Es 1947. Costa Rica se encuentra en medio de un contexto histórico en el apenas dos años antes concluía la segunda guerra mundial. Durante ese momento, en el país predominaba un clima de tensión que toma más fuerza cuando en julio, de ese mismo año, se produce la Huelga de Brazos Caídos.
Aun así, en 1947 se logra tomar una decisión vital que años después impactaría de manera crucial la salud de la población costarricense: la creación de la Sección de Bacteriología en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Costa Rica (UCR), la antesala de lo que hoy es la Facultad de Microbiología de la UCR.
El cambio oficial ocurre en 1950, cuando se sustituye el nombre de la Sección de Bacteriología por el de Sección de Microbiología. Cinco años más tarde (1955), la Asamblea Universitaria aprueba convertir la Sección de Microbiología de la Facultad de Ciencias, en la Facultad de Microbiología que actualmente se conoce.
Con esa aprobación, ratificada por el Consejo Universitario, el 3 de agosto de 1956 ocurre uno de los eventos más esperados para este gremio académico. El rector de la Universidad de Costa Rica de la época, el Lic. Rodrigo Facio Brenes, declara instalada formalmente la Facultad de Microbiología para iniciar sus labores académicas en 1957.
La Facultad de Microbiología ha sido a sido relevante en estos 65 para apoyar y fortalecer la salud pública del país, porque desde sus inicios ha contado con personal docente e investigador de muy alto nivel y que ha tomado como prioridad los problemas nacionales en las diferentes épocas por las que ha pasado el país, la facultad y la universidad. En los cincuentas eran la parasitosis y la tuberculosis.
Después de los sesentas eran las vacunaciones y los problemas, por ejemplo, por polio, viruela, sarampión rubéola; algunas de las cuales siguen siendo vigentes. Más recientemente enfermedades transmitidas por vectores de tipo insectos y otros artrópodos: dengue, chikungunya, malaria, garrapatas y varias enfermedades bacterianas. También, pasando por la resistencia antimicrobiana y enfermedades causadas por bacterias de novedoso o de origen emergente.
Terminamos con la pandemia actual, pasando también por VIH, cáncer, enfermedades metabólicas: diabetes, productos derivados de hipertensión y de trastornos relacionados con colesterol, triglicéridos, etc.
Entonces, en cada época ha habido personal de la Facultad que ha investigado y que ha ofrecido aportes para resolver estos problemas. Esto se traduce en la formación de los estudiantes. Por un lado está el personal que apoya directamente proyectos que benefician a la población en los diferentes problemas de salud pública, y por otro lado en la formación del personal que va a trabajar en los frentes de acción: en el Ministerio de Salud, en la Caja Costarricense de Seguro Social haciendo diagnóstico de todas estas enfermedades.
No podemos dejar de lado el aporte del Instituto Clodomiro Picado, adscrito a la Facultad de Microbiología, con una historia paralela pero íntimamente relacionada para controlar el accidente ofídico.
En resumen, ha sido una una digamos una presencia y un apoyo en el momento que se ocupa para tratar de dar soluciones a los problemas de salud pública. Esto tanto desde el punto de vista investigativo y de proyectos de acción social, como de la formación del personal que va a trabajar en esos frentes de acción.
En los próximos años se generan grandes cambios. En 1958 la Facultad de Microbiología se organiza en dos departamentos: el de Microbiología y el de Parasitología. Años después, en 1966, la Facultad crea su tercer departamento: el de Análisis Clínicos, el cual tendría bajo su responsabilidad las cátedras de Hematología y de Química Clínica. Asimismo, la Facultad implementa en el área hospitalaria un amplio y moderno laboratorio universitario, dedicado a la investigación y a la docencia.
El principal ha sido los aportes de salud humana, claramente. Desde el trabajo en los frentes de batalla de los microbiólogos en todos los laboratorios clínicos de la red de laboratorios públicos que pertenecen a la Caja, más otras instituciones públicas.
También en el conjunto de laboratorios privados que dan sus servicios a la población en general.
Pero, pero, la Facultad de Microbiología también ha portado personal y graduados que se han desempeñado, y se están desempeñando en campos tan diversos como la medicina veterinaria.
