Un total de 47 investigadores e investigadoras que recibieron becas por parte de la Universidad de Costa Rica (UCR), para cursar sus estudios de maestría y doctorado en el extranjero, regresaron al país entre el 2020 y 2021 con sus proyectos de tesis finalizados.
Las personas becadas forman parte de distintas áreas académicas de la Institución. Entre ellas, unidades pertenecientes al Área de Ciencias Básicas (Química, Física, Geología y Matemática), las escuelas del Área de Salud (Medicina y Microbiología), la Escuela de Estudios Generales, las escuelas de la Facultad de Letras (Filología, Lenguas Modernas y Filosofía), de Ciencias Sociales, Educación e Ingeniería (Ingeniería Química, Ingeniería Topográfica e Ingeniería en Biosistemas), entre muchas otras.
Por medio de la iniciativa Conozca mi tesis, de la Oficina de Asuntos Internacionales y Cooperación Externa (Oaice), de la UCR, se busca visibilizar el trabajo realizado por los exbecarios que regresan al país. Igualmente, se propone dar a conocer cómo la Universidad invierte los recursos y cuáles son los profesionales que vienen a reintegrarse a cada unidad académica.
De acuerdo con la directora de la Oaice, Diana Senior Angulo, entre el 2015 y el 2020, la UCR invirtió ¢14 000 millones en el programa de movilidad académica. Esto incluye a 267 docentes, investigadores y personal administrativo que partieron y regresaron con nuevos bagajes, conocimientos y posibilidades de aportar al país desde la investigación, la docencia y la acción social.
“Todo eso contribuye no solo al fortalecimiento de las nuevas generaciones de profesionales, sino que también es una devolución a la sociedad de lo que esta invirtió en una universidad pública. Las personas becarias son representantes de una gran diversidad de áreas del conocimiento”, recalcó Senior.
La vinculación de la UCR con instituciones académicas extranjeras se asienta principalmente en América, Europa y Asia. Además, con el continente africano persisten algunos enlaces y actividades de índole investigativa. Recientemente, han prevalecido programas interdisciplinarios para las maestrías y doctorados, como parte de una apuesta a la formación integral.
“La Oaice es una oficina coadyuvante que tiene apertura a las propuestas de las unidades académicas. Estamos en un proceso de definición para el desarrollo de becas específicas con el fin de atender ciertas áreas del saber que necesiten un cambio generacional y que sean de interés académico y para el país”, comentó Senior.
Huberth Vargas Picado, de 39 años, docente e investigador de la Escuela de Geografía (EG), es uno de los becarios del programa de movilidad académica que realizó sus estudios de maestría y doctorado en la Universidad de París VII Denis Diderot, en Francia. Previamente, se desempeñaba en el Centro de Investigaciones Históricas de América Central (Cihac) y en la EG.
Vargas participó en el proceso de selección para la beca llevado a cabo en la Escuela de Geografía, el cual tenía como objetivo renovar, según las áreas temáticas, al cuerpo docente. Parte del interés se enfocaba, mencionó, en especializar a una persona en un área cultural y en geografía económica, rural y urbana.
Tras varias entrevistas, fue seleccionado para especializarse en América Central y en geografía económica y rural. Expresó que, afortunadamente, unos años atrás había visitado Europa, lo cual le facilitó el acoplamiento y su llegada a Francia. Él era el único centroamericano en su campo de estudio.
“Yo llegué un miércoles y las clases habían comenzado una semana antes, tenía que ponerme al día. Por dicha, conocí colegas latinos y los franceses que estudiaban conmigo tenían una afinidad hacia América Latina. Entonces pude encajar bien al ser la voz de experiencia centroamericana para jóvenes de todo el mundo que tenían la necesidad de aprender”, comentó Vargas Picado.
Para este geógrafo, la experiencia académica en Francia comparada con la de Costa Rica es bastante positiva. “El volumen de trabajos e investigadores que están allá es más activo, cuentan con más recursos y actividades. Se abre un mundo de posibilidades cuando se sale de la lengua materna. Fue enriquecedor conocer cómo se hacían otros procesos y adentrarme en la literatura francesa”, aseguró.
