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Lección Inaugural 2021:
El excepcionalismo costarricense renquea al llegar el Bicentenario de la Independencia
El historiador, investigador y escritor, Dr. Víctor Hugo Acuña Ortega, impartió la lección inaugural del 2021. El también profesor emérito de la Institución cuenta con una amplia carrera académica dentro y fuera del país.  Laura Rodríguez Rodríguez
El Dr. Víctor Hugo Acuña impartió la lección inaugural del 2021. Tras un recorrido histórico para explicar la construcción de la excepción costarricense, señaló los retos actuales que enfrenta la sociedad y la educación superior pública
22 abr 2021Vida UCR

Aunque el auditorio del Aula Magna de la Universidad de Costa Rica (UCR) lucía casi vacío cuando el historiador y profesor emérito, Dr. Víctor Hugo Acuña Ortega, impartió en este espacio la lección inaugural del 2021, su conferencia fue vista y escuchada por cientos de personas a través de la radio, la televisión y las plataformas digitales de la Institución.

La Universidad realizó, de manera virtual, una de sus actividades más importantes y simbólicas del año, comprometida con las disposiciones sanitarias dictadas por las autoridades nacionales en los últimos días tras el incremento de casos positivos de COVID-19 que experimenta el país.

A partir del título “La excepción costarricense y las universidades estatales en el Bicentenario”, el reconocido orador se remitió al año 1821 para afirmar que fue en la propia coyuntura de la Independencia del antiguo Reino de Guatemala cuando surgió la idea de que Costa Rica era una “comunidad política y social excepcional”.

La idea de diferencia o excepcionalidad, que con el paso del tiempo se convirtió en una especie de requisito para referirse al país y que pasó a ser el fundamento de su identidad nacional, era el resultado de una comparación constante con los otros países centroamericanos e, incluso, con el resto de los Estados latinoamericanos.

Según Acuña, el concepto de excepcionalismo costarricense se basaba en atributos políticos vinculados a la paz, el orden y la estabilidad que ostentaba el país; así como a la equidad de la propiedad agraria que caracterizaba su dinámica económica y a la presencia de una población mayoritariamente blanca que definía su condición étnico-racial.

El Dr. Víctor Hugo Acuña aseguró que la representación social de la excepcionalidad costarricense llega bastante maltratada hasta el presente, cuando el país conmemora su Bicentenario de la emancipación política del antiguo Reino de Guatemala.  Laura Rodríguez Rodríguez

La consolidación de dichos atributos por parte de nacionales y extranjeros fue resultado de múltiples factores que, tras ser analizados, constatan el protagonismo que tuvo el Estado en la historia de Costa Rica. Este modelo de gobierno se consolidó de forma temprana y su existencia marcó una importante diferencia respecto a los otros países centroamericanos.

“En suma, ciertos patrones del conflicto social y cierta manera de existir y de operar por parte del Estado en la vida social darían cuenta de las peculiaridades de la historia de Costa Rica y darían fundamento a lo que es visto como su excepcionalismo”, enfatizó el académico. 

El historiador se refirió a la capacidad que tuvo el Estado costarricense en sus distintas etapas de evolución para suministrar a la sociedad servicios básicos como la educación. Esto dio como resultado que, en la década de 1920, más del 70 % de la población nacional era alfabetizada mientras que la misma cifra representaba el porcentaje de analfabetismo en el resto del istmo.

Pese al favorable camino descrito durante el primer siglo de vida independiente del país, el Estado y el régimen político costarricense no estuvieron exentos de tensiones, conflictos y contradicciones, las cuales dieron paso a una época de reformas para intentar responder a las nuevas demandas sociales, políticas y económicas. 

La llegada de la década de 1940 evidenció que el excepcionalismo estaba en crisis y que era necesario construir un modelo de Estado que se basara en criterios técnicos y científicos para liderar la economía y la sociedad. En este contexto es que se crea la UCR y se le otorga la responsabilidad de formar a los profesionales que el país requería. 

El rector de la Institución, Dr. Gustavo Gutiérrez Espeleta, afirmó que el compromiso de la Universidad con el cumplimiento de las medidas sanitarias, establecidas por las autoridades nacionales frente al COVID-19, motivó el desarrollo de la lección inaugural 2021 de manera virtual.  Laura Rodríguez Rodríguez

Al quehacer docente de la Universidad se sumaron pronto las labores de investigación para generar nuevo conocimiento, así como la presencia universitaria en la vida de las poblaciones costarricenses mediante proyectos de acción social. Además, surgió un importante proyecto de regionalización para llevar la enseñanza superior a las diferentes localidades del país. 

“Así, desde hace ocho décadas, esta Institución forma parte de la historia costarricense. Si en el primer siglo de vida independiente la Institución universitaria no tuvo un papel estelar, en el segundo es imposible comprender este país sin reconocer su centralidad”, enfatizó el profesor emérito.

Según Acuña, la universidad pública se convirtió más tarde en un espacio por antonomasia de pensamiento crítico y de imaginación de mundos mejores, desde el cual se han gestado cambios de vida que se han extendido por una sociedad costarricense cada vez más compleja, diversa y rica culturalmente. 

En el marco del Bicentenario de la Independencia, el historiador catalogó al actual excepcionalismo costarricense como “renqueante” y afirmó que, lejos de mantener una ilusión identitaria, el país necesita refundar la sociedad sobre un nuevo sistema de derechos, inclusiones y también responsabilidades. 

Frente a este panorama, el reconocido académico consideró que a las universidades les corresponde reinventarse siendo fieles a sus valores esenciales, así como mantener el papel que han ejercido como un instrumento de autoconocimiento y autocomprensión, para que la sociedad persiga las tareas de democratización en todos sus ámbitos.

“Es nuestra tarea imaginar otros mundos alternativos al actual, pero esto no es posible sin interrogar a nuestros pasados. Contrario a lo que algunas personas piensan, no todos esos pasados están abolidos y, por eso, nuestro futuro sigue estando abierto”, concluyó el académico.

Andrea Méndez Montero
Andrea Méndez Montero
Periodista, Oficina de Divulgación e Información
Área de cobertura: ciencias sociales
andrea.mengptedezmontero  @ucrklgf.ac.cr