La población tiene una mejor perspectiva económica en comparación con el panorama para el país y las empresas, señala el estudio de la Escuela de Estadística de la UCR.
De forma inédita bajo la Administración de Rodrigo Chaves Robles, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) descendió con respecto a la medición previa. Así lo evidenció la II Encuesta del Consumidor 2023, presentada este miércoles 7 de junio por la Escuela de Estadística (EEs) y la Unidad de Servicios Estadísticos (USES) de la Universidad de Costa Rica (UCR).
De acuerdo con los resultados, el ICC se desgastó en 2,7 puntos, pasando de 47,8 a 45,1, lo que significa el primer traspié de este indicador en el último año. Pese a este resultado adverso, la EEs considera que el puntaje no es tan negativo, si se toma en cuenta que el promedio histórico del ICC ronda los 41 puntos.
Lo que sí puede reflejarse como “malo” es que, en mayo, el ICC se alejó de los 50 puntos, una calificación que expresaría estabilidad en la población consumidora. De hecho, este resultado muestra una incertidumbre permanente en la percepción económica de quienes consumen.
En total, se entrevistaron a 707 personas mayores de 18 años en todo el territorio nacional, usuarias de teléfono celular. La encuesta se realizó del 3 al 19 de mayo. El error de muestreo se sitúa en ±1,8 puntos para el ICC y en ±3,7 puntos para los porcentajes, con un nivel de confianza del 95%. La encuesta es coordinada por la investigadora de la EEs, Fernanda Alvarado Leitón.
La mayoría de las personas se sigue percibiendo como “ni pesimista ni optimista” (definidas como ambivalentes), pues suman el 53,7. Sin embargo, los individuos pesimistas aumentaron y pasaron del 19,4 % a un 24,5 % en esta última medición, o sea, hubo un incremento en 5,1 puntos porcentuales (pp). En cambio, los optimistas descendieron del 25,2 % en la encuesta pasada al 21,8 % en la reciente (reducción de 3,4 pp).
Si se desagregan estos datos por sexo, se observa que en ambos mantienen incertidumbre hacia la economía, aunque no en la misma magnitud. Tomando en cuenta la escala de cero a 100, las mujeres siguen teniendo menor confianza en la economía que los hombres, ya que ellas suman 40,2 puntos, mientras que ellos registraron 50,8 puntos. El ensanchamiento en esta diferencia es un fenómeno nuevo y, de hecho, esta es la máxima distancia entre sexos durante el gobierno actual Todos los demás grupos poblacionales bajaron de forma similar sus puntajes.
Como es habitual, en el ICC se realizan dos mediciones: el Índice de Condiciones Económicas Actuales (ICEA) y el Índice de Expectativas Económicas (IEE). El primero valora la confianza de las personas consumidoras en la coyuntura económica presente y el segundo lo hace como una previsión hacia el futuro.
En esta oportunidad, el ICEA se mantuvo estable y alcanzó 38,2 puntos en mayo, en una escala de cero a 100. En cambio, el IEE cayó de 54,9 a 49,7 en este mismo lapso. Esto hace que la diferencia entre ambos índices siga estrechándose (11,5 puntos), tendencia que se mantiene con respecto al estudio anterior.
Sobre los detalles del IEE, la preocupación de las personas consumidoras es que la economía del país y de las empresas decaiga en el futuro próximo, aunque no se muestran tan pesimistas con su situación personal o familiar.
En términos generales, si se trata de la economía empresarial, la población analizada que prevé un mejor panorama descendió del 40,4 % al 31,3 % (-9,2 pp). En ese mismo panorama poco halagüeño, el porcentaje de personas que prevé el arribo de nuevas crisis económicas para el país en un futuro cercano aumentó de un 41,7 % a un 54,5 % (+12,8 pp).
En cambio, la porción que considera que su ingreso particular será mejor suma un 41,6 %, muy superior a quienes afirman que seguirá igual (29,2 %) o peor (21,2 %), datos similares a los que presentó la encuesta de febrero.
Además, poco más de la mitad de la gente espera que los intereses para préstamos de dinero aumenten (50,9 %), porcentaje similar al análisis anterior. Por otra parte, se incrementó el porcentaje de personas que creen que tendrá menos capacidad de compra para el año entrante.