De acuerdo con Vargas Picado, esta experiencia permite posicionar a la Escuela de Geografía y a la UCR a nivel internacional, así como seguir en contacto con otras personas y desarrollar luego trabajos en conjunto que involucren a estudiantes.
Entre sus expectativas al regresar, destaca la renovación en su manera de impartir cursos y los temas. Sobre todo, lograr un balance teórico y práctico, así como posicionar a la EG en temáticas del desarrollo rural y a futuro desarrollar un pequeño polo de desarrollo en cuestiones agroalimentarias y territoriales.
“Es importante que no seamos localistas. Necesitamos nuevos retos, expandir el conocimiento, y una buena oportunidad es internacionalizar estas experiencias para docentes y estudiantes, así como romper el conformismo en estos”, señaló.
Sobre esta línea, la directora de la Oaice resaltó que hay una retribución doble de los profesionales que regresan al país, pues, por un lado, constituyen un recurso humano formado en el exterior y, por el otro, su esfuerzo tiene un efecto dominó en las nuevas generaciones, al transmitirles nuevo conocimiento e innovación.
María Gabriela Morales Scholz, de 36 años, es otra exbecaria que se desempeña como docente e investigadora en la Escuela de Educación Física y Deportes de la UCR. Ella efectuó un doctorado en Fisiología del Ejercicio en la Universidad Deakin, en Australia.
Su tesis se basó en determinar cómo la autofagia (proceso de regeneración de todas las células del cuerpo) influye en el músculo cuando el cuerpo humano se ve expuesto a injurias, como la obesidad, la resistencia a la insulina o los programas de entrenamiento aeróbico.
Según relató Morales, la experiencia fue muy enriquecedora en lo académico y en lo personal. Su unidad académica tenía mucho contacto con la Escuela de Medicina de la universidad donde cursaba sus estudios en el exterior. Esto le permitió tener acceso a laboratorios que le facilitaron el proceso de investigación.
“El laboratorio estaba apenas creciendo, lo vi formándose poco a poco, no solo en cuanto a equipos, sino también en colaboraciones. Yo era la única estudiante extranjera cuando llegué a la Escuela de Educación Física de allá. Si lo comparo con Costa Rica, en equipamiento no tenemos nada que envidiarle, pero la sede en Australia se equipó muy rápido”, aseguró la docente e investigadora.
No obstante, Morales Scholz mencionó que lo único que haría falta para realizar una comparación académica equitativa sería darle más énfasis a la investigación, no solo en términos económicos, sino también en tiempo. “Yo entré de nuevo a la UCR con medio tiempo de investigación y medio tiempo en docencia, pero sé que varios de mis colegas no tuvieron ese privilegio al regresar”, explicó.
La UCR ha hecho un esfuerzo por brindar mayores oportunidades de tiempos para la investigación a los recién llegados, pero la crisis actual dificulta la posibilidad de que esa investigación se haga con carga académica. “Hay investigadores dentro de las unidades académicas que hacen investigación sin carga académica y eso no digo que esté bien, es un proceso que debe mejorarse y revisarse dentro de cada unidad”, añadió Senior.
Morales agregó que no fue fácil empacar su vida en dos maletas e irse. “Con el tiempo, uno se da cuenta de que dejó atrás temporalmente la red de soporte emocional, la cultura y hasta el idioma. Estando allá fallecieron amistades, familiares y yo sin posibilidad de respuesta inmediata, pero es posible conformar nuevas redes de apoyo”, manifestó.
La directora de la Oaice recalcó el desafío de que, al término de sus estudios, los profesionales regresen y aporten a nuestra sociedad con la generación de nuevo conocimiento, investigaciones, calidad y vínculos. “Toda esa posibilidad es fundamental sobre todo para la proyección de la UCR, aunque también para la formación y el desarrollo de futuros profesionales”, concluyó.
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