Los destacados avances en la atención de las personas mayores en el sistema de salud, además de la creación de una Red de Atención Progresiva para el Cuido Integral de las Personas Adultas Mayores, son importantes precedentes para avanzar en la conformación de un nuevo pilar en el sistema de protección social de Costa Rica. Foto: Anel Kenjekeeva.
Tanto el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) como el Centro Centroamericano de Población, de la Universidad de Costa Rica (CCP), saben desde hace décadas que el segmento poblacional de mayor crecimiento es el de las personas adultas mayores. Este pasó de ser un grupo de 316 000 personas en el 2012 a uno de más de 1 300 000 en el 2050, lo cual indica que tal población se triplicaría y sobrepasaría a la de niñas y niños (0-14 años) después del año 2040. La pregunta en cuestión es: ¿qué nos faltará, quién nos cuidará? En la siguiente nota interactiva se indaga más al respecto.
Estas proyecciones en torno a las personas adultas mayores (PAM) le imponen un desafío muy complejo a la sociedad civil y al Estado en sus diferentes programas y políticas públicas, como la Red de Atención Progresiva para el Cuido Integral de las Personas Adultas Mayores (Red de Cuido).
Se tiene primero el reto de trabajar desde una concepción sobre las personas adultas mayores alejada de mitos y estereotipos, en entornos seguros y amigables, con una articulación multidisciplinaria y multisectorial. Sin embargo, la tarea no ha avanzado de forma satisfactoria.
El director del Centro Centroamericano de Población de la UCR (CCP), Jorge Barquero Barquero, señala que “el país experimenta un paulatino abandono de la planificación para enfrentar este acelerado proceso de envejecimiento, así como un relativo abandono del ejercicio de planificación a mediano y largo plazo, con el agravante de que cada Gobierno de turno le imprime al tema su perspectiva”.
“Las actuales políticas públicas son más específicas que en el siglo veinte y menos integradas entre sí; entonces no se han dado abordajes como un plan integral, sino como una serie de programas, en lugar de una gran política pública”, advierte Gilbert Brenes, investigador del CCP-UCR.
Sin lugar a dudas, los avances en la atención de las personas adultas mayores en el sistema de salud costarricense y la creación de una Red de Atención Progresiva para el Cuido Integral de las Personas Adultas Mayores son acciones importantes para el sistema de protección social de nuestro país, pero sus esfuerzos aún son insuficientes.
Desde el 2012, la Red Nacional de Cuido ayuda a personas adultas mayores de bajos recursos y les brinda asistencia para que sus necesidades más elementales sean atendidas. Municipalidades y organizaciones de bien social (OBS) trabajan en conjunto con la Red. También el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam) contribuye con la atención de las personas adultas mayores en estado de necesidad, abandono o indigencia, gracias a un subsidio económico que se transfiere a entidades públicas y privadas mediante convenios suscritos. El objetivo es mejorar la calidad de la atención a las personas adultas mayores residentes en hogares de larga estancia, albergues, centros diurnos, así como para el cuidado de personas adultas mayores en su domicilio.
Según el estudio "Elementos para la consolidación de la Red Nacional de Cuido", “el modelo de atención de la red, con la inclusión de los servicios o modalidades de asistente domiciliar, familias solidarias, hogares comunitarios, viviendas comunitarias en modalidad de albergue y atención domiciliaria, constituye un avance positivo e importante en el sentido que indica la ley nacional y marca la experiencia internacional”. Sin embargo, a pesar de esos importantes avances, los desafíos actuales y futuros para las redes de cuido exigen un esfuerzo mucho mayor, intersectorial e interinstitucional, así como un rol activo más fuerte de la organización comunal.
“Se requiere una dinámica, una interrelación entre el Estado, las municipalidades, las organizaciones comunales e, inclusive, las empresas privadas, para que las redes de cuido surjan y se fortalezcan”, señala el investigador Brenes.
Una de las tesis de graduación más recientes en la UCR, titulada “La perspectiva de los actores sociales involucrados sobre la red de atención progresiva para el cuido integral de la persona adulta mayor. Costa Rica, 2011-2021”, también hace ese mismo señalamiento: “… hay retos a superar, entre ellos: avanzar en la atención de otras dimensiones de la PAM hacia una atención integral; fortalecimiento de los procesos de seguimiento y evaluación para la mejora de la red; incrementar los procesos de co-responsabilidad ética y política entre las instituciones y la comunidad del ámbito donde está circunscrita la red; generar alianzas con las instituciones educativas a todo nivel para sensibilizar y formar en temas de envejecimiento… [sic]”.
