a concientizar a las comunidades para que vean el recurso de la zona como único, aprendan a protegerlo y todos los resultados de CC-Mar son demasiados importantes para el uso racional de los recursos, mediante los talleres y charlas impartidas”.
En el mismo sentido, Lissy Ruiz Gonzaga, una joven 22 años y estudiante de la carrera de Turismo Ecológico, impartida por la Sede de Guanacaste, comentó que hace unos años “la comunidad no sabía lo que hacía en investigación científica en la UCR; pero ahora se dan a conocer los resultados y la gente se interesa en apoyar y aprender. De esta forma se pueden involucrar en estos procesos porque los beneficia, ya que este enfoque social permite que la comunidad opine y participe”.
Al inicio CC-Mar empezó con operadores turísticos y pescadores deportivos, y actualmente se hacen monitoreos, se creó una brigada ecológica, y se sumaron la Municipalidad de La Cruz, guardacostas y grupos juveniles, recalcó Ruiz.
Para el Lic. Christian Zúñiga Gutiérrez, habitante de Santa Cruz, y estudiante de la Maestría en Desarrollo Sostenible con énfasis en Conservación, el CIMAR logró consolidar vínculos con el Área de Conservación Guanacaste (ACG) que tiene bajo su responsabilidad el Área Marino de Manejo Bahía Santa Elena, que desde 1986 ha impulsado el Programa de Educación Biológica, y posteriormente otro denominado Programa de Sensibilidad Marina.
Zúñiga, quien también cursó la carrera de Gestión Ecoturística en la Sede de Guanacaste de la UCR, actualmente es funcionario del ACG, destacó que la cogestión entre el CIMAR y la localidad ha tenido un gran impacto. “Es un trabajo excelente porque por ejemplo Bahía Santa Elena es una aula ecológica y las relaciones con las comunidades han mejorado mucho. Ellos tienen los botes y saben dónde están las especies marinas, y hemos hecho un buen complemento entre la ACG, comunidades y la UCR. A los pescadores artesanales los hemos involucrado en los monitoreos de especies, y el CIMAR ha sido bien recibido”.
De acuerdo con Zúñiga, las zonas costeras del país tienen problemas similares, cuyas poblaciones sienten el abandono institucional y que históricamente en las decisiones no son tomadas en cuenta. De ahí que reconoció que el aporte de la UCR “tiene un gran valor porque a las personas se les involucra en comités, actividades y este Primer Festival del Océano servirá para presentar a las comunidades las investigaciones científicas que se están haciendo y que no solo son extraerles conocimientos”.
“En nuestra región los jóvenes están participando en procesos ambientales, especialmente el relacionado con el recurso marino; pero esto debe ser un proceso constante a medida que ellos crezcan y creo que mediante organizaciones como CC-Mar se puede seguir promoviendo esa conciencia ambiental”, concluyó la gestora ambiental Gretel Vega Alemán.
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