El Acompañamiento Terapéutico (AT) es una nueva forma de abordar la salud mental, que lejos de la medicalización y el aislamiento de los pacientes, apuesta por acompañar sus momentos de vulnerabilidad sin alejarlos de los espacios y actividades cotidianas.
La Universidad de Costa Rica (UCR) albergó entre 16 y el 21 de mayo el XIII Congreso Internacional “Acompañamiento Terapéutico: nuevos aportes en el abordaje de la Salud Mental”, con el objetivo de dar a conocer las posibilidades que ofrece esta perspectiva de atención.
El espacio congregó a profesionales de diversos países, quienes a partir de distintos conversatorios y talleres compartieron sus experiencias de trabajo en la implementación del acompañamiento terapéutico en ámbitos tan variados como el educativo, institucional, judicial y hospitalario.
Aunque en naciones como Argentina, México y Brasil ya se implementa con regularidad el AT, en Costa Rica se abre camino y el Posgrado de la Escuela de Psicología de la UCR es pionero en la formación en este campo, que también puede ser implementado desde disciplinas como la enfermería, el trabajo social y la terapia ocupacional.
A diferencia de otras formas de abordar la salud mental, el AT evita cualquier tipo de institucionalización, es decir, que las personas tengan que ser hospitalizadas y por lo tanto, desvinculadas de sus entornos cuando experimentan crisis emocionales, depresivas, psicóticas o nerviosas.
Según la psicóloga y coordinadora del Congreso, Jessica Millet González, el acompañamiento terapéutico “es un dispositivo ambulatorio” que lejos de la cronificar la enfermedad mental, permite ofrecer al paciente un tratamiento desde sus vínculos, lazos sociales y singularidades.
Esta forma de abordaje terapéutico se vale de estrategias como el diálogo, la escucha y la observación para facilitar la revinculación social de poblaciones muy diversas, desde niñas y niños en centros de cuidado alternativo hasta personas en rehabilitación por el uso y consumo de sustancias.
Desde esta perspectiva de atención, los pacientes son abordados por medio de una relación horizontal de amistad. Millet advirtió que el “amigo calificado”, como se llama a quien acompaña, “no es un cómplice porque tiene una función específica” pero promueve una vinculación de igual a igual.
“Si una persona está en rehabilitación por consumo de sustancias no significa que van a fumar juntos como amigos, pero acompaña las ansias del consumo, le da contención emocional, interviene poniéndole límites frente a actos que pueden ponerlo en riesgo”, explicó la experta.
Millet destacó además que a diferencia del tratamiento asistencialista de “asumir al otro” o normalizar ciertas conductas, desde esta perspectiva de abordaje de la salud mental se promueve la vinculación social desde el reconocimiento de las singularidades de cada persona.
“No es asumir las cosas por el paciente, es acompañarlo para que lo pueda hacer. Pero no se busca que actúe como se cree que debe actuar, sino que actúe según sus capacidades y en este sentido se promueve una invención”, enfatizó la profesional.
La directora del Programa de Posgrado en Psicología, MSc. Marietta Villalobos Barrantes afirmó, en el marco de la inauguración de este Congreso, que Costa Rica tiene “una gran deuda con la atención del sufrimiento y de los malestares sociales”.
“Este reto implica superar paradigmas de institucionalización y medicalización abusiva, urge modificarlos, urge cambiarlos, urge consolidar dispositivos de atención que rompan con el orden psiquiátrico, es decir, el orden del encierro, de la insistencia en los diagnósticos y la medicalización”, afirmó la académica.
Por su parte, la Vicerrectora de Vida Estudiantil, Dra. María José Cascante Matamoros señaló el deber de la institución, como casa de estudios superiores, de “analizar y reflexionar sobre los avances que como sociedad y país son necesarias para el bien común”.
“Es clara la necesidad de que las políticas públicas a nivel país en materia de salud integral contemplen en su abordaje el enfoque de los derechos humanos, pero también una mirada de construcción colectiva y responsabilidad compartida de la salud” indicó la jerarca.
El espacio también contó con la participación de la Coordinadora del Dispositivo Comunitario del Hospital Roberto Chacón Paut, Dra. Melissa Molina Campos, quien compartió con las personas asistentes su experiencia en la implementación de esta perspectiva de abordaje en el país.
Molina compartió los esfuerzos que realiza, desde la institución especializada donde labora, por la desestigmatización y despatologización del paciente, así como por promover en el país una atención centrada en la persona y en el reconocimiento de la atención del sufrimiento psíquico como un asunto que no es individual, sino social.
La conferencia inaugural del XIII Congreso Internacional “Acompañamiento Terapéutico: nuevos aportes en el abordaje de la Salud Mental”, realizado por primera vez en Centroamérica, estuvo a cargo de la psicóloga e investigadora argentina, Dra. Alicia Stolkiner.
La experta afirmó que la salud mental es un campo de prácticas sociales y desde esta perspectiva, la palabra “locura” no hace referencia a una enfermedad particular sino a un constructo social que asigna cierto espacio dentro de la sociedad a las personas con determinadas características y padecimientos.
Stolkiner aseguró que para transformar el modelo de atención de la salud mental se requiere una intervención, que lejos de ser exclusivamente técnico-científica, es política e implica una modificación respecto a la construcción de personas y sujetos de derecho dentro de la sociedad.
Según la experta, el enfoque de atención tradicional con respecto a las personas con sufrimiento psíquico coloca a los pacientes en “un lugar de impotencia” que también refuerza el modelo asilar manicomial, el cual más allá de un edificio constituye una forma social de relacionarse de manera estigmatizada y objetivante con la locura.
Frente a las prácticas tradicionales dominantes en el tratamiento de la salud mental, Stolkiner planteó el Acompañamiento Terapeútico como un dispositivo centrado “en que la persona viva una vida cotidiana en la comunidad, en lazo social y con una posibilidad de desarrollo que esté centrado en sus capacidades”.
“El éxito del campo de la salud mental sería su desaparición. Nosotros tendríamos que pensar en un futuro donde no atendamos la salud mental, sino que atendamos la dimensión subjetiva del sufrimiento, de los procesos de salud-enfermedad-atención-cuidado en su conjunto” concluyó Stolkiner.
© 2024 Universidad de Costa Rica - Tel. 2511-4000. Aviso Legal. Última actualización: diciembre, 2024