Contar con áreas protegidas es una ventaja que tratan de aprovechar las comunidades costeras para poner en marcha modelos de negocio sostenibles. Foto: cortesía PiOsa.
Álvaro Calderón (el flaco) es un “vaquiano” reconocido en la Península de Osa. Conoce esta zona como la palma de su mano ya que, en el pasado, fue cazador y también se dedicó a la orería. Él vivía de extraer los recursos naturales hasta que descubrió que era mejor proteger la naturaleza y vivir del turismo.
Gracias a su conocimiento del Parque Nacional Corcovado, "el flaco" es una pieza fundamental del proyecto que permitirá abrir nuevos senderos de acceso al Parque por el sector Los Patos. Las rutas que él ayudó a trazar facilitarán el acceso de los turistas a este santuario de biodiversidad y a otros atractivos o servicios que ofrece la zona, beneficiando así la economía de varias comunidades.
Generar modelos de negocio como éste que resuelvan problemas sociales o ambientales, y que a la vez tengan la capacidad de generar riqueza y valor económico para las comunidades, es uno de los grandes retos que tiene Costa Rica para impulsar el bienestar en las zonas costeras tras la pandemia. Esto incluye actividades de ecoturismo, turismo de aventura y turismo rural o comunitario.
Aunque existen iniciativas comunitarias y locales que estimulan este tipo de desarrollo turístico, no es fácil implementarlas, ya que a escala nacional y cantonal el país carece de las condiciones económicas, ambientales y de gobernanza para una recuperación plena y en armonía con el medio ambiente.
Álvaro Calderón (el flaco) es un “vaquiano” reconocido en Península de Osa. Gracias a su conocimiento del Parque Nacional Corcovado, él es una pieza fundamental del proyecto que permitirá abrir nuevos senderos de acceso al Parque por el sector de la estación Los Patos.
Expertos en ciencias del mar, administración pública y economía agrícola de la Universidad de Costa Rica (UCR) señalan las 4 grandes tareas en las que el país debe trabajar:
Para la mayor parte de los cantones costeros la recuperación post-pandemia ha sido mínima, parcial o del todo no se han recuperado, según se constató en una encuesta realizada en 2023 a los gobiernos locales de 11 de los 23 cantones de las zonas costeras señala la Licda. Catalina Esquivel Rodríguez, investigadora de la Escuela de Administración Pública.
Las municipalidades son actores claves en la recuperación económica, ya que son las encargadas de gestionar los planes de desarrollo locales en cada cantón. Por medio de una encuesta realizada a los gobiernos locales de los 23 cantones costeros por la Escuela de Administración Pública en el marco del proyecto multinacional “Hacia una recuperación verde e inclusiva de la economía azul y comunidades costeras postpandemia” se constató que éstos aún no alcanzan la recuperación.
Tras la pandemia, el sector turístico ha logrado recuperarse positivamente, sin embargo, todavía hay sectores, empresas, destinos y productos que siguen luchando contra las condiciones del entorno para alcanzar una recuperación plena, señala el primer informe de Situación del turismo en Costa Rica 2023, del Instituto Costarricense de Turismo (ICT).
La falta de financiamiento para iniciativas de economía verde y azul y la ausencia de gestión del riesgo en las municipalidades son los principales obstáculos que enfrentan los cantones costeros para una recuperación económica con enfoque verde, según afirma la Licda. Catalina Esquivel Rodríguez, investigadora de la Escuela de Administración Pública.
Las municipalidades en estos cantones deben generar capacidades, no solo para dar respuesta ante emergencias sino para lograr una gestión integral del riesgo de desastres, identificando las múltiples amenazas y vulnerabilidades de cada territorio, ya sean naturales, sociales, económicas, de infraestructura u otras, para planificar el desarrollo territorial en armonía con la naturaleza.
No obstante, a junio de 2022, de las 82 municipalidades y los 9 concejos municipales de distrito, únicamente 19 contaban con oficina de gestión del riesgo o estaba en proceso de creación, según el Informe Estado de la Nación 2022.
Los municipios también muestran dificultades para dar mantenimiento a la red vial cantonal, que representa más del 83% de todas las vías del país; sin duda, un factor importante para la reactivación económica y la movilización de los turistas en territorio nacional.
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El cambio climático es un factor fundamental que debe ser tomado en cuenta para la planificación de cualquier actividad económica en zonas costeras, advierte el director del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR), el Dr. Álvaro Morales Ramírez.
