“La educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva”, según indica lo dicta la UNESCO en su página oficial y hacia ese objetivo, la Universidad de Costa Rica (UCR) con su proyecto de Acción Social “Gestión educativa para la participación social” (TC-449) vincula el quehacer académico con el fortalecimiento de las capacidades de gestión, organización, promoción y ejecución de actividades socioeducativas en comunidades vulnerables de Desamparados, Goicoechea, Tibás, Alajuelita, Cartago y Santo Domingo de Heredia.
Este Trabajo Comunal Universitario (TCU) de la Escuela de Administración Educativa ve en la educación la principal herramienta para que la sociedad mejore su calidad de vida. El objetivo para este año es impactar a unas 700 personas de organizaciones comunales.
“De forma tal, que desde la Acción Social se vea fortalecida tanto la persona profesional formada por la UCR, como también las agrupaciones y comunidades en las que se desarrolla el proyecto. Permitiéndoles adquirir nuevos saberes, habilidades, conocimientos, herramientas para la vida” puntualizó Elena Araya Torres, una de las coordinadoras de este Trabajo Comunal Universitario (TCU).
Esta sinergia de saberes se logra entre las personas de la comunidad, docentes y estudiantes. Tanto Araya como Tattiana Castillo Carmona, ambas coordinadoras de este TCU, resaltan la relevancia de vincular los conocimientos y vivencias de más de 30 estudiantes de diferentes carreras universitarias. Una de ellas es Valeria Peña Sequeira, quien cursa la carrera de Inglés.
“Mi aporte en el TCU fue dando clases de Inglés en una Fundación, y esto fue un gran desafío que varios de mis compañeros y yo tomamos al participar, ya que realmente no habíamos estudiado [pedagogía] para enseñar el Inglés. Sin embargo, era la necesidad más grande que existía en la población de la fundación y teníamos el conocimiento”, explicó Peña.
Una de las organizaciones que tiene vinculación con este proyecto de Acción Social es la Fundación Mujer, que promueve la inclusión, integración y la generación de empleo en poblaciones con condiciones de pobreza, dándole énfasis a la mujer.
Así como Peña, otros estudiantes de la UCR imparten clases de inglés y realizan diversas actividades de acuerdo a las necesidades de la organización, siempre estableciendo la educación como el medio principal.
“La Fundación se ve beneficiada mediante la rigurosidad académica y laboral con la que realiza sus funciones el TCU. La posibilidad de acceder al conocimiento actualizado mediante los estudiantes, realización de nuevos cursos gracias a los estudiantes de TCU. Igualmente, consideramos que los estudiantes se ven beneficiados mediante el contacto a una realidad social poco conocida por buena parte de la sociedad, contacto con públicos diversos, afrontar el reto de laborar en una organización con visión y misión social y humanitaria”, comentó Zobeida Moya Lacayo, directora de Fundación Mujer.
El futuro de este proyecto comunal universitario está enfocado en el desarrollo de las comunidades. “Nuestra meta es potenciar de manera conjunta el desarrollo comunal, social y pedagógico de las comunidades adscritas al proyecto”, afirmó Araya.
“Para mí, lo más importante es que con el TCU se sirve a la comunidad, se satisfacen necesidades y se aprende al mismo tiempo, haciendo que los estudiantes se conviertan en mejores profesionales”, aportó Peña.
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