El proyecto de trabajo comunal TC-677 del Observatorio del Desarrollo de la UCR ha producido una serie de insumos estadísticos para generar cambios legales y formativos dirigidos a entes públicos y privados responsables del diseño para reducir las muertes de motociclistas y sus acompañantes.
Laura Rodríguez RodríguezLa mortalidad en carreteras se redujo en 32% durante el 2020 en comparación con el 2019, según datos publicados por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) esta semana. En ese periodo, pese a las restricciones vehiculares aplicadas con motivo de la pandemia sanitaria del COVID-19 un total de 300 personas murieron en el mismo lugar del accidente.
Aunque la reducción es significativa todavía las calles costarricenses siguen tiñéndose de sangre y llevando luto a centenares de familias. Y motociclistas y acompañantes siguen siendo las principales víctimas de las carreteras.
Según datos del Consejo de Seguridad Vial, hasta abril 2021 las muertes relacionadas con la conducción de motocicletas representan el 50% del total, una tendencia que se ha mantenido en la última década. Esto es un aumento del 39% con respecto al mismo periodo del año 2020. A la fecha, el 81% de personas fallecidas son hombres, la mayoría entre los 20 y 44 años de edad.
La Dirección de la Policía de Tránsito reportó para el primer cuatrimestre del año, 9183 boletas por infracciones, de las cuales fueron hechas por llevar menores de edad sin la adecuada protección, y en 56 casos por transportar menores de cinco años en motocicletas.
Las pérdidas en vidas y lesiones son un problema de salud pública, que no solo compromete la estabilidad familiar, sino también afecta la fuerza laboral y las erogaciones de instituciones estatales. El año pasado el Instituto Nacional de Seguro invirtió unos ¢55000 millones para la atención de los accidentes de tránsito.
Según la institución aseguradora, el 68% de los procedimientos quirúrgicos estuvieron relacionados con un chofer de motocicleta o su acompañante, y en el Hospital del Trauma llegó el 34% de las operaciones, sobre todo por lesiones en clavícula, tobillos y el radio.
Desde el 21 de febrero de 1989 el Decreto Ejecutivo N°18824-MOP estableció la tercera semana de junio como la Semana Nacional de Seguridad Vial, coordinada por los ministerios gubernamentales de Educación Pública, Obras Públicas y Transportes y su Consejo Nacional de Seguridad Vial. Previo a la pandemia sanitaria, la UCR ofrecía su campus para recibir a cientos de escolares para aprender sobre normas de circulación peatonal y el respeto a las señales de tránsito.
Para el Observatorio del Desarrollo de la UCR (OdD-UCR), en su estudio sobre la “Estimación de los años de vida potencialmente perdidos por accidentes de tránsito donde está involucrado una motocicleta”, destacó que el país destina un 1,2% de su Producto Interno Bruto (PIB) a los costos asociados a los accidentes de tránsito vinculados con la conducción de motocicletas.
Mientras la expectativa de vida de un hombre costarricense es de 77 años, en el caso de los conductores de motocicletas son solo 29 años. Para el magíster Agustín Gómez Meléndez, coautor de dicho estudio, el alto crecimiento en la tasa de accidentes y la mortalidad de motociclistas motivó al OdD-UCR siga innovando en medio de la pandemia sanitaria desde la Acción Social para fortalecer procesos formativos de educación vial.
El proyecto “Estrategias educativas para la convivencia vial sin violencia y la identificación de los factores de riesgo de accidentes de motociclistas en Costa Rica” (TC-677), coordinado por Gómez, tiene seis años de existencia, y desde entonces ha realizado un trabajo de investigación y acompañamiento a organizaciones públicas y privadas con valiosos insumos para la generación de políticas nacionales para la toma de decisiones pertinentes.
“La educación vial es muy importante no solo para las personas que son conductoras sino para los mismos peatones, ya que la formación que se brinda en las escuelas o colegios no es suficiente o no es la más adecuada y pertinente. Para mi este proyecto me ayudará en mi futuro laboral, en la parte investigativa, crear informes y analizar a partir de la información”, comentó Karla Lobo Carranza, estudiante de la carrera de Administración Pública.
