La novela corta El principito, publicada en 1943 por Antoine de Saint-Exupéry, destaca entre los textos más apreciados a nivel mundial. Se ha traducido a más de doscientos cincuenta idiomas y sus traducciones alcanzan hasta el braille (Shattuck, 2005). La breve narración ilustrada describe el encuentro de un piloto varado en el desierto del Sahara con un niño que viene de otro planeta. A medida que el adulto habla con el pequeño del espacio exterior, aprende valiosas lecciones sobre el mundo y sobre sí mismo.
Por otra parte, una obra cinematográfica japonesa de 1988, Mi vecino Totoro, disfruta de una marcada aceptación en Asia. En la actualidad, continúa ganando los corazones de las audiencias —sin importar su edad— en el continente asiático y más recientemente en el hemisferio occidental, donde la revista inglesa Time Out la eligió como la mejor película animada de la historia (Letelier, 2009). La película animada, escrita y dirigida por Hayao Miyazaki, narra las aventuras de dos niñas con Totoro, un enorme ser mágico del bosque, junto con otras criaturas tan fantásticas como él.
La obra de De Saint-Exupéry y la de Miyazaki atraen el interés de las audiencias más jóvenes por medio de su argumento original, personajes infantiles bien definidos y criaturas fantásticas. En El principito, aunque el narrador es un adulto, el personaje más importante es el pequeño niño que viajó desde su diminuto planeta para, después de visitar otros mundos, descender a la Tierra. Los animales y las plantas de la narración son capaces de hablar, aunque solo el pequeño puede comunicarse con ellos. De forma paralela, la película animada japonesa posee atributos igualmente imaginativos. En Mi vecino Totoro, dos niñas (Satsuki y su hermana menor, Mei) se mudan con su padre a una vieja casa en el campo. Pronto descubren que su nuevo hogar y el bosque alrededor albergan criaturas fantásticas, ocultas a los adultos. Son estos seres quienes brindan ayuda a las niñas cuando ellas más la necesitan.
A pesar de la distancia temporal, geográfica e incluso cultural entre El principito y Mi vecino Totoro, ambas obras presentan similitudes que explican su éxito con el público infantil. Al mismo tiempo, evidencian una profundidad en su contenido cuyo disfrute se incrementa a medida que pasan los años.
No son pocos quienes encuentran en El principito más que una obra infantil. Algunas personas incluso sostienen que, debido al contexto en el que nació y a su contenido, la famosa novela corta debería considerarse literatura para adultos. Un ejemplo es Ignaci Vidal, el autor y director de Antoine, un musical sobre la vida de De Saint-Exupéry:
Leí el libro con doce o trece años, y como la mayoría de gente a esa edad no entendí nada. Lo leí pensando erróneamente que era un libro infantil. Documentándome y leyendo el resto de obra de Antoine para preparar el musical, me di cuenta que El Principito es una autobiografía poética del autor. No es un cuento infantil, sino las memorias de una época, de un mundo convulso, de una forma de ver la vida”. (Citado en Niebla, 2021)
El principito manifiesta su desacuerdo con la sociedad adulta por medio de los múltiples personajes que el pequeño príncipe conoce en su viaje hacia el planeta Tierra. Todos ellos simbolizan sectores sociales adultos con sus propias creencias, valores y comportamientos. Por ejemplo, el rey representa el poder absoluto, aunado a la responsabilidad del cargo. Por su parte, el farolero y el hombre de negocios viven para trabajos que han perdido su razón de ser. Otros personajes, como el bebedor, se encuentran en un triste círculo vicioso: este hombre enfermo y deprimido consume alcohol para olvidar su vergüenza por ser un alcohólico. En suma, los personajes adultos de cada planeta se presentan egoístas, aislados de los demás, o enfrascados en labores poco productivas que, aunque constituyen razones de orgullo para muchos de ellos, en realidad carecen de sentido.
El principito se aleja también de una visión infantil de la vida al presentar abiertamente el peligro latente en el diario vivir. La novela corta introduce este riesgo inminente con la boa que se come a una fiera, para más adelante ampliarlo de modo hiperbólico cuando la serpiente es capaz de tragarse un elefante entero. Asimismo, el narrador de la historia realiza alusiones constantes al peligro de muerte cercano: “Estaba muy ocupado tratando de arreglar el motor ya que el desperfecto parecía muy grave. Además, el agua se agotaba y todo esto me hacía temer lo peor” (De Saint-Exupéry, 2021, p. 28). Debido a su visión crítica de la sociedad adulta y a su aceptación del peligro de muerte en el diario vivir, muchas personas prefieren clasificar a El principito como una narración para adultos en lugar de una infantil.
