“A nivel nacional a veces se deja muy de lado a las personas privadas de libertad, cuando ellos también tienen el derecho de recibir una buena atención. A pesar de estar aquí por errores que cometieron en el pasado, siguen siendo personas y nosotros debemos dar lo mejor”.
Así lo dijo Kendall Marín Bejarano, uno de los 243 estudiantes de Enfermería de la Universidad de Costa Rica (UCR) y quienes en este segundo semestre del 2022 salieron de las aulas universitarias con un nuevo objetivo: apoyar en la atención clínica de casi 1 000 personas privadas de libertad.
Dicha contribución, que se realiza gracias a una nueva alianza entre la UCR y el Ministerio de Justicia y Paz, permitirá mejorar la calidad de la atención que se brinda en los centros penitenciarios mientras, al mismo tiempo, las y los jóvenes concluyen sus rotaciones, uno de los requisitos más importantes del plan de estudios para completar su formación.
“Estar aquí es más que un campo clínico. Si de algo estamos convencidos es que, si queremos cuidar realmente a la población, que es la esencia de nuestra disciplina, hay que trabajar con quienes han sido tradicionalmente olvidados. Independientemente de la razón por la cual estén aquí las personas privadas de libertad, a nosotros no nos corresponde juzgar, sino brindar atención y eso venimos a hacer: a dar un poco de la esencia de la universidad pública de Costa Rica que es aportar y retribuirle a la sociedad”, dijo el Dr. Diego Redondo Saénz, docente de la Escuela de Enfermería de la UCR.
En esta ocasión, tres centros penitenciarios serán los grandes beneficiados: el Vilma Curling Rivera, el Centro de Atención Integral Jorge Arturo Montero Castro y el Centro de Formación Juvenil Zurquí.
De acuerdo con el viceministro de Justicia, Exleine Sánchez Torres, dichos centros fueron seleccionados debido a la importante cantidad de población privada de libertad residente y las limitaciones propias del aparato público costarricense. Por lo tanto, el abrirle las puertas a la UCR constituye una esperanza y una oportunidad para robustecer el acceso a la salud de una población que ya, por sus condiciones, es altamente vulnerable.
“Para nosotros esta alianza representa una esperanza con una gran universidad como lo es la Universidad de Costa Rica, la cual posee una fuerte visión humanitaria y de responsabilidad, así como un enfoque amplio sobre la salud costarricense y, en particular, de los centros penales. Creemos que con el vínculo podremos aliviar los desafíos en los que nos encontramos y, aún más, en un área tan especializada como es la salud. Este es un primer paso, uno muy grande, que nos llena de mucha alegría y motivación”, manifestó Sánchez.
El aporte que harán las y los jóvenes de la UCR se enfocará en agilizar los tiempos de espera, así como apoyar en una gestión del cuidado individualizado y humanizado sustentado en indicadores basados en la evidencia científica.
“Con los estudiantes de la UCR se dará un seguimiento más personalizado y continuo a las personas usuarias de los centros. Generalmente, la demanda dentro del sistema penitenciario es brindar atención inmediata. Por eso, algunas veces se nos complica un poco dar ese seguimiento sobre la evolución que tienen los pacientes. Esta es una oportunidad que va a mejorar la atención en términos de autocuidado, seguimiento de las patologías y hasta incentivar estilos de vida saludables dentro del sistema penitenciario”, amplió Eric Cerdas Araya, coordinador nacional de enfermería del Ministerio de Justicia y Paz.
Además de los abordajes clínicos y de seguimiento a las patologías, el Dr. Noé Ramírez Elizondo, director de la Escuela de Enfermería de la UCR, enfatizó que las y los estudiantes también proporcionarán otros apoyos importantes.
Uno está vinculado a la estimulación temprana para los niños y niñas alojados en la Casa Infantil del Centro Vilma Curling, la prevención de infecciones de transmisión sexual, el manejo de relaciones interpersonales y los aspectos relacionados con el género y la diversidad cultural.
“Lo que estamos haciendo es una responsabilidad social que, de alguna u otra forma, representa un compromiso más de la Universidad de Costa Rica mediante la Escuela de Enfermería. Esto es una clara evidencia que la articulación entre instituciones es un eje fundamental para la mejora y la calidad de vida de quienes más lo necesitan”, amplió el Dr. Ramírez.
En tan solo un mes realizando sus rotaciones, las y los estudiantes ya perciben un mayor enriquecimiento profesional y personal. “Este es nuestro primer contacto con esta población y nuestro principal aprendizaje ha sido la sensibilización, tomar en cuenta sus necesidades, las condiciones en las que viven y las diferentes experiencias a las que se enfrentan”, compartió Mabel Bennett Quesada, estudiante.
El Dr. Redondo, quien además guía el eje de intervención de la enfermería en la adultez mórbida del Centro Jorge Arturo Montero, coincide. Él indicó que la rotación en los centros penitenciarios es una de las experiencias más invaluables para el estudiantado porque, si bien aborda la parte clínica, las y los jóvenes amplían su mirada hacia nuevas dimensiones sociales que les permite desarrollar una de las habilidades más valiosas de la profesión: adecuar el cuidado a las necesidades específicas de cada persona.
“No es lo mismo atender a una persona adulta con algún proceso mórbido de salud en un hospital, que en un centro penitenciario. No me refiero solamente a la presentación clínica de la enfermedad, sino también a los factores que lo rodean. A una persona hipertensa descompensada le podemos recomendar alimentarse bien y hacer ejercicio. Pero esa es una recomendación que difícilmente pueda hacer una persona privada de libertad. Entonces, el poder adecuar el cuidado a cada ser humano es una habilidad imperativa que los enfermeros debemos tener y que los estudiantes desarrollarán acá”, mencionó el Dr. Redondo.
Este primer grupo de estudiantes se extenderá por todo el segundo semestre del 2022. No obstante, desde palabras del viceministro de Justicia, el objetivo futuro es consolidar un plazo en el que las y los jóvenes realicen sus rotaciones por varios años más.
“Tenemos a estudiantes que van a ver el lado humano y que, cuando terminen su formación académica, tendrán una idea más humanitaria de la labor que van a desarrollar la cual, de por sí, ya es una labor muy loable. Serán buenos funcionarios, buenos trabajadores y buenos ciudadanos que van a sumar al país”, concluyó el viceministro de Justicia, Exleine Sánchez.
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