“Los que pelean, se aman”. Aquella inocente, folklórica y vieja frase que usan sobre todo estudiantes de escuela y colegio para evidenciar que una persona que bromea mucho a otra puede hacerlo solo para llamar su atención, aplica al dedillo a la rivalidad que tienen las aficiones de la Liga Deportiva Alajuelense y del Deportivo Saprissa.
Así quedó plasmado en una reciente investigación sobre el clásico nacional del fútbol masculino, realizada por tres especialistas en mercadeo de diferentes ramas y países: Francisco Navarro Picado, de la Escuela de Administración de Negocios de la Universidad de Costa Rica (UCR); Eduardo Torres, de la Universidad de Chile; y Manuel Alonso, de la Universidad de Granada (España). Por otra parte, el estudio incluyó una encuesta realizada a 439 personas, con una edad media de 34 años, siendo el 61 % hombres y el 39 % mujeres. Además, el 79 % de los participantes habitan en zonas urbanas.
Uno de los resultados más evidentes es que los aficionados de ambos equipos aceptaron que necesitan del club contrario para reafirmar su identidad como hinchas. De hecho, la mayoría aceptó que, en el hipotético caso de que ese club desapareciera, percibirían un sentimiento de “amenaza” que es similar al que sentirían si fuera su propio club el que podría extinguirse.
Según explicó Navarro, eso se debe a que existe una “identidad supraordinada” en los clásicos o los derbis (partidos que juegan dos equipos de una misma ciudad o zona). Según esta teoría, la afición de cualquiera de ambos compone sus identidades por medio de dos subidentidades: una personal, que hace a persona simpatizar con un equipo; y una identidad social, la cual integra a un aficionado a un macroevento deportivo como lo es un clásico de fútbol, que obviamente está compuesto por dos clubes.
En la encuesta, las personas consultadas también dijeron que la amenaza ante una eventual desaparición del equipo rival las haría tener más deseos de informarse del clásico, lo que significa seguir el juego por radio o televisión, ir al estadio para ver ese partido o, incluso, consumir más productos propios o relacionados con este tipo de duelos, comentó el investigador de la EAN.
Ahí es donde la parte del mercadeo deportivo entra a través del término de la “justificabilidad”, es decir, son duelos que justifican individual y socialmente un gasto mayor al que se podría generar con otros partidos regulares o con deportes no tan populares. Un ejemplo de esto es la gente que prefiere ver los clásicos en bares o restaurantes, o que está dispuesta a pagar una entrada más cara para observar el encuentro en el estadio, de forma más confortable.
La justificabilidad en el mercadeo deportivo relacionado con los clásicos criollos ya ha sido explotada a nivel de ventas, pero que pueden serlo aún más, siempre que se cree una atmósfera de sana rivalidad que aliente a este tipo de consumo.
Ahora bien, este arrastre de pasión e interés que suponen los clásicos no son exclusivos de este tipo de partidos en Costa Rica o en el mundo, sino que se pueden replicar en nuevos clásicos entre equipos que comparten una larga tradición, como los son los otros juegos que se disputan entre los clubes tradicionales del país del fútbol masculino.
El especialista en mercadeo en contextos deportivos mencionó que esto también podría aplicarse para partidos que cobran una relevancia en una determinada zona (los mencionados derbis), como lo podría ser una eventual disputa entre Puntarenense y Guanacasteca (el duelo del Pacífico), o el ascenso a Primera División de algún otro equipo provincial con afición que haga resurgir una rivalidad regional contra clubes como Santos, Guanacasteca, Puntarenense o Cartaginés, entre otros...
Esta situación de rivalidad y afición, amor y desamor, también podría aplicarse a los juegos de la Selección Nacional masculina contra equipos de jerarquía en el área, como México, Estados Unidos u Honduras... pero para esto, se depende de la voluntad de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe (Concacaf) de generar e intensificar estos choques.
En el caso de los primeros dos equipos, Navarro indicó que la propia confederación del área ya se ha encargado de diseñarles un “Clásico de Concacaf”, sobre todo motivada por los réditos económicos que genera el encuentro con las aficiones más numerosas de la región. No obstante, él aduce que hay posibilidades de crear un clima de confrontación entre “La Sele” y estos equipos. De hecho, él asume que la Concacaf está buscando este objetivo con el aumento de la cantidad de partidos que juegan estos países, y puso como ejemplo a la Liga de Naciones.
Ya sea a nivel de campeonato nacional o de selección mayor masculina, lo cierto es que el estudio comprobó que una sana rivalidad es clave para incrementar el interés de la afición en clásicos o derbis. Eso sí, hay que subrayar lo de “sana”, ya que un ambiente violento en las graderías podría inhibir a las personas a acudir al estadio o incluso puede dar una mala imagen al encuentro, repercutiendo también esto en las ganancias que se esperan generar a raíz de este juego.