La organización de las ciudades y las comunidades tiene efectos importantes en las personas que las habitan. Por eso, es fundamental que tales espacios se adapten para satisfacer las necesidades de su población.
Las personas adultas mayores, especialmente, por sus diversas condiciones físicas y mentales, requieren de un entorno inclusivo que mejore su calidad de vida y les permita realizar de manera segura sus actividades diarias.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las ciudades o comunidades amigables con las personas mayores son lugares que adaptan sus servicios y estructuras físicas para que sean más inclusivas y se ajusten a las necesidades de esa población.
Además, fomentan el envejecimiento saludable al optimizar los recursos para mejorar la salud, la seguridad y la inclusión a la comunidad. Ante los datos de envejecimiento de la población de Costa Rica, este es un tema prioritario. No obstante, su puesta en práctica en el país se desarrolla a un ritmo lento.
Según datos divulgados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), para el año 2008 el 6 % de la población del país tenía una edad igual o mayor a 65 años, y en el 2020 el porcentaje subió a 8,9 %. Se estima que en el 2030 ascenderá a 13 %, y en el año 2050 pasará a más del 20 %. Esta última cifra se traduce a casi 1 300 000 personas.
El quehacer del Programa de Investigación en Desarrollo Urbano Sostenible de la Universidad de Costa Rica (ProDUS UCR) se relaciona con la accesibilidad urbana para todos los miembros de la sociedad, lo cual le permite enfatizar en la atención de las necesidades de los adultos mayores.
Precisamente, uno de los objetivos es propiciar la mejora en la calidad de vida de todas las personas que habitan en los territorios, quienes pueden participar en la formulación de los Planes Reguladores.
Específicamente, desde las etapas de desarrollo de la política urbana, de diagnóstico y en la redacción de los reglamentos, las y los expertos del ProDUS UCR abarcan los elementos necesarios para que se tomen en cuenta los temas en los cuales existen carencias. Por ejemplo, la accesibilidad, los servicios, la vivienda, la existencia de áreas verdes, la calidad ambiental, los espacios de esparcimiento, entre otros. Estas variables impactan directamente a los adultos mayores.
El ProDUS UCR incluye dentro del diseño y creación de los planes reguladores los siguientes apartados: propiciar el mejoramiento de la calidad en los asentamientos humanos (fundamentalmente en las áreas recreativas, los servicios públicos, el estado de las viviendas y la accesibilidad); así como fomentar la disponibilidad de áreas recreativas (tomando en cuenta el estado general de las aceras y senderos que se ubican en las áreas verdes); fortalecer la accesibilidad y la calidad de la infraestructura implicada en el uso del transporte público (como las paradas de autobús y escampaderos); y mejorar las condiciones de las aceras cantonales para que las personas se puedan desplazar de forma segura.
“Las ciudades no pueden expandirse sin planificación y sin tomar en cuenta las necesidades de todos los grupos que allí habitan, como los adultos mayores. Hay que consolidar un desarrollo que contemple a todos los actores y factores de la sociedad”, detalló el M. Sc. Félix Zumbado Morales, investigador del ProDUS UCR.
Programa de Investigación en Desarrollo Urbano Sostenible (ProDUS UCR)
El manejo de las áreas verdes es una arista importante dentro de la gestión municipal, pues estas representan espacios en donde se pueden aplicar propuestas novedosas que abarquen la visión de la mayoría de las personas.
“Cuando analizamos las áreas verdes tomamos en cuenta al usuario, mediante entrevistas en las que les preguntamos lo que les gusta, lo que no, y así registramos las opiniones de mujeres, hombres, niños y adultos mayores, para saber cuáles son las expectativas que tienen del espacio público con el que disponen. Con esa información, elaboramos los mapas de servicios que incluyen áreas verdes, calles y aceras, las pendientes que tienen esos accesos, si hay transporte público cerca y demás variables”, expuso la Arq. Sindy León Sequeira, investigadora del ProDUS UCR.
Programa de Investigación en Desarrollo Urbano Sostenible (ProDUS UCR)
Si en la comunidad se llega a un consenso sobre un área verde en específico (por ejemplo la plaza de fútbol) —acotó León—, si se llega a un acuerdo en cuanto a qué se puede variar en el uso que se le da al lugar, entonces se pueden destinar espacios para diversas actividades, como un 25 % del área verde acondicionada para adultos mayores y otro 25 % para juegos infantiles.
“De esta forma se consideran las necesidades del adulto mayor dentro del desarrollo de la ciudad o de la comunidad. Lo más fácil siempre es destinar esas áreas para parques o fútbol, pero de esa forma no se toman en cuenta los requerimientos de todas las personas. Otro eje conductor importante son las aceras y las condiciones en las que se encuentran, pues sirven no solo son para las personas que se dirigen a estudiar o a trabajar, sino que en ellas transitan también personas adultas mayores. Hay que considerar las limitaciones de todos los usuarios”, destacó León.
Hasta el momento, este programa de la UCR ha participado en la elaboración de los planes reguladores de los cantones de Goicoechea, Flores, Santa Ana y Santo Domingo, así como en el ordenamiento territorial de la Isla de Chira, distrito del cantón de Puntarenas. En los cuatro primeros se aplicaron marcos reguladores urbanos, mientras que en el quinto se usó un marco regulador rural.
Pero una de las limitantes que dificulta el desarrollo idóneo de las ciudades es el presupuesto de las municipalidades, el cual necesita de estrategias que vengan a lograr un incremento económico que refuerce la inversión pública.
