Rinden homenaje a funcionario que impulsó la regionalización de la Universidad de Costa Rica

El exfuncionario de la Universidad de Costa Rica, Luis Armando Ugalde Marín, tuvo un aporte muy importante en la promoción de la regionalización en igualdad de condiciones de la institución a lo largo de sus 60 años de servicio. Tras su fallecimiento el pasado 6 de setiembre la Rectoría y el Consejo Universitario le hicieron un homenaje de agradecimiento póstumo.  Laura Rodríguez Rodríguez

La Rectoría y el Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica acordaron hacer un homenaje póstumo al exfuncionario Luis Armando Ugalde Marín, quien falleció el 6 de setiembre, en el marco de la sesión del Consejo Universitario del pasado 23 de setiembre.

Dentro de los motivos para este homenaje están sus más de 60 años de trayectoria en la institución, donde fungió como el primer coordinador y director de la actual Sede de Occidente en San Ramón; igual que en el hoy conocido como Recinto de Grecia; todo eso de 1971 a 1979, y luego dirigió la Sede del Caribe entre 1986 y 1988. Además, coordinó el Área de Sedes Regionales entre 1986 y 1987.

Ugalde Marín fue profesor de diferentes cursos en la Universidad, y su especialidad fue la historia, ya que impartía Fundamentos Históricos y Filosóficos de la Educación, Historia del Arte, de las Instituciones, Económica, Medieval, entre otros. Pero por lo que más se le recuerda fue por su promoción para la expansión y el desarrollo de las diferentes regiones a través de la educación superior humanista, científica y universal, por lo que se interesó por promover un desarrollo equitativo tanto de la Sede Central como las sedes regionales.

Pero fuera de la Universidad, también dejó su huella. Fue el primer decano del Colegio Universitario de Alajuela (hoy parte de la Universidad Técnica Nacional), oficial mayor del Ministerio de Educación Pública y director ejecutivo del Centro de Formación de Formadores. 

Debido a sus aportes, fue distinguido como profesor emérito desde 2016, con lo cual podía regresar a la docencia del Alma Máter cada vez que deseaba. 

El homenaje consistió en una moción de agradecimiento público y un minuto de silencio durante esa sesión.