Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), la palabra solitud, ya en desuso, significa carencia de compañía o lugar desierto. No obstante, el bailarín y coreógrafo de Danza Universitaria, Eduardo Guerra Rodríguez, la interioriza como una opción propia de regocijo, aquella que nos obliga a estar y querer estar solos.
Es a partir de este concepto, y de lo vivido durante los primero meses de la pandemia, que Guerra desarrolla “Solitud”, una coreografía que formó parte del certamen La Semilla y que se presentó en Estrena Danza en el 2021.
Gracias a su interpretación, fue galardonado con el Premio Nacional Mireya Barboza de Danza.
El jurado otorgó este reconocimiento “por su dominio corporal, destreza y pureza técnica.
Por la innegable solidez plástica, sutileza y aplomo estético. El intérprete hace uso de la energía justa para su ejecución, logrando llevar la musicalidad corporal a un alto nivel.
Bailarín que expresa, proyecta a plenitud y de forma sobra las emociones generadas por la obra coreográfica logrando cautivar al espectador con su lenguaje corporal pero también con su presencia escénica, lo que da cuenta de su importante trayectoria”.
A continuación Guerra habla sobre la obra, el premio y los retos y los proyectos de Danza Universitaria en la siguiente entrevista.
–¿De qué se trató Solitud?
–Eduardo Guerra Rodríguez (EGR): El proceso en sí de la coreografía nace justamente después de que empezó la pandemia. Anterior a esto había realizado una coreografía en dúo y el el 2020 vino la creación de esta obra “Solitud”.
Solitud es una palabra un poco desconocida, es un concepto muy diferente a la soledad, es la soledad aceptada, la soledad que se disfruta, por una decisión propia, pero no es una soledad negativa.
A partir de ese juego de palabras quería empezar, porque también de alguna forma me sentía de ese modo cuando estaba solo en casa.
Las decisiones no solamente del hecho de la labor en sí que tenemos como bailarines, como entes de la administración, de la Vicerrectoría (de Acción Social), si no también la cuestión del hogar, de tus pasatiempos, qué hacías con todo esto, no me hallaba y justamente fue la decisión de decir por qué no hablamos de cómo nos sentimos en este momento, en tu casa, solo.
Porque yo soy una de las personas que vive solo, como muchas otras familias, con mis animalitos, pero solo. Parte de ahí, a partir del proceso de cómo voy aceptando esa soledad y hacer todo lo que hacía antes en conjunto, en compañía, en trabajo grupal, hacerlo solo, en solitud.
Fue una lucha constante, fue la aceptación misma de lo que generaba esta palabra, todo este significado, para ahondar en lo que eso detonaba en mí, fue así que se creó la obra.
–¿Cómo fue esa experiencia de crear la coreografía en este contexto, más en soledad?
–EGR: Pasa por una cuestión de aprendizaje total. Casi siempre Danza Universitaria trabaja en conjunto. Las investigaciones son en conjunto, ya sea que venga un coreógrafo invitado, sea que un compañero o compañera decida montar una coreografía y experimenta con los cuerpos, con las propuestas, con lo que va generando a partir de una idea, pero somos nosotros los que proponemos cómo se genera esa idea o ese tema.
Para mí en ese momento fue tomar las decisiones por mi mismo, era autoexaminarse, verse. En ese momento era crear, crear crear y después desechar, desechar y desechar, hasta llegar a lo más mínimo, tomar la decisión de esto sirve, esto no, fue una lucha constante.
Se hace la invitación del certamen La Semilla, que se realizó el año pasado, para representar a Danza Universitaria, yo Eduardo Guerra iba a representar a la compañía, cobraba mayor magnitud porque hace tiempo no nos presentábamos en un teatro. Estrenadanzas 2021, fue un gran evento y para mí fue muy importante porque soy yo en mi soledad, en mi solitud tomando todas las decisiones, que antes las tomaba en conjunto, que bailaba en conjunto, fue mucho aprendizaje, para mí el proceso de investigación y evolución es de mucho aprender, me ha servido todo este proceso de solitud aceptada.
–¿Cómo es el proceso creativo que se da a la hora de montar una coreografía?
–EGR: No hay una forma, cada quien tiene su modo de creación. A veces puede ser una palabra, un tema actual, en este caso fue el contexto pandémico, cómo me encontraba yo, después de haber pasado un año, qué hacemos con esto, tenemos que seguir creando, tenemos que seguir trabajando, tenemos que seguir produciendo, porque si no uno se muere como artista, uno tiene que estar constantemente en esa lucha.
Por lo general parto de una imagen que se me viene a la mente, le doy vueltas hasta que la hago realidad con mi cuerpo. Empiezo a improvisar a través de lo que me genera esa palabra o esa temática, o ese momento, no soy muy sistemático, me dejo llevar en el momento y después viene la sistematización, a través de toda la improvisación, todo el juego, todo el descubrimiento. Es un proceso que a mi me sirve mucho porque no hay que cuestionarse tanto, en mi caso es déjese llevar por lo que realmente siente, por lo que le genera ese momento, esa palabra o ese tema y después vamos ordenando.
