Costa Rica le compra a Estados Unidos y a Brasil la mayor cantidad de maíz que importa cada año, según Procomer, en el año 2021 estos mercados aportaron 98,5% del grano. Aunque Ucrania no es uno de los principales proveedores para el país en este campo, su conflicto armado también afectó el acceso local al insumo.
Laura Rodríguez RodríguezUcrania es uno de los principales exportadores en el mundo de varios tipos de granos, pero la invasión militar de Rusia a su territorio el 24 de febrero anterior comprometió su producción y obligó a las naciones que abastecía de insumos como el maíz a buscar otros mercados para satisfacer sus necesidades de consumo.
Pese a que, según datos de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), la mayor cantidad de maíz que importa Costa Rica cada año procede de Estados Unidos y Brasil, las implicaciones económicas de este conflicto geopolítico en Europa también impactaron el acceso del país a esta materia prima.
La disminución de la oferta de maíz en el mercado no sólo generó un importante incremento en los costos generales de su venta internacional, sino que también, obligó a países de diversas regiones del mundo a competir por la disponibilidad del producto.
Instamasa, es una empresa familiar costarricense con 35 años en el mercado, que se dedica a la fabricación de harina, tortillas, snacks y chips de maíz. Esta marca experimentó de manera significativa el impacto negativo de la realidad descrita, pues importan el 90% del insumo que utilizan para sus operaciones.
La gerente general de Instamasa, Johanna Víquez Retana, afirmó que ante las dificultades vividas recientemente y las proyecciones que existen para los próximos meses, su empresa decidió variar su modelo de compra y, por medio de un préstamo bancario, adquirió un mayor volumen de maíz para garantizar la producción del resto del año.
“De junio para diciembre no auguramos nada bueno, a raíz de un alza de casi el 100% en los precios del maíz" señaló la ingeniera industrial, quién describió el contexto como "un escenario muy preocupante porque, además, los inventarios se pagan en dólares y el tipo de cambio va cada día para arriba”.
La situación actual de los mercados también motivó a Instamasa a trabajar en la búsqueda de alternativas que, en el corto plazo, les permita disminuir la dependencia de su negocio respecto al maíz. La empresa quiere apostar por la sustitución de este insumo con harinas elaboradas a partir de vegetales, tubérculos y leguminosas.
“La diversificación de nuestro portafolio y el fortalecimiento de innovaciones a través de la sustitución o mezcla de materias primas es lo que nos podría dar una ventaja competitiva en el mercado si se cumple el pronóstico de mayor escasez en el mercado”, aseguro Víquez.
El vicepresidente de la Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria (Cacia), Mario Montero aseguró que el impacto que generó el conflicto armado entre Rusia y Ucrania en la disponibilidad de algunas materias primas vino a incrementar la crisis internacional que había iniciado desde 2020 tras la aparición del COVID-19.
El representante sectorial recordó que, cuando el mundo empezó a retomar sus dinámicas de consumo tras la reclusión forzosa experimentada durante la pandemia se generó una importante disrupción en la cadena de abastecimiento de insumos que se llamó “la crisis de contenedores”.
El fuerte incremento en la demanda de los sistemas de transporte internacional derivó en un alza del costo de estos servicios, que sumado a otros fenómenos internacionales como los problemas climáticos, el incremento en los precios del petróleo y la incertidumbre de los mercados, complicó de manera significativa el escenario económico mundial.
“No estamos en una crisis donde se dejó de producir la materia prima o el alimento, es una crisis de disrupción de los sistemas de transporte internacional, agravado por el tema de la guerra. La guerra agravó todo el proceso que veníamos experimentado, una guerra de esa naturaleza en ese punto geográfico afecta todas las variables” lamentó Montero.
El investigador y director del Observatorio del Desarrollo (OdD) de la Universidad de Costa Rica (UCR), Carlos Murillo Zamora, aseguró que la situación descrita evidencia la integración comercial que existe actualmente en el mundo, donde “mover una pieza del tablero, significa reacomodar todas las demás”.
“El grado de interdependencia que hay como resultado de la globalización, de la reconversión de algunos sectores productivos y de la gran integración de las rutas comerciales y del transporte, hacen que cualquier cambio que haya al otro lado del mundo afecte a todos los países” explicó el académico.
Aunque reconoce las ventajas que ofrece a los países ser parte de una economía integrada, el experto consideró que los gobiernos han hecho una “lectura parcial de la globalización”, que dejó de considerar los riesgos que podrían generar situaciones de crisis como las que ha experimentado el mundo en los últimos meses.
“Aprovechar la apertura de la economía, la globalización y la integración regional no significa olvidarnos de que hay momentos de crisis que se deben atender y que hay que prever reservas alimentarias, diversificar las fuentes de donde conseguimos los bienes agropecuarios y reconocer cuáles son las necesidades de la población” enfatizó Murillo.