A la fecha, el proyecto “desarrolló una metodología para generar una serie de videotutoriales a partir de los insumos del servicio 911, Hospital del Trauma, Grupo INS, Policía de Tránsito, entre otros, en materia de atención de accidentes. El objetivo fue crear un canal de Youtube donde se compartieran esos recursos y que sirvan para la Semana de Seguridad Vial”, dijo el magister Gómez.
El último Informe sobre la situación mundial de la seguridad vial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) plantea que la reducción de muertes y traumatismos por accidentes de tránsito en un 50% para el 2020 es una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados por la Organización de Naciones Unidas.
De la flotilla vehicular, el 20% corresponde a motocicletas, y en la última década la importación de las mismas se incrementó más de 300%, en parte debido a los pocos requisitos para su adquisición, el bajo costo en comparación con otros automotores y para la congestión vial en las carreteras. El Cosevi ha emitido unas 1.6 millón de licencias, de las cuales casi medio millón son de motociclistas; estadísticas de esa entidad revelan que la mayor cantidad de víctimas son hombres entre los 19 y 39 años de edad.
“Mi interés en matricular el TC-677 nació de la importancia que tiene la interacción de los diversos actores del ecosistema vial. He tenido la oportunidad de apoyar en la revisión del Manual del Conductor, realizando un recopilatorio de aquellos artículos que involucran directamente a la persona motociclista y al vehículo, en talleres de capacitación y actualmente trabajo en la elaboración y edición de un video sobre cómo debe actuar el acompañante y cuáles medidas de seguridad debe tener. Me llevaré muchas enseñanzas, pero la mayor es que todos somos hijos o hijas, padres y madres, con familia que nos esperan en la casa”, comentó Jordy Navarro Navarro, estudiante de la carrera de Ingeniería Química.
Por su parte, Natalia Sánchez Vargas, hoy graduada de Ingeniería Civil, y participante de este proyecto previo a la pandemia sanitaria, comentó que “siempre es importante devolver a la comunidad lo que recibimos. Los trabajos comunales son útiles porque los estudiantes no solo aprenden a trabajar en equipo, entregan resultados no por una nota sino por hacer el mejor trabajo posible”.
Mediante este proyecto de Acción Social el OdD-UCR ha producido una serie de insumos como una propuesta de un circuito para las pruebas prácticas de motos, un modelo de estimación de los costos por atención médica en la CCSS, otro sobre la estimación de los años de vida perdidos por accidentes de motociclistas, una plataforma de consulta en línea de los resultados del estudio observacional de motociclistas en carretera, entre otros, disponibles para consulta en este enlace.
Previo a la pandemia sanitaria, estudiantes participantes en el proyecto apoyaban activamente durante la Semana de Seguridad Vial y diseñaron juegos dirigidos a menores de edad sobre el tema. Y en el año 2015 se presentó el Plan Nacional de Motociclistas 2016-2020 para promover una movilidad segura de los motociclistas en interacción con otros tipos de vehículos.
“Este es un trabajo comunal fuera de lo que se consideraría de 'rutina'; mi alternativa era dar clases de excel, algo en lo que estoy familiarizada; sin embargo este tema era totalmente ajeno a mi realidad. Gracias a mi carrera en Economía, apoyé utilizando bases de estadísticas y análisis. Esto no solo amplió mis conocimientos, sino que me ha dado plasticidad académica a la hora de desempeñarme”, detalló Fiorella Correa.
Actualmente, se está planeando un proceso de transferencia de conocimientos de las actividades de este trabajo comunal a uno nuevo en la Sede de Occidente, para que inicie este segundo semestre, acotó el profesor Gómez.
“Dedicamos tiempo y esfuerzo para recabar datos fiables para recomendaciones basadas en investigación científica en servicio de la comunidad; esa es indiscutiblemente la marca UCR, lo que la diferencia de las demás. Este es el sello UCR”, recordó Wendy Ramírez Ramírez, graduada en Medicina y Cirugía en 2019, y quien fuera una de las decenas de estudiantes que han realizado su aporte en el diseño de estrategias de educación vial.
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