Son las 6:00 a.m. y la alarma del celular comienza a sonar indicando que es hora de despertarse. Ya en pie, María se alista, como todos los días para ir a trabajar. Mientras desayuna, revisa los mensajes de Whatsapp, contesta los más urgentes y continúa con su rutina.
Al llegar a su lugar de trabajo, la atención se divide entre la computadora y el celular, pero no cuenta con la mejor velocidad de Internet, no obstante, logra sacar adelante la tarea de recibir los pedidos, actualizar el inventario y hacer los envíos respectivos; tareas básicas que debe realizar para mantener la venta de cosméticos, que es a lo que se dedica.
El caso de María, perfectamente puede ser el día a día de muchas personas trabajadoras y emprendedoras de nuestro país, las cuales dependen de la tecnología para sacar adelante su negocio.
Según el Informe Hacia la sociedad de la información y del conocimiento 2021 del Programa institucional sociedad de la información y del conocimiento (Prosic), de la Universidad de Costa Rica, la Unión Internacional de las Telecomunicaciones (UIT) publicó resultados que indican la importancia que tienen las tecnologías de la información y comunicación (TIC) para propiciar el crecimiento de la economía.
El estudio se basa en datos de 139 países, del 2007 al 2018, dentro de los que se observó “que un aumento de un 10 % en la penetración de Internet fijo a nivel mundial tiene un efecto en el aumento del producto interno bruto (PIB) de alrededor de un 0,77 % o 0,8 %. Del mismo modo, un incremento de un 10 % en la penetración de Internet móvil tiene un impacto del 1,5 % o 1,6 % en el PIB”, según lo explicó Alejandro Amador Zamora, coordinador del Prosic.
Muchas de las cosas que realizamos de manera rutinaria involucran el uso de la tecnología. Sin embargo, solo tener acceso a celular, computadora o internet no es suficiente para utilizar todo el potencial que estas herramientas pueden ofrecernos, tanto para las actividades diarias como para el desarrollo de emprendimientos o la obtención de mejores empleos.
En Costa Rica, cuatro de cada cinco hogares se encuentra conectado y sólo uno de cada 20 no tiene un teléfono móvil. Este contexto le permitió al país disminuir el impacto económico que causó la pandemia. De igual manera, esto hace que sea un país competitivo, pues cuenta con una importante red de telecomunicaciones.
Aun así, las posibilidades de acceso a la tecnología no son iguales para todas las personas ni para todos los hogares. Quienes no logran acceder a las TIC tienen altas probabilidades de quedar aislados de la sociedad digital y con ello, las consecuencias que esto implica.
El economista Luis Vargas Montoya, investigador del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas de la UCR (IICE), señaló que la brecha digital tiene tres niveles: acceso, uso y aprovechamiento de las TIC. Asimismo, es un fenómeno que requiere estudiarse según características socioeconómicas y considerando los principales determinantes de estas brechas.
Por su parte, Amador, cita a Alva de la Selva, quien dice que la brecha digital es la desigualdad del siglo XXI y añade que “la brecha digital es, en realidad, una serie de brechas: de acceso, de uso, de calidad, divididas a su vez en un abanico de bienes y servicios tecnológicos como las computadoras, la telefonía móvil y el servicio de Internet”.
En relación con la brecha digital por zona, los datos del Informe Hacia la sociedad de la información y del conocimiento 2022 del Prosic-UCR, indican que ésta creció en tenencia de computadoras. En la zona rural, el nivel se mantuvo constante entre 2020 y 2021 (34,2 %) mientras que en la zona urbana hubo un aumento de 2,5 puntos porcentuales.
También hubo un crecimiento en la brecha de acceso a Internet, pues se registró una contracción en la zona rural de 8,2 puntos porcentuales, mientras que en la zona urbana fue de 1,7 puntos porcentuales.
El 14,5 % de los hogares desconectados está en la zona rural (19 400 hogares), mientras que en la zona urbana el porcentaje es tan solo el 2,4 %. Esto deja en evidencia las limitaciones (el déficit?) en inversión en telecomunicaciones que se presentan en estos lugares.
Alejandro Amador explica que “el nivel educativo junto con el nivel de ingresos son las dos principales variables socioeconómicas que inciden en la brecha digital. Mientras que el nivel de ingresos afecta la posibilidad de los hogares de adquirir tecnología, el nivel de estudios está relacionado con la alfabetización digital y la capacidad que tienen las personas dentro del hogar en hacer un uso eficiente de la tecnología”.
Los datos de tenencia de TIC por nivel de instrucción evidencian que la mayor brecha en acceso tecnológico es la computadora. Mientras apenas un 8,2 % de los hogares con educación primaria o menos tiene computadora, un 83,5 % con educación superior sí poseen este tipo de dispositivo.
Más de la mitad de los hogares con un nivel educativo de primaria o inferior dependen principalmente de la conexión móvil (54,7 %). Además, a mayor nivel educativo, menor dependencia de los dispositivos móviles y mayor uso del cable coaxial y la conexión de fibra óptica.
En un avance de la investigación Nuevos enfoques para la medición y descomposición de las brechas digitales en Costa Rica, de Luis Vargas Montoya, este investigador menciona que uno de los principales efectos adversos de la brecha digital es el refuerzo de otras brechas socioeconómicas, como la educativa y de acceso al mercado laboral.
