Saltar Navegación
El pianista Manuel Matarrita fue galardonado con el Premio Nacional Carlos Enrique Vargas de Música 2021 en la categoría de Ejecución

''El reto más importante es validar el valor que tienen las artes y la cultura en la sociedad''

18 mar 2022Vida UCR
Manuel Matarrita obtuvo su tercer premio nacional, en esta ocasión fue en la categoría de ejecución. El galardón es compartido con la Orquesta sinfónica de Heredia. Laura Rodríguez Rodríguez

Manuel Matarrita no es un extraño de los premios nacionales. El galardón obtenido este 2021, de manera compartida con la Orquesta Sinfónica de Heredia, es el tercero de su carrera como pianista.

Según lo estableció el jurado, el Premio Nacional Carlos Enrique Vargas de Música 2021 en Ejecución se le otorga “por su excelente ejecución técnica, calidad de sonido, balance, contrastes y se enmarcan correctamente en el estilo que les corresponde”.

En la Universidad de Costa Rica se desempeña como docente en la Escuela de Artes Musicales y recientemente fue nombrado director del Posgrado en Artes.

Conozca más sobre sus inicios, su proceso creativo para armar el repertorio anual y la importancia que tiene para él este premio, en la siguiente entrevista.

–¿Cómo empieza la historia de Manuel Matarrita con la música y el piano?

–Manuel Matarrita (MM): Mi familia no es una familia musical, no había nadie que tocara ningún instrumento, que a veces dicen que eso viene de familia, este no es el caso.

En la casa había un teclado de juguete que tenía mi hermana mayor. Según me cuentan, yo estaba siempre jugando con el instrumento, entonces mis dos papás eran maestros y hablaron con el maestro de música de la escuela, que yo tal vez tenía inclinaciones musicales y fue así como me empezó a dar clases. Cuando estaba en segundo grado, ya él dijo que era mejor que buscara una escuela más cercana a la educación musical y fue así que pusieron a mis papás en contacto con la Etapa Básica de Música de la Universidad de Costa Rica. Entré a la Etapa Básica en 1981 y desde entonces soy universitario.

Pues todo fue surgiendo, después de la Etapa Básica siguió la carrera y después entré a trabajar y aquí estoy.

–Cuál ha sido su experiencia desarrollándose como profesional en una carrera que algunas veces es menospreciada?

–MM: A mi me tocó crecer en un momento donde no se cuestionaba tanto eso, por supuesto que siempre tenía compañeros que decían que se iban a dedicar a otras cosas e iban a hacer más dinero, porque ese era el parámetro, pero tampoco se veía mal que una persona se dedicara a las artes, ya después eso ha ido cambiando. En carne propia yo no sufrí tanto eso de que fuera una profesión mal pagada o que estaba en el lugar equivocado. De hecho en algún momento pensé estudiar Ingeniería, pero eso me duró muy poco, sabía que esto era lo mío.

Empecé en la música no porque mis papás me forzaran a hacerlo, si no que fue una cosa que surgió, nunca sentí que fuera una presión o algo impuesto, si no que era algo que yo quería hacer. Creo que eso marca la diferencia, cuando uno está en algo que quiere hacer no lo siente en términos de que si va a hacer o no dinero, si no que le está causando satisfacción.

–En su faceta como docente, ¿Qué es lo que usted espera transmitirles a sus alumnos y alumnas?

–MM: Eso ha ido cambiando porque en la instrucción musical, sobre todo en el modelo de conservatorio, que fue el que imperó durante el siglo XX, en las escuelas de música sobre todo en Europa, Estados Unidos y en también en Costa Rica, lo que se enseñaba eran las destrezas para tocar un instrumento, entonces yo le enseñaba a un alumno como tocar el piano. Y eso era lo que tenía que hacer, ser bueno en el piano, por supuesto con todo el conocimiento que está a la par.

Pero sin pensar tanto en qué es lo que están aportando a la sociedad, de qué manera se pueden insertar no solo en el campo laboral, si no cómo hacer que la profesión tenga algún sentido.

Eso quizás no era tan importante para mí como docente, como lo es ahora. Entonces, creo esa es mi misión, no decirles cuál va a ser su propia misión, porque ellos tienen que encontrarla, pero sí hacerlos razonar que tienen que buscar cuál es la función que están cumpliendo en la sociedad. No es solamente tocar el instrumento o las destrezas artísticas, si no de qué manera pueden aportar, en este contexto sobre todo actualmente. Creo que eso es lo que más busco en este momento, que puedan encontrarse a sí mismos dentro de la sociedad.