Otro desafío imperativo para la eficacia en la labor de las redes de cuido y los diferentes actores que las conforman, señala el director del CCP-UCR, Jorge Barquero Barquero, es “documentar, conocer más fehacientemente las características de nuestra población adulta mayor; trabajar el tema de manera diferencial para conocer qué necesidades distintas tiene esta población, así como los diferentes aportes que también ellas pueden dar. No todo es cuido”. Para el investigador Brenes, hay dos enfoques que deben complementarse con el concepto del cuido: “un enfoque de envejecimiento activo y saludable, y otro enfoque desde un abordaje de género, ya que el enfoque patriarcal ha dado ese énfasis en el concepto de cuido al hablar de la PAM”.
Investigador Gilberth Brenes. Retos de las redes de cuido
Las redes de cuido en nuestro país, sean públicas o privadas, tienen por delante desafíos ineludibles, entre otros:
Fuente: II Informe Estado de Situación de la Persona Adulta Mayor en Costa Rica, 2020.
El quehacer de la Universidad de Costa Rica, desde la investigación y el trabajo conjunto con otras instancias en el abordaje de la vejez y del envejecimiento, contribuye de forma sustancial a la planificación (aún escasa) que la sociedad y el Estado necesitan para dar lineamientos y tomar acciones ante la rápida transición demográfica hacia la vejez.
La UCR es parte de la Comisión Técnica para el Abordaje del Envejecimiento Saludable (Conaes), en la cual se promueve el Plan Nacional de Envejecimiento Saludable que tiene una perspectiva de curso de vida. “Es un compromiso de la UCR en este Plan Nacional producir evidencia científica que pueda ser utilizada por los diversos componentes del Conaes. Y el CCP-UCR es el centro encargado de coordinar cuantas investigaciones se estén produciendo y se pueden aprovechar”, señala el investigador Brenes.
El I y el II Informe sobre el Estado de Situación de la Persona Adulta Mayor en Costa Rica son parte del trabajo de investigación de la UCR. El segundo documento fue uno de los varios productos que el Conapam le solicitó a la UCR, por medio del CCP-UCR. Ambos generaron una serie de estimaciones e indicadores distritales.
Con estos indicadores generados por la UCR, el Conapam tiene datos sobre los servicios dados a las PAM mediante las redes de cuido. Por ejemplo, datos como cuántos adultos mayores requerirían a futuro servicios de apoyo comunal, cuántos de ellos presentarían limitaciones para adquirir alimentos u otros productos, el porcentaje que viviría en casas que no reúnen las condiciones idóneas, etc.
También la UCR es parte de la Subcomisión Interuniversitaria para la Persona Adulta Mayor, del Consejo Nacional de Rectores (Conare), la cual busca incidir en el estilo de vida y mejorar las condiciones de las personas adultas mayores.
Diversos programas de la Universidad se integran a la Red de Cuido. Entre ellos, el Programa Institucional de la Persona Adulta Mayor (PIAM) que suma experiencias de buenas prácticas. Cada año en estos programas, establecidos en la Sede de Occidente, en la Sede del Pacífico y en la Sede Rodrigo Facio, se facilitan procesos de educación continua mediante cursos semestrales regulares y específicos.
El PIAM-UCR obtuvo el Premio Nacional de Mejora a la Calidad de Vida en el 2016, y fue el primero en Costa Rica y el segundo en América Latina en impulsar estrategias para promover el envejecimiento activo. Hoy, más de 2 000 adultos mayores están incluidos y activos en dichos procesos de capacitación.
El PIAM-UCR logra un impacto directo en esta población, en concordancia con ese abordaje integral que se requiere fortalecer para las redes de cuido, y con miras a una sociedad del cuido. El proyecto recibe a personas con 50 años o más y abarca distintas áreas de sus vidas, como salud, educación, ambiente, historia, recreación, cultura y aspectos psicológicos y sociales. Desde el trabajo científico de la Universidad en torno a la vejez y al envejecimiento activo, se logra estructurar mejor la caracterización de la población adulta mayor del país.
