“Esta es la primera vez que tengo un certificado con la UCR y significa algo muy bonito e importante. Tuve que caminar, coger bus y un taxi, pero aprendí cosas muy interesantes que me ayudan muchísimo porque en varios lugares piden primeros auxilios. Entonces se me abren muchas puertas”.
Así lo dijo Laura Julissa Vidal Contrera, quien con solo 18 años de edad, ya es parte de los 15 indígenas ngäbe de San Vito de Coto Brus quienes, por primera vez, logran recibir un certificado de capacitación otorgado por la Universidad de Costa Rica (UCR) de primeros auxilios y enfermedades infecciosas.
Este grupo de 15 indígenas son los primeros en sus familias en alcanzar esta meta bajo el sello UCR. Ahora, con su formación de 12 horas completada, podrán beneficiar a casi 500 niñas y niños de su mismo pueblo en las atenciones que brindan desde las Casas de Alegría ―instancias similares a guarderías―, que procuran contrarrestar el trabajo infantil durante el periodo de cosecha de café.
“Si no hubiera sido por la UCR, no hubiese podido llevar un curso como ese. Ahora sé cómo tratar a las personas si ocupan ayuda, cómo hablar y qué hacer si un bebé se está ahogando. Por ejemplo, cómo pegarle en la espaldita, cómo pasarlo a la otra mano y no meterle la mano a la boca para que no se atragante más. La verdad, estoy muy agradecida de que me tomaran en cuenta para este curso porque, en otros lados, he visto que hasta hay que pagarlo”, ahondó Laura.
Las Casas de la Alegría alojan a las y los hijos de las familias nägbe de Panamá y Costa Rica que se acercan cada año para trabajar en la recolección de café. Por lo general, estas casas se ubican dentro de las fincas cafetaleras cercanas a la frontera con Panamá.
Durante la estancia, a los niños y a las niñas se les cuida y resguarda mientras, al mismo tiempo, se les estimula su dieta, se les fortalece su salud e, incluso, su neurodesarrollo. Por lo tanto, al tener un aumento considerable en la cantidad de población formada, se garantiza la protección continua de los menores en caso de suceder un evento adverso. Los niños y las niñas ya no dependerán de un limitado grupo de cuidadoras capacitadas.
“Nos centramos en capacitar a las cuidadoras de las Casas de la Alegría porque ellas se encargan de salvaguardar la integridad de los niños y niñas ngäbe que se desplazan en la época de la recolecta de café a esta zona. Recordemos que esta población proviene de la comarca Panamá y son nómadas que permanecen, aproximadamente, desde agosto hasta finales de enero. Mientras los padres se dedican a la recolección de café, los niños y las niñas se quedan en esos puntos de cuido. Las cuidadoras pueden tener a su cargo hasta hasta 50 niños”, comentó el Dr. Jean Carlo Segura Aparicio, médico de la UCR y uno de los coordinadores de la capacitación.
La certificación otorgada por la UCR a la población indígena es el resultado conjunto del proyecto ED-3451 “Desarrollo de Capacidades en la Atención Primaria de la Salud en Población ngäbe” y el TCU-719: “Prevención de parasitosis emergentes y reemergentes”.
Cada uno es coordinado, respectivamente, por el Dr. Jean Carlo Segura Aparicio (médico) y el Dr. Jorge Vargas Carmiol (microbiólogo), docentes de la Escuela de Medicina de la UCR.
Los proyectos, que iniciaron sus aportes a la zona desde el 2018, buscan prevenir enfermedades, promover la atención primaria, incentivar nuevos procesos de enseñanza no formales, así como afrontar distintas enfermedades infecciosas como los geohelmintos (parásitos intestinales) y la pediculosis (piojos). Estos últimos afectan entre un 7 % a un 15 % de la población indígena de la zona, aseguró el Dr. Vargas.
“La pediculosis es una enfermedad importante de atender porque produce un retraso en la formación de los niños. Un niño con piojos se rasca la cabeza, le da vergüenza y se siente incómodo. Entonces, no pone atención en clase, no hace bien las tareas y sus notas bajan”, comentó el Dr. Vargas.
A lo largo de casi tres años, y de la mano con funcionarios de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), la intervención de la UCR ha permitido mejorar los índices de salud, estimular el neurodesarrollo de niñas y niños indígenas, así como que las madres reciban a sus bebés de las manos de parteras ngäbe, con capacidades obstétricas incrementadas.
Con este grupo capacitado en primeros auxilios y enfermedades infecciosas, la población indígena de la zona tiene mayores habilidades para aplicar maniobras eficaces y seguras ante heridas, hemorragias o atragantamientos. Además, poseen nuevos conocimientos sobre cómo proceder ante niños con parásitos intestinales o piojos.
“Los parásitos intestinales están en proporciones altas en esta población, de un 25 % a un 80 % o más. Esta enfermedad en ocasiones genera problemas digestivos y respiratorios en personas infectadas”, dijo el Dr. Vargas.