“La respuesta de las autoridades municipales ante estas indicaciones es buena, siempre y cuando estén dentro del presupuesto que manejan. Pero dentro de los planes reguladores nosotros siempre incluimos la implementación de herramientas de gestión de suelos, para mejorar las finanzas de las municipalidades y que se pueda invertir en la creación de aquellos espacios que solicitan las comunidades”, recordó Félix Zumbado.
Otra de las propuestas de investigación, análisis y colaboración que nace desde la UCR es el Taller de Activación Urbana (TAU), de la Escuela de Arquitectura (EA). Su labor se centró en estudiar la experiencia que viven a diario las y los adultos mayores, quienes asisten a distintos centros de cuido y atención ubicados en el cantón de Montes de Oca.
Se trata del proyecto EC-333 "Activación de espacios públicos autogestionados", coordinado a lo interno del TAU, en el cual se abordó la realidad que enfrentan estas personas al transitar por las vías públicas urbanas.
El M. Sc. Mario Villalta Flórez-Estrada, docente e investigador de la EA y coordinador del TAU, indicó que cada año abordan un tema diferente, con el fin de reafirmar el valor del espacio público e impulsar el desarrollo urbano inclusivo.
“La problemática que se identificó es que la población adulta mayor del cantón de Montes de Oca sufre condiciones de desigualdad y exclusión con respecto al acceso y funcionamiento de la red peatonal y espacios públicos. Además, se suma el abandono, aislamiento e invisibilización en el desarrollo de sus actividades cotidianas”, afirmó Villalta.
Taller de Activación Urbana (TAU), de la Escuela de Arquitectura UCR
Además, el TC-735 "Calle de la Amargura, hacia una renovación física, recreativa y cultural", que surge desde la Escuela de Ingeniería Topográfica (EIT), abordó la problemática que experimentan los adultos mayores en la urbanidad.
Una de las necesidades que hallaron es la falta de inclusión social hacia la población más longeva, que habita en los alrededores de la calle 3, más conocida como Calle de la Amargura.
“Siempre desde la óptica de la recuperación del espacio urbano público y su revitalización física, la exclusión que vive la población adulta mayor implica una modificación en el rol que actualmente cumple esta calle, que se daría gracias a la intervención de la comunidad universitaria y de las instituciones que colindan o están muy cerca”, mencionó la Licda. Jessica Álvarez López, antropóloga y coordinadora del TCU -735.
Ante los problemas citados, el proyecto "Activación de espacios públicos autogestionados", del TAU, elaboró seis propuestas participativas, para que fueran implementadas en espacios públicos muy transitados, con la finalidad de maximizar el contacto e interacción con las personas y crear conciencia sobre las necesidades de la población adulta mayor.
Por ejemplo, se llevó a cabo un recorrido desde la Municipalidad de Montes de Oca hasta el Banco Nacional para pintar los pasos peatonales con frases referentes a la problemática planteada. También se expusieron carteles, se elaboraron objetos decorativos y se pintaron distintas áreas.
Se añadieron presentaciones artísticas y acciones participativas que involucraron a todas las personas que transitaban por el espacio público abierto que está diagonal al edificio de la Escuela de Arquitectura. Por ejemplo, mesas con juegos sobre memoria arquitectónica, donde algunas señoras se dedicaban a contar historias, y se acondicionaron temporalmente lugares para realizar actividades recreativas.
“Una de las conclusiones del proyecto fue que las personas adultas mayores no necesitan espacios especiales o exclusivos, más bien lo que demandan es una mayor integración con el resto de la población, y un mayor reconocimiento y visibilización como población activa en la sociedad”, recordó Villalta.
A este proyecto del TAU se inscribieron 100 estudiantes, de los cuales al menos 40 provenían de carreras diferentes a Arquitectura, y se sumaron 200 personas más aproximadamente, entre adultos mayores y miembros de sus familias.
Por su parte, el TC-735 "Calle de la Amargura" planteó dos procesos para integrar a diversos actores sociales, específicamente a los y las adultas mayores, dentro del proceso de apropiación y activación del espacio urbano.
El primero es acercar a la población adulta mayor al espacio de la calle 3, por medio de diversas actividades recreativas, artísticas y culturales. Un ejemplo de esto es el festival denominado Disfrutando la Amargura, que incluyó dinámicas de actividad física, bingo, almuerzo compartido, una presentación artística y un espacio para intercambiar experiencias e ideas. Participaron aproximadamente 30 personas adultas mayores.
La segunda propuesta fue que los estudiantes que participan en el TCU brinden acompañamiento a algunos grupos de personas adultas mayores del cantón de Montes de Oca. Para cumplir con este propósito, se formularon diversas actividades y talleres en las comunidades de San Marino y Lourdes.
En el ámbito internacional, este tema lo lidera la OMS, que creó la Red Mundial de la de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores. Con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud, la región de las Américas es la región con más crecimiento en la red. En el caso de Costa Rica, son 23 las municipalidades que forman parte de ella.
El proceso ha sido impulsado por el Ministerio de Salud, la Caja Costarricense de Seguro Social, el Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor, la Asociación Nacional de Alcaldías e Intendencias y la Unión de Gobiernos Locales, en el marco de la implementación de la Estrategia Nacional para un Envejecimiento Saludable basado en el Curso de Vida 2018-2022.
Dicha iniciativa mundial trabaja para ofrecerles a las personas mayores más oportunidades de participar en la vida cotidiana, envejecer de una manera saludable y vivir sin temor a la discriminación o pobreza.
Además, ofrece la oportunidad de crecer y desarrollarse como individuos mientras contribuyen a su comunidad, permite que las personas mayores envejezcan con dignidad y autonomía, y fomenta el envejecimiento saludable gracias a las políticas, servicios, entornos y estructuras.
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