Hablar de don Rodrigo es hablar sobre un costarricense de nacimiento y un costarricense de profesión. Profundamente nacionalista, defensor a ultranza del sistema democrático, expositor de las ideas y pensamientos de los más preclaros pensadores y filósofos políticos clásicos, visionario y conciencia crítica de los problemas enfrentados por la realidad nacional e internacional, lector ávido, humanista empedernido; en fin, un universitario en toda la expresión de la palabra, un intelectual, fraternal, ameno, solidario, equitativo, igualitario.
Sus palabras siempre fueron las de una persona ilustre, con valentía posicionaba y defendía sus opiniones y comentarios, sus banderas fueron nuestras banderas también. Hicimos nuestros sus ideales y ejecutamos acciones que hoy nos enorgullecen como politólogas y politólogos.
El profesor Madrigal Montealegre fue hace 52 años fundador de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad de Costa Rica y posteriormente fue profesor emérito de la Institución.
Fue profesor en todos los espacios universitarios e incluso más allá de la academia. Nos honró impartiendo sus cursos sobre regímenes políticos en las aulas universitarias, y también fue docente a través de sus múltiples artículos de opinión publicados en la página quince del diario La Nación y varios otros periódicos nacionales e internacionales.
En las aulas y para quienes tuvieron el inmenso privilegio de ser sus estudiantes, don Rodrigo siempre disfrutó cada curso que le fue asignado. Le recordaremos por la forma tan particular en que asumía sus clases y el cariño endilgado a cada persona con la que se cruzó en pasillos, sodas, salones y parques de su querida Alma Máter.
En esta hora crítica, en que existen personas que quieren mancillar a nuestra casa de enseñanza y atacar los más altos valores que fundamentan a la ciencia y a la investigación, al humanismo y a la ética, volvemos la mirada y alineamos el corazón y la mente con don Rodrigo, en espíritu y en verdad.
¡Don Rodrigo, aquí estamos y aquí seguimos, siempre de pie, con la frente en alto, como usted nos enseñó! ¡Que viva la Ciencia Política! ¡Que viva la Universidad de Costa Rica!