A pesar de que la inmensa mayoría de la población costarricense (87,8 %) considera que la lectura no es una pérdida de tiempo y más de la mitad (53 %) asegura que es uno de sus pasatiempos preferidos, esto no se traduce en bibliotecas y librerías abarrotadas de gente deseosa de leer, ni en que todo el mundo dedique algunos minutos de su día a leer un buen libro. El 57,5 % de las personas manifiestan que leen únicamente si lo tienen que hacer, mientras que el 51,5 % solo lo hace para buscar información.
Esta contradicción entre actitudes y hábitos de lectura en la población adulta costarricense la descubrió la Encuesta Actualidades 2022 de la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica (UCR), la cual presentó sus resultados en diciembre anterior y abarcó nueve temas en total.
Aunque casi nueve personas de cada diez se manifiesta en desacuerdo con la afirmación de que la lectura es una pérdida de tiempo, muchas de ellas le dieron prioridad a todo menos a la lectura en el último año, porque el 39,9 % de quienes respondieron la entrevista manifestaron no haber leído ni un solo libro en los doce meses anteriores. En este grupo de personas, la aversión a la lectura es más significativa entre quienes solo tienen estudios primarios (54 %) y quienes superan los 50 años de edad (48,8 %).
Mientras tanto, la gente que sí leyó al menos un libro en el último año registra un promedio de 4.6 libros leídos por persona, sin que existan grandes diferencias por edad o nivel educativo. El grupo investigador advierte que este dato significa un descenso en comparación con la Encuesta Nacional de Cultura del 2016 realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la cual registró un promedio de 5.6 libros leídos por persona.
El grupo estudiantil que tuvo a cargo el desarrollo de este capítulo de la encuesta explica que el trabajo tuvo como objetivo conocer las actitudes de la población adulta costarricense hacia la lectura, debido a que la investigación que existe está muy desactualizada o se enfoca en estudiantes de primaria y secundaria.
Para Francisco Guevara Quiel, decano de la Facultad de Letras de la UCR, esta contradicción entre una actitud positiva ante la lectura y el hábito de leer, solo lo necesario es el resultado del crecimiento vertiginoso de las fuentes de información en plataformas virtuales o cibernéticas. La cantidad de información creada, falsa o veraz, tiene la característica de ser sintética y breve, de fácil acceso y con códigos lingüísticos que pretenden hacerla accesible a un público masivo. Tal cantidad de información es de difícil asimilación y demanda un tiempo considerable de clasificación o selección. De ahí que los hábitos de lectura se están rigiendo por lo estrictamente necesario.
“En otras palabras, y frente a la nueva cultura de lo audiovisual, el espacio para la lectura recreativa y de reflexión se ha reducido a nada o casi nada, y solo algunos adeptos al objeto libro como tal, y personas que aman la lectura, aunque sea en formato digital, viven la experiencia de la lectura como fuente de placer y de crecimiento personal. Queda en el imaginario que, la lectura es una actividad prestigiosa, pero intelectual, consumidora de tiempo y hasta aburrida, asociada a personas cultas y nerds (para emplear un término moderno peyorativo), pero no como algo que les pertenece y puede formar parte de la vida cotidiana de las personas. Por otra parte, el sistema educativo formal tampoco hace nada para incentivar y apropiarse de la lectura como un placer y una actividad lúdica”, puntualizó Guevara.
De acuerdo con el decano, una persona debería leer unos doscientos libros al año. Para él, un promedio de 4.6 libros cada doce meses es revelador del desprestigio y descrédito en que ha caído la lectura y del despojo del que han sido víctimas las personas de algo que les pertenece, como es el derecho de acceder a la cultura, al placer y al lúdico objeto de aprender.
