La evaluación educativa en sus muy variados campos de acción se convirtió en un área estratégica del proceso educativo, por cuanto se requiere conocer la realidad, el contexto, así como las necesidades, debilidades y fortalezas que como sistema educativo podemos identificar con un mayor carácter científico, aplicando y desarrollando una serie de herramientas y metodologías para la medición y evaluación del proceso educativo entendido como una oportunidad de mejora y transparencia, lo cual conduce a las personas tomadoras de decisiones de los Gobiernos y entidades ministeriales a estructurar acciones con base en datos confiables y veraces.
Las diferentes dimensiones de la evaluación educativa convocan ineludiblemente a diferentes instituciones, organizaciones, y personas vinculadas con la educación a nivel nacional como internacional. La Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica, por medio de sus cinco escuelas, su instituto de investigación, y los diferentes programas de posgrado, desarrolla importantes proyectos, programas e investigaciones relacionados con esta temática.
La evaluación en sí misma es un proceso, lo conforman etapas, métodos, procedimientos y condiciones tanto ambientales como materiales, técnicas y humanas. Es decir, la evaluación no es una acción aislada de todo el proceso de formación de la persona, está presente en toda actividad que se realice, desde su formación académica hasta su vida profesional y laboral, por tanto se debe concebir la evaluación como una acción inherente a la persona que está inmersa en el sistema educativo desde un enfoque sistémico, que sea permanente y continuo, con la intencionalidad de realizar los ajustes y los cambios necesarios en el marco de una mejora continua.
Hay infinidad de estudios, informes, diagnósticos e investigaciones que realizan instituciones como el MEP, las universidades público-estatales, los organismos regionales e internacionales y otras entidades, que exponen con total claridad los problemas que aquejan a la educación. El paso siguiente es tomar esos resultados y diseñar una hoja de ruta que nos permita planificar las acciones y estrategias para resolver de manera articulada y escalonada los problemas encontrados.
La academia analiza con cautela esos estudios y le corresponde hacer una lectura integral, crítica y reflexiva de las posibles causas de esa problemática con la finalidad de proponer a las autoridades competentes las mejores estrategias y las posibles alternativas de solución para el abordaje de los problemas educativos con una visión prospectiva y propositiva. Es decir, NO se trata de señalar culpables o responsables de la crisis educativa actual, son muchas las causas, los actores y las circunstancias que desencadenaron la situación de rezago educativo, entre otros temas relevantes en educación.
Cabe señalar que la Facultad de Educación y el MEP tenemos una relación de trabajo colaborativo de larga data, misma que hoy más que nunca se debe fortalecer y consolidar para que de manera conjunta podamos enfrentar los retos y desafíos que nos impone el entorno político y económico vigente en la actualidad.
Se requiere entonces de un trabajo en el cual deben participar todos y cada uno de los actores de la sociedad, esta es una tarea de todos y todas, entiéndase sector público, academia y sector privado unidos para aportar desde nuestras capacidades lo que se requiera para desarrollar un proyecto país.
Y es por todo ello que la Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica trabaja con rigurosidad y compromiso para aportar desde las aulas: con ofertas curriculares actualizadas, con proyectos de acción social y de investigación enfocados en las comunidades con acciones concretas para desarrollar las capacidades que requieren para mejorar su calidad de vida, con docentes con una sólida formación académica, con investigaciones de alto nivel y con una producción científica que contribuye a la comprensión y solución de problemas, con actividades de acción social que promueven la solidaridad.
Los dos últimos años han sido un gran aprendizaje para todos y todas, pero en particular para el sector educación. A nivel país, hemos atravesado por una ruta de situaciones desafortunadas que han afectado sensiblemente a la población en temas de salud, infraestructura tecnológica, economía, entre muchos otros, lo que ha agudizado las brechas sociales existentes.
En estos tiempos de constante cambio y continua transformación, la Facultad de Educación levanta su mano para decir: urge la construcción de una agenda nacional que de manera articulada y propositiva, con la participación de un sinnúmero de colectivos, plasme los acuerdos y compromisos que como instituciones formadoras de formadores vamos a emprender desde el nivel de educación inicial hasta la educación superior, una agenda nacional en la cual se reflejen las capacidades organizacionales y estructurales, talentos humanos , conocimientos y experiencia de los actores involucrados.
Hago un llamado a todos y todas las personas e instituciones que trabajan y abordan temas educativos. Que nos unamos para proponer a las nuevas autoridades una agenda educativa sin intereses partidistas ni ideologías políticas pues hoy, como nuca antes, lo que importa es Costa Rica. Les invito a que preparemos los surcos para sembrar en tierra fértil la buena semilla que nos dará los mejores frutos en los años venideros.
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