Dicho esfuerzo se suma a otra contribución dada por la UCR en el 2021, cuando la Escuela de Medicina capacitó a varias cuidadoras en el tema de neurodesarrollo infantil, uso de medicamentos, curación de heridas, utilización de las aspiradoras de piojos y el adecuado manejo infantil.
La capacitación de primeros auxilios y enfermedades infecciosas realizada en el mes de junio y julio fue para las 15 personas de la población ngäbe.
No obstante, otras 28 personas no indígenas de las comunidades de Sabalito, Mellizas y Guitérrez Brown también aprovecharon la convocatoria para participar. En total, 43 personas (indígenas y no indígenas) fueron capacitadas para ayudar a esta población transmigratoria, vulnerable e infantil.
“Podríamos decir que tuvimos una población híbrida, entre personas de la comunidad de San Vito y también personas de la comunidad ngäbe que forman parte del equipo de trabajo de las Casas de la Alegría. Anteriormente, ya hemos hecho capacitaciones similares, pero con el trabajo conjunto hemos logrado aumentar en un 500 % la capacidad de atención a esta población”, ahondó el Dr. Segura.
La capacitación tuvo un plan de trabajo especializado que contó con el apoyo de Emanuel Gómez Rojas, coordinador de las Casas de la Alegría, así como varios estudiantes de la Ecsuela de Medicina de la UCR y de otras carreras del área de la salud.
Durante el aprendizaje, la población indígena tuvo la oportunidad de manipular varios simuladores de baja y mediana fidelidad. Con estos recursos lograron practicar varias veces las acciones a efectuar ante cada situación de emergencia. De igual manera, se utilizaron piojos de espuma a escala para que las personas conocieran la anatomía del parásito.
El entrenamiento se efectuó en la Casa de la Alegría Naval en Fila Mendez y la dinámica de enseñanza consistió en dividir a los participantes en tres grupos de formación de casi 14 personas. Cada uno trabajó en los distintos temas hasta completar las 12 horas.
“Con esta capacitación muchos mitos fueron aclarados. Varios compañeros y yo teníamos la creencia de que los piojos brincan y resulta que no. También, que contagiarse con lombrices era muy directo y no, tiene que pasar un proceso grande y no sabía”, aseguró Adriana Trigueros Gómez, participante no indígena.
Las Casas de la Alegría iniciarán nuevamente su funcionamiento en agosto, fecha que coincide con el comienzo de la cosecha del café. Para este 2022, se proyecta abrir diez Casas, donde se espera que al menos tres personas capacitadas estén por casa para atender a casi 50 niños en cada una.
“Yo tuve que recorrer casi dos horas desde Guitérrez Brown a Fila Mendez para llegar y llevar el curso de la UCR, pero la capacitación fue muy importante. Uno no sabe en qué momento se le puede presentar una emergencia y requerir primeros auxilios. Al trabajar con niños nunca falta un accidente o alguna cortada”, mencionó Adriana.
Pero hay más. Aunque la prioridad es la niñez, con esta formación la población nägbe no solamente tiene más habilidades vinculadas con la atención en salud, sino que también el certificado les abre las puertas hacia diferentes posibilidades de empleo.
En ocasiones, según comentó el Dr. Segura, el Ministerio de Salud solicita la certificación del personal para que distintos entes del cantón entren en funcionamiento y una es, justamente, saber aplicar maniobras para atender algunas emergencias.
“Si bien la capacitación les permite a las cuidadoras obtener los conocimientos, el certificado también les ayuda a conseguir diferentes empleos cuando las Casas de la Alegría cierren por la finalización de la recolección de café. Por lo tanto, esta formación también les va a dar un crecimiento personal y socioeconómico”, afirmó el médico.
Con las capacitaciones concluidas, ambos proyectos liderados por el Dr. Segura y el Dr. Vargas iniciarán una fase de seguimiento. A partir del segundo ciclo del 2022 y hasta el inicio del 2023, se harán visitas directas para trabajar con los niños y las niñas en actividades de neurodesarrollo y cuidado infantil, al menos una vez al mes.
Asimismo, se vigilará el tema de la pediculosis, se recolectarán muestras y se entregarán aspiradoras para piojos a fin de disminuir la prevalencia de esta enfermedad.
“Como siempre lo hemos hecho, buscaremos una participación estudiantil directa. Ya sea, de los trabajos comunales universitarios, o de los proyectos de extensión docente y de estudiantes avanzados en salud. Por lo general, siempre están interesados en participar activamente en estas actividades”, puntualizó el Dr. Segura.
En los próximos seis meses, cada Casa de la Alegría tendrá al menos dos o tres visitas por parte del cuerpo docente y estudiantil de la UCR para dar continuidad a las cuidadoras que llevaron la capacitación.
“Lo valioso de esto es que las personas nägbe obtienen nuevos conocimientos pero, principalmente, tienen una mayor apertura a oportunidades y accesos a la Universidad de Costa Rica”, concluyó el joven médico.
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