“Es una curva que urge absolutamente revertir porque esto refleja el bajísimo nivel de abstracción en las personas y el desarrolladísimo sentido de la inmediatez presuntamente utilitaria y perentoria de toda actividad humana. La capacidad de creatividad, de empatía, de discusión y conversación, de imaginación, de desarrollo de destrezas psicológicas, de disfrute, motivación y percepción de las cosas y del entorno en que vivimos se desvanecen brutalmente, convirtiendo a las personas en seres frustrados, incapaces de compartir impresiones sobre visiones del mundo, aquellas mismas que encontramos en los libros, y que desarrollan nuestras habilidades de comprensión y de abstracción, pero también de apertura mental, de tolerancia y de comprensión del mundo que nos hace más humanos y resilientes”, advirtió Guevara.
Pero la lectura también genera otras destrezas, entre las que destacan la sensibilidad, la inteligencia y la capacidad de relacionarse con otras personas y con el entorno. En este sentido, el académico alerta que “sin esta herramienta fundamental estamos creando seres individualistas, con preocupaciones estrictamente básicas y coyunturales, incapaces de trascender y de relativizar el mundo, encerrándose en su propio universo y dando prueba de un egoísmo y de una pobreza intelectual abrumadora”.
Para Guevara, esta situación no se trata de un analfabetismo intelectual, sino de un analfabetismo humano y relacional que se evidencia en la pérdida de la capacidad crítica y de reflexión. Esto hace que las personas se conviertan en presa fácil de manipulaciones ideológicas, políticas e intelectuales desarrolladas por grupos de poder dominantes, interesados en crear masas no pensantes e incapaces de discernir entre la información falsa y veraz, y que constituye el caldo de cultivo de las dictaduras y de las democracias falsamente populares que han dado lugar al populismo.
Para promover más la lectura entre la población adulta, Guevara sugiere empezar desde la pequeña infancia con la creación de hábitos diarios como parte de su formación y como una herramienta de vida. Asimismo, considera que la educación formal debe cambiar el enfoque de formación del estudiantado hacia la exploración de su imaginación, creatividad y sentido de la emulación, con el desarrollo de actividades lúdicas y de reflexión que incrementen el interés por la lectura.
Según el decano, toda acción debe enmarcarse en una visión integral del desarrollo de las personas, por lo que debe crearse la estructura necesaria para la expansión de la actividad. En este sentido, la lectura debe ser accesible al mayor número de personas y no debe convertirse en un objeto de lujo reservado a un pequeño grupo.
“Toda iniciativa tendiente a generar interés en la lectura es válida: talleres, exposiciones, ferias de libros, lecturas públicas, valorización de los escritores noveles y consagrados, aumento de la difusión de libros en forma gratuita o a bajo costo, programas televisivos de dictados para el público amplio para ejercitar la escritura y la ortografía, debates sobre obras y escritos, creación masiva de audiolibros, en fin, cantidad de cosas que podrían estimular salir de este letargo tan peligroso para la permanencia de una sociedad, que podría debilitarse con la poderosa arma de la lectura”, recomendó Guevara.
La encuesta fue desarrollada por los estudiantes del curso Diseño de Encuestas por Muestreo de la Escuela de Estadística de la UCR del 6 de octubre al 6 de noviembre y es la duodécima versión de la Encuesta Actualidades que realiza esta unidad académica anualmente. El estudio tiene un margen de error de 2,3 puntos porcentuales, incluyó una muestra probabilística de 1 873 personas mayores de edad, usuarias de telefonía celular, de todo el territorio nacional, y abordó los siguientes temas: actitudes hacia la lectura, opiniones acerca del trabajo y la educación virtual, actitudes sobre la discriminación en Costa Rica, actitudes hacia la biotecnología y sus productos, legalización del cannabis para su uso y comercialización en Costa Rica, opiniones sobre el resguardo y seguridad de datos personales, actitudes hacia la jornada laboral 4x3, percepciones sobre la administración Chaves, expectativas y realidades sobre la participación de Costa Rica en Catar 2022.
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