Ni heroica ni honorífica: el sinsentido y la degradación de la guerra

¿Cuántas horas? No sabemos. Para mí esta noche comenzó hace siglos. ¿Terminará? ¿Cuándo? No espero que termine nunca. Ya no tengo noción ni del tiempo que transcurre ni del que pasó. Aquí en la barricada, la vida pierde dos conjugaciones: el pasado y el futuro. A la una se la tragó la noche, el combate, el hedor y la sed. A la otra, la muerte.

El 21 de marzo de 1935, La hora reveló un secreto, por no decir un engaño. Meses atrás, ese periódico (dirigido por José Marín Cañas) había anunciado la publicación del diario de un soldado paraguayo que combatió en la guerra del Chaco, un conflicto bélico entre Paraguay y Bolivia (1932-1935).  

El supuesto relato del soldado (titulado El infierno verde) se publicó diariamente del 14 de enero al 20 de marzo de 1935, en un total de 56 entregas.

Ese documento tuvo una trayectoria muy particular. Un soldado paraguayo lo encuentra en las pertenencias de un compañero que murió de sed en la selva del Chaco. Ese primer soldado se lo vende al alemán Wilfred Wandred, quien, a su vez, se lo entrega a su amigo Herbert Herkens. Por su parte, Herkens le vende el diario a Berliner Illustrirte Zeitung, revista que lo edita en alemán. Sin embargo, la historia regresa a Latinoamérica y es publicada en exclusiva por La hora.

Por supuesto, todo fue un ardid. Si bien Paraguay y Bolivia estaban disputando —en una cruenta guerra— el territorio del Chaco Boreal, los textos publicados por La hora no eran de un soldado paraguayo muerto en batalla, ni fueron editados antes por una revista alemana. La historia fue escrita por el director del periódico. Como dijimos, el 21 de marzo de 1935, un día después de la última entrega, el periódico confesó: “‘El Infierno Verde’, diario de un soldado paraguayo cuya publicación terminó ayer... es obra de José Marín Cañas”. Podríamos imaginar que muchos lectores de la época pudieron sentirse decepcionados o, incluso, enojados. Tal vez otros ya lo sospechaban. Y quizá algunos lo tomaron con humor. Quién sabe.

Periódico La hora, 21 de marzo de 1935. Fuente: Sistema Nacional de Bibliotecas.

Un texto ¿"verdadero"? 

¿Por qué el director de un diario quiso tejer una historia ficticia alrededor de un texto ya ficticio? Podemos vislumbrar un par de razones. Primero, para un periódico, la novedad de publicar el diario de un soldado muerto despertaba la curiosidad y el deseo de los lectores por conocer de primera mano los hechos que pasaban en esa guerra. 

Segundo, el impacto de leer un relato escrito por un soldado (que tuvo un contacto directo con el conflicto) no es igual al efecto de leer algo que se sabe que es una novela. La hora vendió el texto como el “testimonio verdadero” de un soldado que vivió la guerra en carne propia. 

Aunado a eso, la publicación venía acompañada por fotografías que legitimaban lo narrado. Eran las pruebas fehacientes. Esas imágenes fueron capturadas por Willi Ruge, el fotógrafo enviado por la revista Berliner Illustrierte Zeitung al Gran Chaco para cubrir la guerra. ¿José Marín Cañas le habrá pedido permiso al fotógrafo (o a la revista) antes de reproducir las imágenes en su periódico?  

Soldado de la guerra del Chaco, armado con fusil y machete. 
Esta fotografía de Willi Ruge se publicó en 1934 en la revista alemana Berliner Illustrirte Zeitung. La imagen fue recortada de la revista y se reprodujo en La hora, en enero de 1935. 
En el periódico costarricense, la foto se utilizó para acompañar el texto que anunciaba la publicación del supuesto diario (véase la siguiente fotografía). Imagen tomada de www.abc.com.py/.

Anuncio de El infierno verde en La hora. En este se lee: “Diario de un soldado paraguayo en la guerra del Chaco... Esté atento. No deje de leerlo”.

Debemos mencionar que Marín Cañas no se tomó ese ardid a la ligera. Como buen periodista y escritor, investigó sobre la geografía y fauna del Chaco, la vida en la ciudad de Asunción, los movimientos de los soldados, las novedades en el frente de batalla... en fin, construyó bien sus historias.  

Novela antibélica

El infierno verde ha sido destacada por la crítica literaria como una novela antibélica. No es para menos. El texto denuncia la sordidez y la destrucción de la guerra, la anulación de la esperanza, el horror y el sufrimiento. Igualmente, visibiliza la degradación del ser humano en todos los aspectos: física (muerte, mutilaciones, cuerpos despedazados), civil (fosas comunes con cadáveres anónimos), psíquica (locura y enajenación) y humana (violencia y asesinatos).   

La novela de Marín Cañas cuestiona los valores nacionalistas que romantizan las guerras e invitan a morir por la patria. Si al inicio los personajes buscaban la gloria de convertirse en héroes, rápido descubren que en la guerra no hay gloria ni tampoco honor. Esa pesadumbre la encontramos muchas veces en boca del protagonista: "Camino horrorizado, convulso. No soy yo. He ido perdiendo la noción de mí mismo" (p. 59), "No siento ya la vida. Camino como un autómata. Salto por instinto y avanzo sin saber hacia dónde, por dónde, desde dónde" (p. 59), "La muerte nos escolta. La muerte, con mil formas grotescas; una muerte indigna, sucia, grotesca" (p. 60), "no he muerto, pero me siento hueco" (p. 160).

Esperamos que este breve comentario haya despertado la curiosidad de nuestros estimados lectores y lectoras. El infierno verde los espera en los estantes de la Biblioteca Virginia Zúñiga Tristán, en la Facultad de Letras, ya sea de forma presencial o por medio de la Red de Unidades de Información Especializadas (RUIE).

Ese mismo año (1935), luego de su distribución por entregas, la novela fue publicada por la Editorial Espasa-Calpe.