La Dra. Cindy Fernández García no se imaginó llegar a ocupar la silla de la dirección de la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR), en donde se ha desempeñado como profesora e investigadora en los últimos ocho años.
Esta bióloga marina, de 41 años de edad, ocupará este cargo durante el período 2021-2025.
Ella es la tercera mujer que asume como directora en 63 años de existencia de dicha unidad académica. Las dos directoras que le antecedieron fueron la Dra. Eugenia Flores Vindas (1978-1982) y la Dra. Virginia Solís Alvarado (2005-2008).
En su designación primó el apoyo obtenido de sus colegas y compañeras, quienes impulsaron que después de más de una década una bióloga condujera la citada Escuela.
“Creo que hay temas que no se han tocado en la Escuela y que ahora sí podemos abordar. Las chicas pueden tener la confianza de plantear todo el trasfondo que muchas veces hemos vivido las mujeres”, expresó Fernández.
La nueva directora de Biología es nombrada en un contexto favorable de representación femenina en puestos de decisión del Área de Ciencias Básicas de la UCR.
Recientemente fue nombrada una mujer en la dirección de la Escuela Centroamericana de Geología y en la decanatura de la Facultad de Ciencias también está al frente una académica. Esto implica que, por primera vez en mucho tiempo, haya paridad en la representación femenina en el Consejo Asesor de esa Facultad.
Asuntos como la discriminación por razones de género, el acoso sexual y el fortalecimiento de la participación de las mujeres en la ciencia serán de gran relevancia durante la gestión de Fernández, investigadora del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar).
Uno de los grandes retos para la Dra. Fernández es concretar la reestructuración del plan de estudios de la Escuela de Biología, en lo cual se viene trabajando desde el año pasado.
“Queremos que sean biólogos modernos”, dijo Fernández, en referencia a la necesidad de adaptar el perfil de estos profesionales a las demandas y cambios del mundo actual.
Pretenden que sean especialistas que no pierdan la formación teórica de base que la Escuela siempre les ha ofrecido, pero que a la vez adquieran ciertas destrezas y herramientas para que puedan llevar ese conocimiento a algún campo de aplicación y logren desenvolverse mejor en el mercado laboral.
Los cambios en la malla curricular incluyen tanto el bachillerato y la licenciatura, como las maestrías en el campo de la biología.
Al mismo tiempo, quieren fortalecer áreas como la genética humana, para que los biólogos y las biólogas se inserten en el área de la salud y puedan aportar en este ámbito, así como la interpretación ambiental, sobre la que ya existe una licenciatura.
La enseñanza virtual de la biología exige de la Escuela y de su personal docente una adaptación gradual a esta nueva realidad. Según expresó Fernández, ha habido un despertar en cuanto al uso de herramientas y la virtualidad ha facilitado el acceso a los mejores especialistas del mundo, un recurso que antes no se tenía.
También hay más desarrollo de recursos audiovisuales, lo cual mejora la didáctica y la pedagogía de las lecciones, y se han activado ciertas habilidades, tanto en los estudiantes como en los profesores.
Sin embargo, existen ciertos aprendizajes que no se pueden resolver en la virtualidad, tales como el trabajo de campo.
“Nuestro objeto de estudio son los seres vivos, entonces necesitamos como biólogos estar en contacto con esto. Un biólogo sin las giras de campo es sinónimo de que no existe”, puntualizó la directora.
Por eso la Escuela de Biología tendrá que diseñar un plan para lograr que los alumnos rezagados durante los años de pandemia logren hacer esas prácticas de campo en el futuro.
Con la virtualidad también es necesario replantearse la evaluación de los estudiantes, ya que esta no podrá continuar siendo memorística.
De acuerdo con Fernández, se requieren formas de evaluación más críticas y que apunten hacia la construcción de conocimiento. “Esto representa un reto para los profesores, ellos tienen que cambiar también”, aseveró.
En la actualidad, cerca del 97 % de los docentes de la Escuela de Biología tienen grado de doctorado. No obstante, esta unidad académica está en un proceso de cambios, ya que en los próximos cinco años se jubilará casi el 50 % de este personal y del resto, muchos se ellos han sido contratados en los últimos años.
“Este es un gran reto, porque estamos en este momento pensando cuál es el futuro de la Escuela de Biología”, enfatizó la directora.
En su criterio, la burocracia sigue siendo una gran piedra en el zapato en este desafío de transformar y modernizar a la unidad académica. Hace falta poner énfasis en los resultados de la evaluación del desempeño y no tanto en las horas laboradas. Asimismo, es necesario desentrabar la labor administrativa, pues en la actualidad consume mucho tiempo.
La Escuela de Biología sobresale en la UCR por la cantidad de publicaciones científicas que realiza, ya sea en los proyectos propios de esta unidad académica, como en sus centros de investigación.
Para Cindy Fernández, investigadora del Cimar, esta actividad no le es ajena y por tanto conoce muy bien de su importancia.
Ella continuará fortaleciendo y apoyando la investigación, en especial el Centro de Investigación en Biodiversidad y Ecología Tropical (Cibet), creado en febrero del 2020 y en el que ella también tiene a su cargo la subdirección.
“Nosotros tenemos profesionales en la mayoría de las áreas de conocimiento de la biodiversidad del país. Entonces nuestra idea es fortalecer al Cibet para constituirnos en un referente. La mayoría de los datos sobre biodiversidad terrestre y marina de Costa Rica se han generado en nuestra universidad”, indicó Fernández.
La comunicación de la ciencia es uno de los pilares fundamentales de su plan de trabajo y en el que la Escuela tiene mucho que decir a la sociedad.
En ese sentido, está pensando en involucrar más a la Escuela de Biología en la toma de decisiones basada en la ciencia, sobre temas como la biodiversidad, cambio climático, conservación, gestión y manejo de recursos naturales y educación ambiental.
“Para mí la comunicación de la ciencia es fundamental. Lo que hacemos tiene que insertarse en la toma de decisiones y le tiene que llegar a la gente. Debemos incidir más, el país debe tomar medidas en relación con estos temas”, concluyó la nueva directora.
-Es bióloga marina, especialista en macroalgas.
-Realizó el bachillerato y la maestría en Biología en la Universidad de Costa Rica, esta última con honores.
-Obtuvo el doctorado en Ciencias Marinas y Costeras, con énfasis en Biología Marina (graduación Cum laude), en la Universidad Autónoma de Baja California Sur, en México.
-Fue subdirectora del Cimar, de la UCR, de julio del 2018 a julio del 2020, en donde ha realizado la mayoría de sus investigaciones.
-Ha formado parte de nueve expediciones en barcos de investigación, en su mayoría a la Isla del Coco.
-Es autora principal o comparte la autoría en 35 publicaciones científicas.
-Es madre de dos hijos.
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