La hormiga loca.
Fotografía con uso de derecho gratuito en https://www.pexels.com/es-es/foto/insecto-minusculo-hormiga-fotografia-de-insectos-7834617/
Recientemente diferentes instituciones del país, encabezadas por oficinas especializadas del MINAE, el MAG y entidades privadas como LAICA, han llamado la atención pública sobre la presencia en el país de la especie conocida como “hormiga loca” (Nylanderia fulva). Esta especie representa un riesgo muy grave para los ecosistemas y algunas actividades económicas de nuestro país, debido a la alta abundancia de sus colonias y las interacciones que logra con otros organismos, esta hormiga afecta algunas actividades agrícolas, incrementando los costos de producción y el uso de plaguicidas. Pero el peligro más importante es su efecto sobre la fauna natural, por su capacidad de molestar, desplazar e incluso mutilar especies silvestres. A diferencia de otras especies de hormigas introducidas que habitan principalmente ambientes urbanos, la “hormiga loca” puede invadir zonas agrícolas y ambientes naturales, incluyendo áreas protegidas, con efectos potencialmente devastadores.
Nosotros, como investigadores del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ecología Tropical (CIBET) y de la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica, queremos unirnos al llamado de atención sobre esta invasión biológica y contribuir al análisis y discusión sobre el manejo del problema, cuyos efectos están comenzando a experimentarse.
Esta hormiga es originaria de América del Sur. Aunque la forma en que esta especie llegó a Costa Rica es aún incierta, lo más probable es que fue introducida desde Estados Unidos, dentro de bienes transportados en actividades comerciales. Naturalmente, la "hormiga loca" tiene rangos de movimiento relativamente cortos, pero por su comportamiento de anidación es fácilmente dispersada por el ser humano cuando este mueve materiales que albergan nidos, de un lugar a otro. Los primeros registros de esta especie en el país se dieron en la región oeste del Valle Central (Grecia), especialmente en plantaciones de caña de azúcar, cultivo en el que se registran altas densidades de este insecto. Actualmente esta especie se ha expandido a otros lugares como Cañas, San Carlos, Esparza, Miramar y Montes de Oca.
El movimiento de productos agrícolas, sus empaques y equipo de trabajo en campo, puede acelerar su expansión dentro del país. Las personas que habiten en zonas invadidas deben tener extremo cuidado al transportar bienes que pueden contener poblaciones o nidos de estas hormigas, entiéndase maquinaría y productos agrícolas, electrodomésticos, plantas para cultivo tanto agrícola como ornamental, en fin, cualquier producto que pueda contener colonias o reinas. El sector productivo debe establecer protocolos para evitar la dispersión, especialmente las empresas agrícolas o viveros de plantas ornamentales. Evitar la dispersión de la especie en el país es el primer frente de defensa y debería ser uno de los primeros controles a implementar. La presencia de esta hormiga podría causar grandes pérdidas económicas a los productores nacionales si es detectada en mercancías de exportación, por lo que hay que estar muy vigilantes.
La eliminación de una especie invasora es muy difícil, pero se pueden alcanzar ciertos niveles de control. El control biológico es una herramienta que debe ser explorada, así como otros medios con efectos restringidos a la especie problemática. Vemos con preocupación que las medidas hasta ahora implementadas recurren al uso de productos como el fipronil, un insecticida conocido por sus efectos negativos en otros organismos como las abejas, importante polinizador de varios productos agrícolas. La "hormiga loca" ya es una amenaza a la biodiversidad, en consecuencia, debemos evitar que su control sea otra amenaza que agrave el problema. Reiteramos nuestro interés en trabajar en conjunto con otras instituciones para definir estrategias de manejo. Pero la colaboración de la población en general, mediada por la adecuada información, es fundamental para evitar que el problema se expanda y se agrave.
Por último, se requiere unir esfuerzos de investigación que nos permitan entender la distribución, biología y mecanismos de control de esta hormiga. Es necesario aumentar la información sobre su impacto en las actividades agrícolas y en la biodiversidad, así como investigar diferentes posibilidades de control biológico o de manejo integrado. Es necesario que las universidades públicas, el estado y las empresas privadas abran canales de discusión y financiamiento para este fin.
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