–¿Qué significa este premio en lo personal y para Danza Universitaria?
–EGR: Fue una sorpresa para mí, no me lo esperaba. Uno nunca trabaja en pos de un premio, pero es un reconocimiento que es un aliciente para seguir trabajando, investigando.
Lo tomamos con mucha alegría, con positivismo que todo lo estamos haciendo de manera correcta de alguna forma, a pesar de la situación temática, cultural, política y todo lo demás, justamente viene esto y hay que aprovecharlo para hablar de lo que nos sucede, que a pesar de las circunstancias estamos generando, pasan cosas positivas como las premiaciones, hay que decirlo porque no, y eso se agradece y es una motivación, esto nos cae bien en este contexto.
–¿Cuáles son los retos como bailarín y como compañía que han enfrentado en los últimos años y cuáles son los que vienen?
–EGR: Personalmente fue un acto de negación al principio cuando empezó todo esto, pero teníamos que decir que nuestro trabajo no paraba, tuvimos que trasladar y transformar todo lo que hacíamos antes, que era mucho trabajo de comunidad, de acción social, de presentación, a dar clases todo en la virtualidad, hacer audiovisuales para la comunidad en la virtualidad, presentarse en festivales virtuales. Creo que hemos hecho mucho, ha quedado ahí, están los hechos, hemos ganado premios, hemos dado clases por todo lado, hemos tenido convenios con otras universidades, ha sido una oportunidad para demostrar de que material estamos hechos, somos bailarines que no solo bailan y se presentan, pero que también podemos hacer este otro tipo de cosas y que en este momento la comunidad y la universidad lo necesita. Lo supimos afrontar muy bien.
Los retos que vienen es dejarnos todo el aprendizaje de la pandemia para seguir sumando y lo virtual ya no se va acabar, si no que se va sumando. Ahora viene el Festival Paréntesis que ya le vamos a sumar lo virtual mas lo presencial, para llegar a mas gente, a mas comunidades que antes posiblemente por una cuestión de distancia y centralización no lo hacíamos, es una oportunidad y un reto alcanzado y los retos que vienen van a ser favorables y positivos
–¿Cuales proyectos hay para este año?
–EGR: Proyectos, muchos, pero lo importante es ahondar en lo que ya hemos trabajado, seguir haciendo los trabajos en comunidad, tenemos presentaciones en festivales, Teatro al medio día, seguir con los trabajos en comunidades, que realmente han sido de suma importancia para el acompañamiento a los adolescentes, a las personas adultas mayores, todo eso que ha calado mucho en la comunidad lo vamos a mantener y seguimos ahí produciendo, y por supuesto ahí lo van a saber.
–¿Cuál debe ser el trabajo de una compañía como Danza Universitaria para retomar y reforzar los espacio artísticos presenciales?
–EGR: Lo importante es que la compañía se ha diversificado a través de los años. La compañía de hace 40 años no es la misma que es hoy, creo que hemos afrontado los retos de una manera muy positiva, hoy asumimos este reto y nos lleva a seguir sumando y a que el trabajo no se detiene.
Es importante anotar que el trabajo conjunto, el trabajo grupal, el trabajo presencial es de suma importancia para nosotros, ya llega un momento en que uno dice: “ok”, hemos pasado esta experiencia de la virtualidad, pero también se necesita esto otro, hemos hecho todos los esfuerzos para tener todos los protocolos necesarios y ahora pasamos por un contexto que se nos quemó nuestro centro de trabajo, y estamos en la lucha, siempre estamos afrontando continuos retos.
Danza Universitaria tiene que alzar la mano y tiene que decir se presentan siempre estas carencias, porque ha sido una cuestión muy sistemática durante muchos años. Ya ahora dijimos basta, si hay que parar tenemos que parar, porque no es posible, no es justo, no es necesario, para las artes en general y para una compañía que tiene muchos años y que ha representado a la Universidad de Costa Rica, seguir así en estas condiciones.
Yo creo que lo que ofrece Danza U a pesar de las circunstancias siempre ha sido mantener la frente en alto, al pie de lucha y lo hemos demostrado de esa forma.
He estado mucho pensando en la situación política que estamos atravesando en este momento, en la que la cultura realmente no se ve reflejada por ningún lado, en cuanto a presupuesto, a proyecto político, estamos relegados y el gremio artístico todavía la está pasando terrible, no hay como afrontar la situación, de alguna forma hay que alzar la voz, el gremio tiene que decir presente, porque sí la estamos pasando mal y no hay que ocultar la situación y es necesario reconocer que el arte es un acto transformador de la sociedad y tiene que estar presente en la vida diaria de las personas y hasta que se tome conciencia de eso no podremos cambiar como sociedad.