La doctora en física Ana María Durán Quesada, docente e investigadora de la Universidad de Costa Rica (UCR), recordó que muchos de los desafíos climáticos que se mencionan en la actualidad se reconocen como relevantes, pero la sociedad no les ha dedicado la suficiente importancia en accionar.
Durán fue reconocida como la científica destacada del 2022 por el Ministerio de Ciencia, Innovación, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt) por sus trabajos en los campos de la variabilidad climática, cambio climático y física atmosférica.
La investigadora obtuvo una licenciatura en Física en la UCR, luego realizó su maestría en Meteorología, Oceanografía y Cambio Climático y su doctorado en Física aplicada en la Universidad de Vigo, España.
Actualmente, labora en la UCR como investigadora en el Centro de Investigaciones Geofísicas (Cigefi) y en el Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA). Además es docente de la Escuela de Física.
Durán tiene experiencia en modelado atmosférico y en el desarrollo de campañas de observación y experimentación internacional para comprender el origen y la formación de los fenómenos atmosféricos que afectan a nuestro país.
“Siento que nos ha faltado ir más allá en el estudio de los procesos, todavía hay muchas preguntas que tenemos sobre cómo funciona el clima localmente”, argumentó Durán en relación con la investigación sobre el clima de Costa Rica.
Al respecto, explicó que existe una fuerte diversificación, lo cual se debe atacar. En ocasiones, se favorece más a unas áreas de investigación frente a otras.
“Todo el mundo sabe que el clima es importante, todo el mundo sabe que la variabilidad climática y el cambio climático son importantes, pero ¿cuánto recurso destinamos como país para fortalecer las investigaciones sobre las ciencias del clima?”, se preguntó.
La física agregó que “falta poder decir que el cambio climático no es un tema resuelto y aceptar que no se sabe todo sobre esto”, tanto a nivel nacional como global.
La científica expresó su felicidad por el reconocimiento recibido y dijo que este la incentiva a seguir con su trabajo, debido a que llega en un momento en el que en Costa Rica, sumado a la pandemia, el financiamiento a la investigación científica se ha visto comprometido y resulta “complicado” investigar.
Sin embargo, rescató que el premio le “resulta muy motivador, porque es un indicativo que se están haciendo bien las cosas”.
De su gusto por la ciencia, Durán relató que desde pequeña siempre ha sentido pasión por las plantas y por aprender. Se recuerda como “la típica chiquita preguntona”, que siempre obtenía las respuestas que buscaba de sus familiares o en los libros.
“Siempre me gustó preguntar mucho y todavía lo hago. Siempre me gustó leer mucho y también todavía”, comentó.
Con el tiempo, estas aptitudes se fueron desarrollando hacia el área científica y por su gusto y pasión por las matemáticas y la tecnología, hasta su área de trabajo actual, que consiste en la investigación de los procesos de transporte de materia y energía a través del suelo, las plantas y la atmósfera.
Con sus estudios, Durán busca entender los procesos de los componentes del sistema climático y cómo interactúan entre sí.
“En Costa Rica tenemos muchísimo que aprender y para ir resolviendo estos problemas, la investigación es necesaria, pero también es necesario que haya un compromiso de todo el país hacia la investigación”, enfatizó.
Sumado a esto, durante la pandemia se hicieron esfuerzos para continuar con el desarrollo de las investigaciones, pero se perdieron muchos datos que fueron imposibles de recopilar en el campo.
También, desde el punto de vista social la crisis sanitaria afectó las interacciones humanas y académicas, que constituyen un componente vital del proceso investigativo.
“Se perdieron muchas cosas desde el punto de vista de la interacción académica: pasantías, oportunidades para que los estudiantes pudieran hacer visitas a laboratorios”, citó entre algunos ejemplos.
Entre los aspectos positivos, la investigadora mencionó que la pandemia dejó un aprendizaje positivo a la sociedad en cuanto a la importancia de la ciencia y la necesidad del conocimiento científico para tener criterios y poder tomar mejores decisiones.
“Se perdieron cosas, pero también se ganó mucho aprendizaje, que es evidentemente muy útil para la sociedad”, concluyó Durán.
El reconocimiento al mejor científico del año se comenzó a entregar en el 2007 y en el 2010 se decidió otorgarlo bianualmente a mujeres científicas.
”El premio tiene la connotación particular que es específicamente a una mujer y da ese reconocimiento de cuál es la situación que tenemos las mujeres en Costa Rica desde el punto de vista de la academia”, expresó.
Como mujer científica, Durán ha incursionado en espacios de acción y de análisis, como es el caso de la Red Iberoamericana de Mujeres por la Acción Climática, que actualmente coordina.
Su experiencia doctoral se desarrolló inicialmente en un ambiente igualitario, ya que en ese momento la Unión Europea había anunciado nuevas políticas de equidad de género en los espacios laborales.
Sin embargo, al llegar a Costa Rica observó un gran cambio en comparación a su experiencia en el exterior. En nuestro país, consideró, “se ven las acciones que son claramente excluyentes de la participación de las mujeres”.
“El acoso laboral se sigue presentando porque no hay acciones ni vocalizaciones del problema”, expresó.
El área de las ciencias climáticas es una de las que presenta una numerosa participación femenina. No obstante, no se encuentra la misma cantidad de mujeres en posiciones de liderazgo en los grupos de investigación.
A juicio de la científica, la UCR ha dado pasos hacia adelante para promover la equidad de género, pero el acoso sistematizado que sufren las mujeres en el ámbito académico se ha normalizado y se les dificulta identificar las situaciones o los espacios que son inadecuados para su desarrollo.
“Creo que, al mismo tiempo, este tipo de premios genera una plataforma para visibilizar estos problemas que estamos enfrentando en los espacios de investigación”, opinó.