Murillo destacó la necesidad de revisar las políticas económicas que rigen en el país en materia de fomento al sector agropecuario y retomar el desarrollo de censos agropecuarios que, a partir de evidencia científica, permitan conocer el estado actual de la economía costarricense en el sector primario y guíen la toma de decisiones.
“La clave es el balance, entender la estructura de la economía y las necesidades de alimentación y nutricionales de las personas para saber qué se tiene que importar, si es más barato en el exterior no tiene sentido dedicar suelos para generar algo con baja productividad y con alto costo”, señaló el investigador.
El investigador y director del Observatorio del Desarrollo (OdD) de la Universidad de Costa Rica (UCR), Carlos Murillo Zamora, afirmó que las dinámicas de los mercados han generado que la disponibilidad de los alimentos, el acceso y la satisfacción de las necesidades nutricionales de las personas estén en función de la interdependencia global.
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El presidente ejecutivo del Consejo Nacional de la Producción (CNP), Victor Carvajal Porras, reconoció que Costa Rica necesita de la importación de alimentos y materia prima para poder abastecer de alimentos a la población. Detalló que la producción local de frijol y de arroz cubren alrededor del 20% y el 40% de la demanda nacional, respectivamente.
El jerarca aseguró que en el país existen diversos factores; dentro de los que figuran las condiciones climáticas, la disponibilidad de tierras y la apuesta nacional por la protección del medio ambiente, que limitan la producción de algunos cultivos y que imposibilitan la autonomía en cuanto a la producción y consumo.
Aunque a criterio de Carvajal, Costa Rica ha logrado equilibrio en la relación de importación y de producción local, reconoce la necesidad de acercarse más a los agricultores primarios para establecer cadenas de valor y establecer reservas de insumos a los que el país pueda recurrir ante un eventual faltante.
“Como institución debemos estar más cerca de los agricultores, creo que no hemos estado lo suficientemente cerca de ellos para conocer las necesidades que tienen (...). Así podemos monitorear para ampliar la producción en algunas áreas del país que tal vez no estamos explotando de la mejor manera” aseguró el jerarca.
Las acciones que ejecute el país para fortalecer la eficiencia de los productores nacionales y las previsiones que tome para hacer frente a fenómenos internacionales como los de los últimos meses serán clave para garantizar la seguridad alimentaria de la ciudadanía, sobretodo de aquellos sectores de la población con menores ingresos.
Según el presidente ejecutivo del Consejo Nacional de la Producción (CNP), Victor Carvajal Porras, fortalecer la eficiencia de los productores permitiría al país tener una mayor agilidad para solventar el impacto de fenómenos internacionales que son propios de economías abiertas al mercado.
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La crisis de materias primas que experimenta el mercado mundial desde el año 2020 y que se incrementó en el 2022 como resultado de la guerra entre Rusia y Ucrania impactó primero las cadenas de abastecimiento, después los procesos de producción y finalmente, a las personas consumidoras.
El presidente ejecutivo del Consejo Nacional de la Producción (CNP), Victor Carvajal Porras, reconoció que “el incremento en precio de las materias primas ha sido tan importante que, en algunos casos, actualmente se supera en un 100% el precio que teníamos hace un año”,
El vicepresidente de la Cámara Costarricense de la Industria Alimentaria (Cacia), Mario Montero lamentó que la falta de disponibilidad de los insumos y el incremento en sus costos esté generando una afectación directa en el acceso de los productos por parte de la ciudadanía.
“Vemos con enorme preocupación al consumidor y particularmente al sector de menores ingresos, vemos cómo hacemos para seguirles llevando productos que sean nutritivos, que sigan cumpliendo los estándares de calidad e inocuidad y que al mismo tiempo, sean económicamente accesibles”, aseveró Montero.
Pese a las evidentes dificultades que genera el contexto internacional a la realidad costarricense, Montero aseguró que la industria que representa ha concentrado sus mayores esfuerzos para evitar una crisis de la seguridad alimentaria en el país.
El director del Observatorio del Desarrollo (OdD) de la Universidad de Costa Rica (UCR), Carlos Murillo Zamora, explicó que la seguridad alimentaria no sólo involucra la satisfacción de las necesidades alimentarias, sino también la percepción respecto a la satisfacción de esas necesidades.
“La otra cara de la moneda de esta situación es la capacidad de compra, el poder adquisitivo que tiene la población en todos los estratos, no solamente en aquellos quintiles de mayor ingreso, sino también en los de menor ingreso y cómo lograr un balance entre la producción y el consumo”, afirmó el académico.
Según Murillo, se requiere de evidencia científica para intervenir en el mercado y establecer precios que satisfagan las necesidades de los productores, pero también la necesidad de compra de los consumidores. Aseguró que la toma de decisiones estrictamente políticas podría generar importantes distorsiones en el mercado.
“Hoy, la seguridad alimentaria no se puede pensar como algo limitado al acceso de los alimentos, sobretodo de origen agropecuario, sino como el sistema internacional y las disposiciones de los gobiernos van a incidir en esa disponibilidad y accesibilidad de los alimentos” concluyó el experto.
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