La película Mi vecino Totoro tampoco se encuentra asociada al público infantil de modo exclusivo. Debe recordarse que en Japón, su país de origen, la animación como género artístico no se dirige solo a las audiencias más jóvenes sino a todas las edades. Aún así, este filme animado no presenta una crítica al mundo adulto tan marcada como la de El principito. A lo sumo, muestra la adultez como un impedimento para ver las criaturas mágicas, pues, como lo indica la letra de la canción final, esta habilidad es exclusiva de la infancia (Miyazaki, 1988). A diferencia de la novela occidental, la película japonesa presenta a los adultos amables y protectores. La anciana, a quien llaman “Abuela”, constituye uno de los ejemplos más evidentes, pues aconseja a las niñas, las cuida y les provee comida saludable (Miyazaki, 1988).
El filme de Miyazaki, no obstante, sí comparte el sentido de peligro latente de la novela corta de De Saint-Exupéry. Al principio de la película, Mei y Satsuki sienten miedo de su casa embrujada y la fuerza del viento en el exterior las asusta. La hermana mayor reacciona con espanto cuando el Gatobús le dirige su mirada por primera vez. Junto con lo anterior, el peligro de morir también se encuentra latente en el filme animado. Para las dos niñas, la muerte de su madre hospitalizada es una posibilidad aterradora.
Mei, más impulsiva por su corta edad, decide ir sola al centro médico y se pierde en el bosque. De nuevo, la muerte, como una sombra indeseable, se presenta: los aldeanos buscan a la niña y, al encontrar una diminuta sandalia en un lago, temen lo peor. ¿Cayó la pequeña Mei al agua y se ahogó? La tensión en la película se vuelve casi insoportable y solo cede cuando Satsuki revisa el calzado y confirma que no pertenece a su hermanita. Sin embargo, la desesperación de Satsuki por encontrar a Mei, lejos de disiparse, contrasta con el entorno de paisajes hermosos bajo un cielo cautivador por donde la niña corre, abrumada y sin aliento.
El mundo, con toda su belleza, alberga peligros terribles que las niñas han comprendido bien. Incluso la madre de las protagonistas intuye el impacto de la experiencia en ellas al final de la película: “No me sorprendería que hayan sufrido más de lo que creemos. En especial Satsuki, porque es muy inteligente y sensible” (Miyazaki, 1988). Al igual que El principito, la película japonesa no oculta a la niñez los peligros de la vida y presenta su crudeza de manera realista.
Tanto la novela corta de De Saint-Exupéry como el filme de Miyazaki, desde la óptica adulta, presentan los peligros de la existencia con mucha seriedad. ¿Quiere decir que, para el público adulto, ambas obras no ofrecen más que el lado áspero de vivir? En realidad, El principito y Mi vecino Totoro permiten a las personas mayores reencontrarse con la magia de la existencia que se pierde entre los pasajes de la vida adulta.
La narración sobre el pequeño príncipe del asteroide y la película animada sobre la criatura del gran alcanfor, cada una por su parte, le recuerdan a las personas mayores de edad la belleza de lo natural. El pequeño príncipe con su gusto por las puestas de sol, al igual que la forma simple con la que las niñas japonesas disfrutan de un estanque o de una caminata por el bosque bastan para que las audiencias adultas no olviden la hermosura de la naturaleza. El mundo adulto puede ser duro, pero no está exento de maravillas reales para alegrarse y sobrellevar los momentos difíciles.
Además de lo bello en la naturaleza, ambas obras le muestran al público de más edad la alegría de vivir implícita en lo cotidiano. Por ejemplo, el principito le regala su risa al piloto varado y aprende la importancia de la constancia y la paciencia en las acciones rutinarias para domesticar al zorro. Igualmente, Mei le enseña a su hermana mayor la felicidad de asistir a la escuela y ambas aprenden a cumplir sus tareas diarias con buen ánimo. Incluso el padre de ellas disfruta de cada momento, sea de ocio o de trabajo.
