Ana Catalina Chaves Arias, presidenta de la FEUCR. Karla Richmond

Muy buenos días M.Sc. Patricia Quesada Villalobos, Directora del Consejo Universitario, Dr. Gustavo Guitérez Espeleta, rector de la Universidad de Costa Rica, Dra. María José Cascante Matamoros, Vicerrectora de Vida Estudiantil, compañeras y compañeros estudiantes, personas que nos acompañan presencialmente esta mañana y también a quienes siguen la transmisión en las plataformas digitales; muy buenos días para cada una y uno de ustedes.

El día de hoy, más de 45 mil estudiantes de todo el país con legítimas aspiraciones de equidad y bienestar, iniciamos un nuevo ciclo lectivo en la Universidad de Costa Rica. Una vez más, esta casa de enseñanza abraza nuestras distintas sensibilidades, habilidades y conocimientos para que continuemos con nuestra formación profesional y humanista, y en conjunto, construyamos realidades más justas en las que se garantice el pleno ejercicio de los derechos humanos para todas las personas, sin distinción alguna.

Todo esto se enmarca en un contexto de profunda desigualdad, que si bien se ha acentuado por la pandemia a raíz del SARS-COV-2, tiene su origen en la suma de decisiones intencionadas de gobernantes que favorecen a las clases poderosas en detrimento de las grandes mayorías; estas decisiones han generado la concentración de la riqueza en pocas manos, mientras se multiplican las condiciones precarias de vida en gran parte de la población.

Frente a ellos, la Universidad de Costa Rica se constituye como una institución que abre y construye camino en medio de la desesperanza. A través de sus 13 Sedes y Recintos y su robusto sistema de becas, hace posible la formación deprofesionales con sensibilidad social y capacidad crítica, al mismo tiempo que brinda herramientas para fortalecer los liderazgos jóvenes, feministas, empáticos y disruptivos. También, impulsa que nosotras y nosotros como estudiantes, cuestionemos las estructuras de poder y dominación que por siglos han reproducido y normalizado múltiples manifestaciones de violencia para finalmente, transformarlas.

En nuestro país la UCR en conjunto con las otras Universidades Públicas, la Caja Costarricense del Seguro Social, el Instituto Costarricense de Electricidad, entre otras instituciones, forma parte de todo un entramado público que ha hecho posible la distribución de la riqueza, la movilidad social ascendente y el acceso a mejores condiciones de vida; es decir, la institucionalidad pública a través de su alta calidad en la prestación de servicios de salud, educación, telecomunicaciones, electricidad, agua, etc., hacen posible la transformación de las realidades desiguales e injustas que vive una gran parte de la población. Sin embargo, estas instituciones representan una amenaza para los intereses económicos y políticos de las élites, y por ello, son constantemente atacadas.

Estos intereses individualistas y nada solidarios, intentan desmantelar no solo a la Educación Superior Pública, sino a todo el Estado Social de Derecho, y con él, cada una de las instituciones que hacen posible el acceso a condiciones de vida digna. En el caso de la Educación Superior Pública, los recortes que el gobierno hace al Fondo Especial de la Educación Superior, presupuesto con el cual este debe financiar las 5 universidades estatales, impiden que se fortalezcan los vínculos entre las Universidades y las comunidades, que se amplíen los cupos y la cantidad de estudiantes admitidos, y se solidifique aún más, el sistema de becas. Además, en este momento continúa en discusión y votación el nefasto y peligroso proyecto de Ley Marco de Empleo Público en la Asamblea Legislativa; un proyecto impulsado por el Poder Ejecutivo que violenta los principios constitucionales otorgados a las instituciones públicas y que resultaría devastador para la sociedad costarricense.

En este contexto, iniciamos un nuevo ciclo lectivo en el cual nuestro compromiso más allá de velar por un buen desempeño académico, debe ser con el futuro de nuestro país y el de las próximas generaciones. Como Movimiento Estudiantil, es nuestro deber incidir y participar en los procesos históricos que se están gestando, re-iventar nuestras formas de organización, luchar para que la dignidad se haga costumbre y para que el acceso a la educación superior pública de calidad sea un derecho y no un privilegio.

¡Ser estudiantes de la Universidad de Costa Rica es un honor y una enorme responsabilidad! Que cada uno de nuestros días en esta casa de enseñanza permitan ampliar derechos, abrir paso a nuevos sueños colectivos, y que confirmen nuestra condición de seres con critidicad y con la capacidad de construir un destino común que permita el respeto, el aprecio y la dignificación de todas las diversidades.