–¿Para usted cuáles han sido los principales retos que ha enfrentado en general el sector cultural y en específico el sector musical en estos dos últimos años?

–MM: Esta es una crisis que viene desde antes de la pandemia, le llamo crisis porque la tecnología ha hecho que la música en vivo pierda lugar, es una manera diferente de hacer música. Si bien es cierto hace 20 años no teníamos acceso a todas las plataformas digitales que existen hoy en día, la música en concierto tenía un valor diferente, existían otros recursos tecnológicos como grabaciones y discos, pero no a la carta, hoy escojo la música que quiero, en cualquier momento donde esté. Esto ha hecho que la música en vivo no tenga esa presencia.

Ha sido una crisis que se ha venido experimentando desde antes, pero cuando vino la pandemia fue total el colapso, porque afectó al sector artístico desde el punto de vista laboral, sobre todo a los artistas independientes, de una manera muy fuerte.

Creo que el reto más importante, a parte de volver a la presencialidad y que las audiencias tengan esa necesidad de experimentar lo que es la música en vivo, que es muy diferente, es poder validar el valor que tienen las artes y la cultura en la sociedad.

Sabemos que en momentos de crisis hay necesidades básicas que hay que suplir, pero la necesidad de regocijo espiritual, de salud mental, es igualmente importante, si uno se priva de eso eso va a tener consecuencias a largo plazo. El arte nos hace sensibilizarnos, darnos una visión mucho más amplia del mundo, es un vehículo para simbolizar muchas cosas que queremos decir que tal vez no podemos expresar de otra manera, tiene una función muy especial en la humanidad, siempre la ha tenido. Entiendo que hay otras tendencias que buscan la estabilidad política y económica de cualquier pueblo, pero dejar de lado la cultura es terrible, no solo porque los artistas perdemos la oportunidad laboral, que eso es colateral, si no el efecto en la sociedad.

El reto es lograr que la gente sepa y entienda que el arte y la cultura son vitales en su ecosistema.

–¿Cuál es la importancia que tiene para usted este premio?

–MM: Por supuesto que muy contento, es un reconocimiento en el sentido de que se está haciendo pública por medio de un galardón la labor de una persona, que no es de un día, aunque se premia lo que se ha hecho durante un año, el trabajo es de más larga data.

Son dos cosas, primero que se haga público y que la gente sepa quién es Manuel Matarrita, más allá del círculo, de las redes sociales, en cambio un premio que tiene un impacto nacional hace que se visibilice más la labor. Eso por un lado, creo que es importante, que tengamos la posibilidad de que esa vitrina de los premios divulgue la labor que estamos haciendo.

Y lo otro es el compromiso, porque un premio nacional significa un compromiso de calidad, hay que echar para adelante, seguir siempre con ese estándar, no es que el premio es lo último, si no que es una validación de que vamos por buen camino y hay que seguir con ese sentido de calidad y búsqueda artística.

–¿Cómo es el proceso creativo para escoger y armar un repertorio a lo largo de un año?

–MM: Algo que siempre he buscado es la versatilidad, soy pianista pero no solamente soy solista, si no que toco con otra gente, soy docente, soy investigador, toco con orquestas. El punto culminante del año pasado fue mi participación con la Orquesta Sinfónica Nacional, yo creo que esa fue la razón del premio. Fue un concierto de Mozart, que se tocó a principio de año, todavía fue a puerta cerrado y fue un poco extraño tocar en el Teatro Nacional y terminar de tocar y no hubo aplauso, yo siento que el aplauso fue dado por el premio, así que de alguna manera se compensó.

A mi me gusta hacer una planificación anual de las actividades que voy a tener, siempre aparecen cosas de camino, pero siempre busco que haya un balance entre tocar con orquesta, hacer conciertos solo, música de cámara y ahora también haciendo composiciones.

Cada año me dedico a un repertorio en particular como plato fuerte, hace dos años fue repertorio latinoamericano, el año pasado fue música costarricense. En mi caso, es una planificación anual, voy pensando qué repertorio tocar y que cubra varios géneros y varias maneras de hacerlo.

Andrea Marín Castro
Andrea Marín Castro
Periodista, Oficina de Divulgación e Información
Áreas de cobertura: administración universitaria y artes
andrea.mahzpjrincastro  @ucruykx.ac.cr

Comentarios:

0
    Utilizar cuenta UCR
    *

    Artículos Similares:

    Regresar Arriba