Con equipo en mano, el proyecto de la Sede de Occidente “Prácticas de laboratorio como apoyo en educación biológica” se trasladó en el mes de marzo a la Península de Osa, para acercar a estudiantes de primaria y secundaria a la ciencia de una forma práctica.
Nueve instituciones educativas y 390 personas se vieron beneficiadas con esta actividad, que se realizó gracias al apoyo y la logística desarrollada por la ONG Osa Conservación.
Marco Zumbado Echavarría, es el responsable de este proyecto de Acción Social que se desarrolla desde hace 10 años en el laboratorio de la institución y que tiene como uno de sus nuevos objetivos llevar prácticas a centros educativos de zonas rurales.
Zumbado destacó que en esta gira los temas abordados fueron: el uso del microscopio, las células vegetales y animales y los microorganismos presentes en el agua. Explicó que el proyecto lo que hace es ayudar a la comprensión del estudio de la ciencia y de la biología, por medio de prácticas de laboratorio, en las que los estudiantes puedan utilizar equipo que les permita una mejor comprensión de los temas.
“Lo que se acostumbra (en los centros educativos) es una explicación teórica sobre estos aspectos y el conocimiento se vuelve muy abstracto para los estudiantes. El hecho de poder usar un microscopio y ver células vivas, que ellos comprendan cómo se ve ese organismo, les ayuda a recordar y aprender mejor la materia”.
Zumbado explicó que esta es la labor de la acción social de la Universidad de Costa Rica, la de socializar el conocimiento y la experiencia que se tiene con comunidades que tienen poco acceso a ese conocimiento. “La gente se beneficia con estos proyectos de acción social, con estas actividades la UCR tiene un papel muy importante y muy responsable, porque llega a todo lado”.
Añadió que estas actividades abren las expectativas de la población beneficiada ya que experimentan nuevos aprendizajes y nuevas experiencias que les permiten pensar en las posibilidades de estudio que existen.
Para Yerlin Acuña Mesen, directora de la escuela Saturnino Cedeño Cedeño, ubicada en Puerto Jiménez, el impacto de este tipo de actividades en la población estudiantil es muy significativo ya que les despierta la curiosidad científica. “Una vez que eso se logre ellos pueden aplicarlo en cualquiera de las materias, estas actividades motivan mucho porque ellos ven que la ciencia no es solo lo que se ve en el aula o en los cuadernos, sino que hay una parte práctica muy interesante”.
Destacó que este tipo de actividades prácticas sacan de la rutina a los estudiantes y a los docentes, lo que favorece el aprendizaje y la motivación en la comunidad educativa. Añadió que también se fortalece la parte emocional “el compartir de esta forma conocimientos que ellos tienen, y que a veces no se dan cuenta que los tienen, es realmente importante no solo en lo académico, si no también en la formación de su personalidad y de su autoestima”.
Para Mario Cambronero Cambronero, subdirector del colegio de Puerto Jiménez, esta actividad ofrece un gran apoyo a la educación ya que permite a los estudiantes explorar de forma práctica lo que ya han visto en clase, lo cual les ayuda a comprender de una forma más completa.
Destacó que por medio de estas actividades la UCR ofrece posibilidades de acceso a estudiantes de primaria y secundaria con tecnología actualizada. Esto permite “democratizar el conocimiento, hacerlo accesible a todos los estudiantes, tanto en la meseta central como en estas zonas rurales donde muchos estudiantes, incluso mayores de edad, nunca habían tenido la posibilidad de estar frente a un microscopio”.
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