Toda visita al pasado, sea historiográfica, sea literaria, parte de inquietudes del presente. Por su parte, cada presente guarda un repertorio sobre el futuro que constituye la dimensión de un imaginario colectivo. La relación entre el universo de experiencia y el horizonte de expectativa, entre lo que fue y lo que nos imaginamos que puede venir a ser, es indisociable. Es decir: las maneras de visitar y representar el pasado de una comunidad son determinadas por los lentes del presente e impactan, a la vez, lo que esa misma comunidad reconoce como el campo de posibilidades para el porvenir. En ese sentido, nos interrogamos sobre el aliento para el futuro que guardan las novelas históricas de la nicaragüense Rosario Aguilar, de la guatemalteca Margarita Carrera y de la costarricense Rosibel Morera.
Publicado en 1992, mismo año de Asalto al Paraíso de Tatiana Lobo, La niña blanca y los pájaros sin pies de Rosario Aguilar aborda los años iniciales de la conquista de la región mesoamericana a través de la narrativa de seis mujeres: indígenas, españolas y una mestiza, todas involucradas en la experiencia inicial de la ocupación ibérica en nuestro continente. Mujeres cuya presencia quedó obliterada en los registros documentales del siglo XVI, pero que evocan a aquellas que vivenciaron y participaron de dicho proceso, fundamental para nuestra historia latinoamericana y para la propia constitución de la modernidad occidental. Con eso,La niña blanca y los pájaros sin pies nos invita a visitar el momento fundacional de la conquista a partir de sensibilidades y protagonismos que resignifican las relaciones no solo de género, sino también interculturales. Nos instiga a interrogar sobre el pasado narrado por mujeres, llamando la atención sobre las implicaciones epistemológicas de ese cambio de perspectiva y, al hacerlo, abre la posibilidad de pensarnos también en un futuro narrado por mujeres, quizás marcado por formas menos violentas de encuentro.
En la mirilla del jaguar de Margarita Carrera, publicado en 2002, es una biografía novelada sobre Monseñor Juan Gerardi, eminente nombre de la teología de la liberación en Guatemala y organizador del monumental dosier Guatemala Nunca Más. La novela de Carrera se centra mayormente en la actuación del obispo en el contexto de los conflictos armados de los años ochenta y en el proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica que da origen al referido dosier. A lo largo del relato van tomando cuerpo y relevancia los valores que movieron al protagonista, como el enfrentamiento a la desigualdad, la búsqueda por la justicia entre los hombres en la vida secular, la defensa de los pobres y oprimidos, y el reconocimiento de la dimensión sagrada de todas las existencias humanas. Conforme camina hacia el desenlace, el proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica que va ganando un lugar destacado en la narrativa, enfatizando la importancia del derecho a la justicia y a la memoria para la superación de la violencia y para la construcción del futuro. Los valores encarnados por Monseñor Gerardi parecen ser los ingredientes más importantes que la novela de Margarita Carrera aporta para la imaginación del futuro. En este caso, un futuro que de alguna manera ya empezó a ser imaginado, pero que el rumbo de los procesos históricos dejó a la deriva.
Y la novela de Rosibel Morera, A pesar de mujer,publicada en 2004, nos remite a la leyenda medieval de la mujer que llegó al más alto puesto del Vaticano. Cuestionamientos y discusiones sobre la capacidad femenina de alcanzar los saberes considerados superiores y los papeles sociales a ella atribuidos habitan el relato del transgresivo recorrido de formación de la Papisa Juana. Ya en el prólogo de la novela, Rosibel Morera se interroga sobre la ausencia de las mujeres en las narrativas históricas - artísticas, científicas o religiosas - de las más diversas épocas y latitudes. En ese sentido, se alinea con el relato de Rosario Aguilar al lanzar luz sobre la mujer como figura obviada en los discursos sobre el pasado. No obstante, la novela de Rosibel Morera acentúa la discusión acerca de su capacidad intelectual o, mejor dicho, de la histórica y estructural premisa retroalimentada sobre la inferioridad femenina, abordada por Yadira Calvo como la "aritmética del patriarcado". Con eso, evidencia las interdicciones arraigadas en el suelo histórico cuyas implicaciones culminaron en la desigualdad de condiciones y en la exclusión de las mujeres de diferentes ámbitos de la religiosidad, de las ciencias, de las artes y también de la política; porque el papado, al fin y al cabo, si bien es el más alto puesto de la Iglesia Católica, es también un puesto político. A pesar de mujer discute el modelo masculino de humanidad en el que lo que no es masculino es tomado como una variante inferior o viciosa y, con eso, nos invita a pensar en concepciones alternativas de humanidad, en las que el género no reproduzca esa carga estructural de interdicción.
Al visitar el pasado, las autoras contribuyen con la imaginación histórica al mismo tiempo que, investidas de los lentes de intelectuales que escriben desde su presente (fines del siglo XX, inicios del XXI), provocan una reconfiguración de ese mismo imaginario cuando enfocan personajes tradicionalmente secundarizados o silenciados en los discursos sobre el pasado como las mujeres o los pueblos indígenas. En ese sentido, inciden en la distribución de voces, lugares, roles y visibilidad de los personajes históricos y sociales, intercediendo en el reparto de la dimensión sensible de la comunidad. Al hacerlo, redimensionan también los elementos que disponemos para ansiar el futuro, dilatando el campo de lo que concebimos como el orden de lo posible. Y en eso reside, conforme Jacques Rancière, una de las potencias de la literatura: intervenir en lo que es visible y tensionar los límites de lo posible.
El interrogante sobre los vislumbres de futuro que pueden guardar las novelas históricas surge de la necesidad de hacer frente a la tendencia a la homogeneización del imaginario observada por diversos autores como Ashis Nandy, Paulo Freire, Patrick Chamoiseau, quienes llaman la atención sobre el imperativo de emancipar las formas de soñar e imaginar el porvenir. Es en el intento de contribuir con la multiplicación de la imaginación emancipadora, en especial en el contexto latinoamericano, que se sitúa este estudio, realizado como investigación posdoctoral en el Centro de Investigación en Identidad y Cultura Latinoamericanas (Ciicla) de la Universidad de Costa Rica, con la dirección del profesor Dr. Dennis Arias Mora. La idea central de la investigación fue identificar si en las novelas que se proponen a lanzar nuevas miradas hacia el pasado se gestan (y cómo lo hacen) semillas que alimentan un imaginario para el futuro, una vez que el futuro es el espacio de la esperanza.
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