En este mismo análisis sobresalen datos que indican que, en los últimos diez años, las personas con estudios universitarios han contado con 40,6 computadoras más por cada 100 habitantes, que aquellas que solo tienen primaria completa.
En cuanto a quienes tienen un dispositivo móvil, la diferencia entre las personas con estudios de educación superior es de 13,5 veces más por cada 100 habitantes, en relación con quienes solo han concluido los estudios en primaria.
Aquí se evidencian las desigualdades socioeconómicas y como el nivel educativo en la población define también el acceso a las TIC, así como influye en la dificultad de acceso a fuentes de trabajo calificadas.
La segunda brecha digital más marcada que determina este estudio es la que existe entre las personas que habitan en zonas urbanas y rurales. La gente en las ciudades tiene 15 computadoras más por cada 100 habitantes, a diferencia de quienes habitan en zona rural.
En general, los estudios acerca de la brecha digital se quedan mayoritariamente en el nivel de acceso y no existen datos que ayuden a entender lo que está sucediendo en relación con el uso y aprovechamiento de las TIC, una deuda pendiente que tiene el país para tener un panorama completo y actuar en consecuencia para resolverlo.
Para los especialistas, Costa Rica tiene fortalezas muy importantes en este campo, como el momento y el contexto en que se da la apertura en telecomunicaciones, los costos de Internet o la institucionalidad.
Aunque también hay aspectos que todavía representan retos que hay que superar y enfrentar con el fin de cerrar las brechas lo máximo que se puedan. Entre ellos se encuentran la normativa, que entorpece los procesos de inversión en telecomunicaciones, y el cortoplacismo, ya que se implementan estrategias que no sobrepasan los cuatro años de una administración y no existe una visión o políticas a nivel país que sean de mediano o largo plazo.
Igualmente, debería desarrollarse una política pública robusta en alfabetización digital que sea transversal y se contemple desde las etapas tempranas de la educación y que además se focalice en las distintas poblaciones en donde la intervención es más necesaria.
Como lo demuestran los datos, la brecha digital y la falta de alfabetización digital son aspectos que se convierten en obstáculos para lograr una sociedad más equitativa y desarrollada.
Para Vargas, es fundamental el trabajo que se realice en el tema de alfabetización, pues al lograr que las personas superen la barrera de acceso a las TIC, el buen uso y aprovechamiento que hagan de ellas derivará en mejoras en su bienestar.
“No basta con el acceso a la tecnología. Tiene que haber mucha mayor alfabetización digital y tienen que haber programas dirigidos a poblaciones específicas, que les incentive hacer esos mejores usos”, destacó.
Además, agregó que la tendencia actual es contratar personas en puestos teletrabajables, donde incluso muchas empresas ya ni siquiera se instalan en el país, pero buscan personal que labore desde Costa Rica. Entonces, quienes aspiren a estos puestos deben tener acceso a buena conexión de Internet y tener capacidades en el uso de la tecnología. No contar con estas características se convierte en una barrera para aprovechar empleos que ya existen.
Amador, por su parte, destacó las ventajas que puede ofrecer a un emprendimiento o a pequeñas empresas el conocer y utilizar aplicaciones o programas que amplíen su mercado y las posibilidades de crecer.
Karla y Génesis son dos mujeres que tienen en común el ímpetu y la iniciativa de haber iniciado pequeños negocios con el fin de sortear el desempleo que golpea fuerte a las provincias costeras del país.
Otro aspecto que comparten es la colaboración que obtuvieron del Trabajo Comunal Universitario (TCU) de la Sede del Pacífico de la UCR, “Acompañamiento y fortalecimiento de las áreas administrativas y técnicas de las pymes o mipymes de la Región Pacifico Central”.
Kathia Cousin, coordinadora del TCU, explicó que una de las necesidades recientes que encontraron entre los emprendimientos y mipymes de la zona fue el uso de la tecnología y las redes sociales para la promoción de los negocios. Por lo tanto, parte de las labores del TCU se han concentrado en este aspecto.
En el centro de Esparza, justo al frente de la Municipalidad, se encuentra Frutísima, un emprendimiento liderado por Génesis Mora Villalobos, quien vio la necesidad de ofrecer meriendas saludables. Ya han pasado seis años desde que abrió sus puertas y poco a poco se ha ido afianzando entre la clientela.
En el centro de Esparza, justo al frente de la Municipalidad, se encuentra Frutísima, un emprendimiento liderado por Génesis Mora Villalobos, quien vio la necesidad de ofrecer meriendas saludables en la zona.
Las tradicionales recetas a base de maíz caracterizan la sazón de la Cocinita criolla. Karla Trejos Pérez, junto con su esposo, Félix Muñoz García, impulsan este emprendimiento, que se dedica a la venta de comida a domicilio como chorreadas o tamal de elote.
Por lo tanto, el uso de las redes sociales o de Whatsapp se ha convertido en una herramienta muy importante para posicionar su negocio.
Las tradicionales recetas a base de maíz caracterizan la sazón de la Cocinita criolla. Karla Trejos Pérez, junto con su esposo, Félix Muñoz García, impulsan este emprendimiento, que se dedica a la venta de comida a domicilio como chorreadas o tamal de elote.