La exploración y posterior explotación de hidrocarburos representa una contradicción a la historia de conservación y protección de los recursos naturales de Costa Rica, uno de los países más diversos del mundo y que alberga más del 5 % de toda la biodiversidad terrestre y marina.
Por décadas, nuestro país se ha caracterizado por adaptar su desarrollo a la protección del ambiente y ha asegurado que el 26 % del área continental y más del 20 % de las aguas territoriales estén bajo protección oficial. Además, un 53 % del territorio continental se encuentra cubierto por bosques.
Si bien las áreas protegidas enfrentan desafíos formidables y gran parte del bosque y ambientes costeros sufren procesos de pérdida de hábitat y fragmentación, no se debe ignorar que mantener, restaurar, y aumentar la cobertura boscosa, así como preservar la integridad de los ecosistemas terrestres y marinos, representa la principal línea de defensa contra las consecuencias del cambio climático (enfermedades, migraciones poblacionales, hacinamiento urbano, desempleo, entre otros).
La salud de nuestros mares es interdependiente de la salud de los ecosistemas terrestres, además de que integrar a las comunidades humanas en los procesos de conservación representa una condición sine qua non para alcanzar un desarrollo sustentable.
La ciencia nos demuestra el enorme grado de interdependencia entre la calidad de la vida humana y la integridad de los ecosistemas y su capacidad para generar servicios ambientales, tales como aire y agua limpios, servicios de polinización de plantas silvestres y de interés comercial, y amortiguamiento climático. La evidencia científica también demuestra las graves consecuencias ambientales que ha generado el aumento desmedido en las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero que son resultado directo del consumo de combustibles fósiles y que son responsables del cambio climático y de la degradación y el declive que actualmente sufre la biodiversidad del planeta.
Los países desarrollados, los más ricos del planeta, son los responsables de esta degradación ambiental al ser los consumidores primarios de los combustibles fósiles. A la crisis climática hay que agregar el egoísmo, la avaricia, y la apatía.
Por estas razones, desarrollar y facilitar la exploración petrolera no solamente representa un anacronismo y un regreso al pasado, sino también una grave contradicción histórica. La humanidad debe moverse hacia la exploración y la consolidación de fuentes de energía sostenibles y limpias, que si bien pueden tener consecuencias ambientales, estas no son tan impactantes como la extracción y el consumo de combustibles fósiles, ya que no van a causar una nueva crisis climática global.
Además, la exploración y explotación petrolera requiere de toda una infraestructura que el país no posee, y que es necesaria para extraer el petróleo y procesarlo. Al no existir esta infraestructura es lógico que sean compañías extranjeras las que exploten estos recursos. Precisamente, son estas compañías las que obtendrán las mayores ganancias. Este círculo vicioso lo hemos sufrido en muchas ocasiones y con otras materias primas; no repitamos los errores del pasado.
La exploración y explotación petrolera no beneficiará al país en el mediano y largo plazo. Estos supuestos atajos para generar riqueza pasan una factura muy onerosa cuyos efectos son la generación de más pobreza, la destrucción de nuestros ecosistemas, y una mayor contaminación ambiental, además de que las ganancias terminan en cuentas extranjeras en algún paraíso fiscal a nombre de estas compañías.
Estos modelos ya se han aplicado en otros países tropicales de América, África o Asia sin ningún beneficio real para las poblaciones locales. Las fuentes energéticas fundamentadas en el consumo de hidrocarburos son cosa del pasado, y deben ser abandonadas. Históricamente, Costa Rica ha alcanzado hitos en innovar en políticas de conservación y en el desarrollo de fuentes de energía sostenibles. El país debe entonces continuar siendo un ejemplo de protección de la biodiversidad y de innovación hacia la sostenibilidad, y debe incentivar fuentes energéticas limpias y menos contaminantes, que aseguren un beneficio para una mayoría a un plazo más largo.
La crisis climática que actualmente amenaza la supervivencia misma de la humanidad, y que es la causa principal del cambio climático, se debe al abuso en el consumo de hidrocarburos. Desarrollar estas tecnologías es retrógrado, e implica destruir nuestro patrimonio biológico con la ilusión de crear una fuente de riqueza instantánea. Las generaciones presentes y futuras nos exigen no embargar el futuro. Es por esto que la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica apoya la iniciativa de prohibir la exploración y explotación petrolera y de gas natural en el país de forma permanente.