Para todas las actividades productivas, pero particularmente para las relacionadas con el turismo, es fundamental tomar medidas efectivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, promover la adaptación al cambio climático y proteger los ecosistemas, señala el Informe del ICT.
Con ello coincide el director del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR), el Dr. Álvaro Morales Ramírez, para quien el cambio climático es un factor que debe ser tomado en cuenta para la planificación de cualquier actividad de reactivación económica en zonas costeras, donde los efectos ya son inminentes.
El Dr. Morales subraya que para lograr una reactivación económica bajo un modelo de manejo integrado en las zonas costeras es necesario estudiar sus condiciones. Por ejemplo, el CIMAR realiza un proyecto en el Golfo de Nicoya para evaluar el impacto del cambio climático sobre factores fisicoquímicos, que permitirá tener una idea de cuál es la mejor manera de reactivar la economía.
Sin embargo, Morales reconoce que como país aún no hemos hecho lo necesario para brindar soluciones de reactivación económica en las costas, tomando en cuenta los factores de cambio climático, contaminación y fuentes de financiamiento.
Diego Quirós Badilla, , profesor e investigador de la Escuela de Economía Agrícola y co-responsable del programa PiOsa destacó que con una sola acción como la apertura de nuevos senderos en el Parque Nacional Corcovado es posible generar oportunidades para muchas personas en armonía con el ambiente.
En esta región la presencia de áreas protegidas, tanto en tierra como en el mar, resulta en una ventaja para el desarrollo de actividades de turismo sostenible y, a su vez, es un desafío para la institucionalidad y las comunidades, pues los recursos económicos para su protección son escasos.
Por ejemplo, en la Península de Osa las comunidades han luchado por más de 15 años para generar una nueva alternativa de turismo en el Parque Nacional Corcovado. Con la colaboración de la UCR a través del proyecto de acción social “Gestión local comunitaria en la reactivación económica, por medio de la promoción del turismo de naturaleza, en el sector Los Patos, Península de Osa” (ED-3629) se realizaron los estudios técnicos y al fin lograron sacar los permisos ante el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE).
El proyecto permitirá la apertura de nuevas rutas de senderos al Parque Nacional Corcovado que promete beneficiar a unas 4.000 personas que habitan las comunidades de La Palma, Guadalupe, La Tarde, el territorio indígena Alto Laguna Guaymí y otras de Puerto Jiménez, al dinamizar el turismo y la demanda de servicios de hospedaje, alimentación y transporte, entre otros.
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La contaminación de los ecosistemas también es un factor importante que afecta el desarrollo de nuevas actividades productivas en zonas turísticas costeras según explica el Dr. Álvaro Morales Ramírez, director del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR).
El cambio climático, la contaminación de los ecosistemas y la falta de planificación también impiden garantizar la disponibilidad de agua para consumo humano, un recurso fundamental en la recuperación económica y social que es vital para el sector turístico.
De acuerdo con datos de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) del 2021, las regiones Chorotega y la Brunca registran las situaciones más críticas en cuanto a disponibilidad hídrica. En ambas, el porcentaje de acueductos que no pueden atender una mayor demanda es superior al 25%, según advierte el Informe Estado de la Nación 2022.
La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) informó que esta condición podría agravarse a finales del 2023 e inicios de 2024 por el efecto del fenómeno El Niño que hace prever condiciones deficitarias de lluvia de alrededor de -15 %. A la escasez de líquido se suma la contaminación de los cuerpos de agua dada la ausencia de sistemas de tratamiento de aguas residuales y la mala disposición de los plásticos y otras sustancias contaminantes que finalmente van a dar al mar.
Con el apoyo de programas como el PiOSA y haciendo grandes esfuerzos, las comunidades que se organizan para emprender en el nicho del turismo de naturaleza pueden progresar y atender parte de la creciente demanda por servicios turísticos por parte de los visitantes nacionales e internacionales.
Estos ciudadanos y ciudadanas, que luchan día a día por sobrevivir y conservar la naturaleza que les rodea, deberán enfrentar las dificultades relacionadas con la gobernanza, la falta de fuentes de financiamiento para proyectos verdes, los efectos inminentes del cambio climático, el rezago de los municipios en temas de gestión de riesgos y la creciente contaminación ambiental de los ecosistemas.
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