El 31 de julio de 1921 nace en San José, Costa Rica, Julieta Pinto González, quien según su biografía, desde los cinco años se interesó por aprender a leer.
Incursionó en la escritura por medio de la poesía, sin embargo no se sintió satisfecha con este género y pasó a escribir cuentos y allí comenzó una prolífica carrera dentro de la narrativa costarricense.
Al cumplirse 100 años de su natalicio, la Editorial UCR (EUCR) ha querido rendir homenaje a esta mujer, que Arnoldo Mora llama “la dama de las letras”, por lo que publicará próximamente una colección de su obra, que se compone de cuatro libros.
Según señaló Gabriela Fonseca Argüello, jefa de edición de la EUCR, el objetivo es traer de vuelta a Julieta Pinto, la escritora, la mujer, la madre, la hija, la hermana, la amiga.
“Cada uno de esos libros guarda dentro de sus líneas lo más profundo de la existencia humana, de eso que también habla la literatura”, recalcó Fonseca.
Los cuatro tomos que forman parte de esta colección son Si se oyera el silencio, La estación que sigue al verano,Detrás del espejo y El lenguaje de la lluvia. De esta manera, se permite a las personas lectoras adentrarse en la forma de escritura de la autora por medio de pensamientos e historias.
Además, en las primeras páginas de cada libro el lector y la lectora podrán conocer a la Julieta Pinto amiga, a través de las letras y cercanía de la también escritora Emilia Macaya; a la Julieta colega, a quién el escritor José León Sánchez externa su admiración y reconocimiento, y a la Julieta “hecha texto”, desde la lupa especializada de Carolina Sanabria, Karen Calvo, Verónica Ríos e Irene González.
Fonseca explicó que la historiografía literaria ubica la obra de Julieta Pinto dentro del grupo de escritores y escritoras de la “Segunda República”, quienes centraron su producción en una línea realista con el objetivo de denunciar las consecuencias sociales, políticas y ambientales causadas por el proyecto modernizador y nacionalista que se dio en Costa Rica tras la guerra civil de 1948.
Es en este contexto que Pinto comienza su recorrido narrativo y ha destacado por abordar de manera novedosa la relación ser humano-naturaleza, e introducir el “lirismo narrativo”. Con esto se ha asegurado que sus textos y relatos sigan vigentes por el carácter universal que tienen.
Dentro de su obra se puede encontrar diversidad de temas como la denuncia social, el cuestionamiento a los falsos valores, las problemáticas de los trabajadores del campo o los mitos fundadores de la cristiandad.
También ha incursionado en la literatura infantil y juvenil con obras destacadas como David, La lagartija de la panza color musgo, Historias de Navidad en línea y El niño que vivía en dos casas.
Gracias a todo este trabajo y a su su trayectoria, en el año 1996 fue galardonada con el Premio de Cultura Magón, el más alto reconocimiento cultural que otorga el país. Además obtuvo el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría, en las categorías de cuento y novela y fue nombrada miembro de número en la Academia Costarricense de la Lengua desde 1992 hasta el 2012.
Gabriela Fonseca agregó que precisamente la labor que realiza la EUCR es hacer que la literatura transformadora llegue a la población costarricense.
“Eunice Odio, Yolanda Oreamuno, Carmen Naranjo y muchas otras autoras costarricenses son a quienes hoy también festejamos en honor al centenario del nacimiento de Julieta Pinto. Todas ellas han creado, al unísono, una voz plasmada en la literatura costarricense que trasciende fronteras, generaciones, planos, creencias. Una voz que ha ganado un lugar preponderante en la literatura costarricense, y si bien siempre merece la pena volver sobre ella, esta ocasión es aún más propicia”, concluyó Fonseca.
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