Los trabajos comunales universitarios de la UCR le permiten a la población adulta mayor una vivencia activa y saludable de sus vidas y sus entornos. Ese es el caso del TC-602 “Envejecimiento activo a lo largo de la vida” y del proyecto de extensión cultural EC-256 “Al son de la vida”, el cual rescata y transmite el folclor costarricense por medio de los bailes.
Se cuenta con el ,Programa de Posgrado en Gerontología, programa interdisciplinario, con representación actual de las escuelas de Enfermería, Medicina, Sociología y Orientación y Educación Especial; pertenece a la Escuela de Orientación y Educación Especial, tambièn se cuenta con revistas especializadas, por ejemplo, Anales en Gerontología, y publicaciones en la Red Latinoamericana de Gerontología. Recientemente, el pasado 5 de octubre, la Facultad de Medicina inauguró la Cátedra Envejecimiento y Sociedad.
En esta compleja ruta nacional de las redes de cuido para las PAM, las universidades públicas trabajan desde muy variadas áreas y niveles, aportando conocimiento con el fin de construir un concepto de cuido basado en la satisfacción integral de las necesidades fisiológicas, materiales, emocionales, sociales, laborales, productivas, espirituales, políticas y culturales de las PAM. Esto desde un enfoque de derechos humanos que posibilite superar las acciones asistencialistas y las limitadas acciones de promoción, capacitación, participación social y política de esta población.
Bien lo establece el Estatuto Orgánico de la UCR que, en su artículo 3, señala que "La Universidad de Costa Rica debe contribuir con las transformaciones que la sociedad necesita para el logro del bien común".
Jeannette Martínez Muñoz, jefa de Trabajo Social del Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología Raúl Blanco Cervantes:
“La Red de Cuido fue una propuesta de un equipo de Trabajo Social y una comisión de abandono que conformamos intergerencialmente en la CCSS. Se le hizo la propuesta al presidente del IMAS. El objetivo era articular las prestaciones asistenciales y la asistencia socioeconómica para trabajar en red, así como prevenir la violencia, el abandono y los problemas integrales de la población adulta mayor en los lugares donde viven sus penalidades (no en los hospitales, porque ese es el último sitio al que los adultos mayores llegan). Este era un trabajo articulado con las municipalidades. Lo presentamos ahí y en la Junta de Protección Social.
El presidente de la Junta lo propuso y lo desarrolló el Gobierno de Laura Chinchilla con algunas deficiencias, porque no surgió con una estructura, sino que se va conformando en el camino. Y lo que surge como improvisación tiene esas consecuencias. No se logra mantener de forma adecuada en el Gobierno de Solís ni en el siguiente.
Empezaron a comprarle cosas que no ocupaban a los adultos mayores, por ejemplo, en la zona rural les compraban cocinas de gas, refrigeradoras y lavadoras, cuando en la zona rural no se utiliza el gas. ¿Qué hacían las adultas mayores? En una auditoría que hicieron se demostró que los artículos los guardaban y se los terminaban regalando a los hijos. Les empiezan a llevar comida, granos básicos, latas y demás, cuando son adultos mayores que viven de una economía de subsistencia, ellos siembran lo que comen y tienen sus gallinas y sus huevitos. Entonces, fue una inversión muy grande que no tuvo impacto, se diluyó.
A nivel del área metropolitana es que la gente se habitúa mucho a pedir para sus hijos y el último que come es el adulto mayor. No ha estado bien pensada la estructura, necesita ordenarse. Desde hace mucho tiempo, el grupo de jefaturas de Trabajo Social de la Caja lo viene señalando, que los recursos que hay para los adultos mayores sean bien direccionados, que no estén enmarcados en una cuestión política, sino dentro de un derecho a los beneficios que requiere la persona adulta mayor para mejorar condiciones y calidad de vida”.
El cuido de la persona adulta mayor en Costa Rica debe comprometerse con las recomendaciones internacionales de protección de derechos de las personas adultas mayores, enunciadas en el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, la Carta de San José sobre los Derechos de las Personas Mayores de América Latina y el Caribe, la Convención Interamericana de Protección de los Derechos de las Personas Mayores, así como la normativa costarricense, en particular la Ley Integral para la Persona Adulta Mayor y su Reglamento, Ley No. 7935.
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