Quienes afirman que los precios de los productos o servicios suben más que sus ingresos experimentaron un descenso a un 28,4 % en mayo (32,6 % en febrero, -4,2 pp). Esto coincide con el aumento del porcentaje que aspira a mejorar sus ingresos familiares, llegando a un 60,0 % en este reciente estudio (+3,7 pp).
En términos generales, el pesimismo sobre el futuro económico del país es lo que explicaría el descenso en el promedio del IICE, señaló Alvarado.
Sin importar si se trata de una vivienda o de un automóvil, la mayoría de la población afirma que no son buenos tiempos para una transacción de este tipo. En el caso de la compra de una casa, mientras en febrero ese porcentaje bajaba al 63,8 %, para mayo este porcentaje vuelve a subir y se ubica en 68,0 % (+4,2 pp).
La adquisición de vehículos también sigue estando complicada para el bolsillo de la población, aunque esta percepción experimentó un descenso en comparación con el análisis previo. Mientras en febrero, el 73,6 % decía que no era un buen momento para esta inversión, ese porcentaje se redujo al 68,0 % en mayo (-5,6 pp). Esto confirma la tendencia a la baja en este rubro, la cual inició desde agosto del año pasado (84,9 %) y, de hecho, es la menor desde mayo del 2018.
Además, la gente que espera un aumento en el precio de los combustibles en los próximos 12 meses se mantuvo estable para mayo en 53,4 %. En cambio, quienes pronostican un aumento en el precio del dólar para ese mismo periodo pasaron de ser un 54,4 % en el estudio pasado a un 47,4 % en el actual (-7,1 pp). Esto podría deberse a que el valor de la venta del dólar se ha mantenido bajo los 550 colones en los últimos tres meses, y es muy distante a los casi 700 colones que alcanzó esta divisa hace un año.
Las opiniones negativas sobre la política económica que implementa la Administración Chaves Robles superaron a las positivas por primera vez desde el inicio de este Gobierno.
Según los datos arrojados por la muestra consultada, el 41,9 % de las personas opina que el trabajo del gobierno en este aspecto es “pobre” (+12 pp con respecto a febrero), versus un 21,9 % que considera este trabajo como “bueno” (-7,1 pp). La diferencia entre ambas calificaciones es ahora de 19,9 puntos porcentuales, favorable a las negativas.
Este resultado es un cambio total a la tendencia que había mantenido el gobierno desde agosto del año pasado, cuando las percepciones positivas de la población sobre las políticas económicas del Ejecutivo superaban a las negativas en 11 puntos porcentuales, aunque esta diferencia fue decreciendo con el paso de los meses.
De hecho, en la pasada encuesta, ambas opiniones (“buena” y “pobre”) habían empatado en referencias. Además, este resultado hace que retorne la primacía de las opiniones adversas a las favorables, fenómeno que ha sido constante desde el 2008, en la segunda mitad del último Gobierno de Óscar Arias Sánchez.
Sin embargo, aunque la población no está conforme con las políticas económicas del país, las expectativas sobre el comportamiento de la pobreza y el desempleo en los próximos dos meses se mantuvieron estables con respecto a febrero.
En específico, el 44,1 % de la gente augura más pobreza y el 37,7 % más desempleo para el próximo año. Curiosamente, estas cifras son similares a las que mostró la actual Administración desde el inicio de su gestión; es decir, casi no se han visto afectadas por la percepción de lo hecho por el actual Ejecutivo.
Alvarado aclaró además que estos resultados negativos en la opinión de la población sobre las decisiones económicas gubernamentales son previos al anuncio del envío del paquete de impuestos desde Zapote a la Asamblea Legislativa, pues estos se conocieron apenas el último día de la aplicación de la encuesta. Por esto, la afectación en el parecer de la ciudadanía consultada fue mínima.
(Imagen de Julieth Méndez / Casa Presidencial. Con licencia Creative Comons)
La próxima encuesta de Confianza del Consumidor se publicará en el mes de agosto, en la que se verá si la percepción negativa frente a las políticas económicas del Ejecutivo persiste (como ha sido habitual en la mayoría de Gobiernos), o si la Administración actual logra revertir esta tendencia, algo que solo logró la segunda presidencia de Óscar Arias Sánchez, entre el 2006 y el 2010.