Además, está el campo de la microbiología de aguas y alimentos. Aquí tenemos laboratorios en la facultad acreditados nacional y casi internacionalmente, siguiendo líneas o esquemas de calidad internacionales que dan servicio de monitoreo de calidad bacteriológica y microbiológica de aguas de todo tipo. También de alimentos.
De esas iniciativas han salido muchos proyectos de investigación y muchos trabajos que apoyan y aportan al sector productivo nacional en la industria alimentaria.
También tenemos personal que se ha formado y que está trabajando en el área de las ciencias forenses.
Después hay microbiólogos que toda una línea o un grupo verdad que está continuamente recreándose y aumentando de la industria médica, en los cuales hay microbiólogos trabajando en todas las industrias médicas que han llegado al país y que siguen llegando.
Así que el país los está viendo, los está sintiendo diariamente, aunque no se visibilice tanto como los aportes en salud que son un tema muy prioritario en este momento.
Pero todos estos campos que tienen que ver más con consumo e industria, también son importantes puesto que colaboran o contribuyen al desarrollo social de Costa Rica y de toda su población.
En 1969 la Facultad de Microbiología toma un nuevo giro e inicia el primer programa de posgrado de la UCR, a nivel de maestría y con el carácter regional otorgado por el Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA). Así, durante 1975, al crearse el Sistema de Estudios de Posgrado en la Universidad, la Facultad se integra al mismo.
Para 1970, se funda el Instituto Clodomiro Picado de la UCR, adscrito a la Facultad. En 1978 se crea el Centro de Investigación en Hemoglobinas Anormales y Trastornos Afines (Cihata). En el año de 1979, se inaugura el Centro de Investigación y Diagnóstico en Parasitología (Cidpa), el cual se expande y cambia su nombre en 1995 al actual Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales (CIET).
“Extiendo un reconocimiento muy grande a la Facultad de Microbiología de la Universidad de Costa Rica. Su labor en la formación de miles de microbiólogos ha contribuido enormemente a la salud pública de este país. Es una labor encomiable que tienen los y las microbiólogas de ayudar en lo que es el diagnóstico y el seguimiento de las personas para saber cómo está su estado de salud. Esperamos que sigan adelante en su enorme labor y que sigan formando ese contingente de profesionales tan importantes para el país”, reconoció el ministro de Salud, el Dr. Daniel Salas Peraza.
La carrera de Diplomado en Asistente de Laboratorio se inaugura en 1977, sumándose a las labores de formación de los Microbiólogos Químicos Clínicos y robusteciendo con creces la investigación científica.
En la siguiente línea del tiempo interactiva, ponga su ojo en el microscopio para conocer los principales hechos históricos que marcaron el nacimiento de esta facultad.
Escrito por la Facultad de Microbiología de la UCR.
La Facultad de Microbiología siempre ha mantenido sus ideales y su visión de formación de calidad, unidas a una vocación investigativa robusta basada en líneas de trabajo acorde con la salud pública y realidad nacionales.
La Facultad ha explorado campos relevantes, tales como la parasitosis, las enfermedades causadas por bacterias, hongos y virus (rickettsiosis, bacterias anaerobias, virus influenza, citomegalovirus y dermatofitos entre otros), las enfermedades hematológicas, hemoglobinas anormales y los grupos sanguíneos asociados con la constitución de la población costarricense.
Asimismo, todo el desarrollo de la producción de antivenenos del Instituto Clodomiro Picado ha sido sustentada, en su mayoría, por docentes de la Facultad. En cada una de estas actividades de investigación, se han originado importantes proyectos de impacto social prolongado, como los trabajos comunales, capacitaciones y proyectos de acción social que se mantienen vigentes y útiles en la sociedad.
A lo largo de estos 65 años, un porcentaje significativo de los estudiantes que han pasado por sus aulas y laboratorios han experimentado profundas transformaciones en su repertorio académico.
Ellos y ellas han contribuido a alcanzar los niveles de salud que el país posee en la actualidad, propio de naciones de primer mundo. Esto se hace más visible al ver la incorporación de más de dos terceras partes de los graduados al sistema de seguridad social. Dicha situación ha permitido establecer una red de laboratorios de cobertura nacional, enlazada con la formación continua que la Facultad brinda, para mantener un sistema de vigilancia y monitoreo de enfermedades transmisibles y no transmisibles que garantizan los índices sanitarios de la población.
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