Ambas obras, además, instan a los adultos a cambiar su visión. El principito le demuestra al narrador que existen personas con suficiente imaginación para ver el elefante dentro de la boa o para aceptar satisfechas el dibujo de una caja en la que supuestamente hay algo adentro. El encuentro con el pequeño visitante del espacio también reaviva en el narrador el deseo por dibujar, abandonado como producto de sus frustraciones pasadas.
En Mi vecino Totoro, el padre de las niñas les asegura que vivir en una casa embrujada fue “el sueño de toda su vida” y les enseña a reír para ahuyentar sus temores (Miyazaki, 1988). El tenue sonido de la ocarina de Totoro y el árbol mágico le brindan sombra y tranquilidad al hombre mientras trabaja en la noche. Incluso cuando la madre enferma asegura haber visto a las niñas en lo alto de un árbol cercano al hospital, él no cuestiona a la mujer y apoya su idea al mostrarle la mazorca. Asimismo, El principito motiva a los mayores a mirar una realidad tan dura como la muerte desde otra perspectiva:
—¿Comprendes? Es inmensamente lejos y no me es posible llevar este cuerpo que pesa demasiado.
Seguí callado.
—Solo será como una vieja corteza que se abandona y, por las cortezas, no se siente pena… (De Saint-Exupéry, 2021, p. 106)
El Principito y Mi vecino Totoro constituyen dos obras que, cada una a su manera, le recuerdan a los adultos la existencia de la magia en lo simple, la belleza de lo natural para alegrar el corazón y la efectividad de un poco de imaginación para cambiar por completo la perspectiva de la vida.
"El mundo adulto puede ser duro, pero no está exento de maravillas reales para alegrarse y sobrellevar los momentos difíciles... Ambas obras le muestran al público de más edad la alegría de vivir implícita en lo cotidiano". Roberto Saravia Vargas
El público infantil puede pasar buenos momentos en compañía del pequeño príncipe del espacio y del misterioso ser oculto bajo el gran árbol del bosque japonés. Pueden asombrarse y soñar con las cándidas ocurrencias de estos personajes fantásticos. Del mismo modo, los adultos pueden apreciar mucho más que críticas a su mundo en ambas obras. De hecho, la novela corta de De Saint-Exupéry y la película animada de Miyazaki poseen la virtud de ofrecer más cuando se revisitan, luego de algunos años. Una nueva lectura de la novela y una segunda vista de la película brindan a las audiencias de mayor edad un boleto sellado con nostalgia para viajar al asteroide B-612 o para abordar al fantástico Gatobús en una ruta de autodescubrimiento.
Las dos obras, con el paso del tiempo, instan al público adulto que las revisita a ser como el piloto en el Sahara o los padres de Mei y Satsuki. Los motiva a volverse adultos que, abiertos a la influencia mágica inesperada, puedan redescubrir su infancia y exclamar con alegría “¡Vimos a Totoro!” o a ser capaces de mirar al cordero en la caja y al elefante en la boa. Ambas poseen esa magia esencial y común. Tan esencial que, al igual que lo manifestó el sabio zorro en El principito, es invisible a los ojos… y común, tanto en el sentido de “cotidiana”, como con el significado de “compartida”.
Referencias bibliográficas
Letelier, J. (2009, Octubre 9). Eligen las mejores películas animadas de la historia. Latercera.com. Consultado el 13 de noviembre de 2021. https://web.archive.org/web/20140520221128/http://www.latercera.com/contenido/661_190587_9.shtml
Miyazaki, H. (Director). (1988). Mi vecino Totoro [Película]. Studio Ghibli. Versión en español latino.
Niebla, R. (2021, Enero 31). 'El Principito', el cuento para adultos con el que los niños miran estrellas y que sigue siendo un superventas. Eldiario.es. Consultado el 18 de noviembre de 2021. https://www.eldiario.es/cultura/libros/principito-cuento-adultos-ninos-miran-estrellas_1_7177615.html
Saint-Exupéry, A. d. (2021). El principito (Biblioteca Digital del ILSE, Trad.). Bibliotecadigital.ilce.edu.mx. (Obra original publicada en 1943). Consultado el 18 de noviembre de 2021. http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/ObrasClasicas/_docs/ElPrincipito.pdf
Shattuck, K. (2005, Abril 3). A Prince Eternal. The New York Times. Consultado el 15 de noviembre de 2021. https://www.nytimes.com/2005/04/03/arts/television/cover-story-a-prince-eternal.html
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