Valeria Castro Obando, politóloga, socióloga e investigadora del PROSIC-UCR.

Más de 2 años de pandemia han evidenciado la trascendencia y utilidad que tienen las telecomunicaciones y las tecnologías de la información y comunicación (TIC) en nuestra vida diaria. Durante la crisis, las TIC fueron un medio para continuar con la prestación de servicios esenciales, mantener la operación de sectores productivos y contribuir al monitoreo de la enfermedad, entre otros beneficios. Así, se aceleraron procesos de absorción tecnológica que antes se pensaba tomarían años o incluso décadas para concretarse.

Sin embargo, pese a los aumentos en la digitalización, la pandemia también evidenció las grandes diferencias preexistentes en las capacidades y posibilidades de uso, acceso y apropiación de las TIC en los hogares del país. Más que nunca, se deben reforzar las acciones destinadas a atacar la brecha digital. Pese a que existen políticas que promueven la inclusión digital, estas no necesariamente reflejan una comprensión de dicho problema desde un enfoque multifactorial, que responda a la complejidad inherente de la brecha como fenómeno social.

Es por ello que desde el Programa Sociedad de la Información y el Conocimiento (Prosic) se realizaron las Jornadas de Investigación “Transformaciones y futuro de la inclusión digital” en las que participaron expositores de múltiples sectores: servicio público, empresa privada, academia, organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales como la Unión Internacional de Telecomunicaciones.

A partir de los aportes se identificaron líneas de acción para reducir el impacto de la brecha digital desde una perspectiva multidimensional e interdisciplinaria, entendiendo que su implementación requiere una perspectiva holística e integral que considere:

• Reconocer la interrelación de la brecha digital con otras brechas: para evitar el abordaje de la brecha digital desde miradas parcializadas y propiciar una comprensión más profunda del contexto en el que se encuentran distintos grupos de la población con estrategias más cercanas a sus necesidades.
• Incorporar el enfoque interseccional: para que la generación de estrategias de inclusión digital sea cercana a las necesidades de los distintos grupos (sobre todo aquellos en situación de vulnerabilidad) se requiere del diseño y desarrollo de intervenciones diferenciadas que consideren la interconexión entre factores generadores de exclusión social y digital. Lo que puede funcionar para ciertos grupos, podría no hacerlo en otros.
• Impulsar esfuerzos conjuntos intersectoriales: abordar los múltiples aspectos que inciden en la brecha digital requiere la articulación de distintos frentes de acción para lograr un impacto sostenido y eficiente en la formulación de estrategias para reducir estas desigualdades. Requiere participación de sector público, operadores, empresas del sector TIC y de telecomunicaciones, sector educativo y academia, entre otros.
• Promover y fortalecer la resiliencia de las infraestructuras digitales: deben existir mecanismos que respondan a las eventuales situaciones de crisis (terremotos, apagones, ciberataques, entre otros) y dejar fuera de operación a las infraestructuras digitales del país. La preparación debe ser un asunto de atención prioritaria que no puede ser descuidado.
• Fortalecer el desarrollo y despliegue de infraestructura de telecomunicaciones mediante mejoras regulatorias: la infraestructura es la base que da soporte a las redes de telecomunicaciones, afectando acceso y calidad de los servicios de telecomunicaciones disponibles. Se deben implementar estándares y buenas prácticas en regulación, espectro y desarrollo de infraestructura, así como la simplificación regulatoria, la homologación de trámites (sobre todo a nivel municipal) y la adopción de una normativa uniforme basada en criterios técnicos, razonables y proporcionales.
• Atención de brechas del sistema educativo: implica estandarizar el acceso a equipamiento tecnológico y servicios de telecomunicaciones en centros educativos, así como fortalecer la conectividad de los hogares. Requiere además del desarrollo de competencias docentes para que las estrategias didácticas, metodológicas y pedagógicas fomenten un uso efectivo de las TIC en estudiantes; así como el desarrollo de habilidades digitales que propicien el acceso a la información e ideas.
• Más alfabetización y apropiación digital: la construcción de capacidades digitales debe ir más allá del uso básico de dispositivos. Para evolucionar al desarrollo de habilidades más avanzadas, se deben fortalecer los procesos de alfabetización digital. Esto debe hacerse no solo dentro del sistema educativo formal, sino también en otros espacios dirigidos a personas que buscan mejorar su empleabilidad y / o reconvertir sus perfiles laborales.
• Desarrollo de capacidades mediáticas e informacionales: es necesario desarrollar competencias que contribuyan a la interpretación del entorno tecnológico, cuestionando la información que brindan los proveedores mediáticos, de manera que se puedan crear nuevos recursos y contenidos digitales, así como hacer un uso responsable de las tecnologías. Esto implica el desarrollo de habilidades tecnológicas relacionadas a la "cuarta revolución industrial", así como la creación de capacidades para enfrentar nuevas amenazas y desafíos digitales como los ciberataques, la violencia en línea, el cyberbullying y la explotación sexual comercial, entre otros.

Todos estos aportes evidencian la necesidad de que la inclusión digital sea integral, es decir, que atienda las necesidades en materia de acceso, equipamiento, despliegue de infraestructura de telecomunicaciones, mejora regulatoria, modernización educativa, alfabetización digital y otras políticas públicas específicas para las poblaciones vulnerables.